Chiche y Duhalde en problemas para heredar el legado de Perón
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Tropiezos varios acompañan o complican el traslado. Típicos del peronismo, claro. Por un lado, parece imposible convencer a la familia de Evita que habilite el pase a la provincia de los restos de la muerta en 1952, cuando «entró en la inmortalidad» según insistía siempre la radio del régimen, para que de muertos la pareja reviva esos momentos de esparcimiento en la quinta, heredada de otro militar travieso que la utilizaba como un higiénico recreativo para hombres, donde ella en ocasiones cocinaba y el general preparaba una mayonesa que según él era su especialidad inigualable. Nadie sabe aún la razón de la negativa familiar para impedir que, como Abelardo y Heloisa, descanse ella con su amor político, los dos juntos, un cadáver sin manos y el otro aún más degradado por el tiempo y ya sin materia carnal vulnerada por las experiencias de momificación ensayadas por el doctor Pedro Ara.
• Intentos de bloqueo
Se estima que no deben ser amparos electorales (aunque una sobrina nieta se postuló en la lista de Cristina y luego, por inhibiciones de presentación, debieron de borrarla), ya que también intereses de tipo partidario intentan bloquear que el próximo 17 Perón vaya a San Vicente. Parientes o no del general, dicen, se han colado en la Casa Rosada invocando causas para impedir que saquen al líder de la Chacarita. No hubo suficiente estímulo para que permitieran la habilitación o buscan esos incentivos en otros lugares para evitarlo. Si hasta se alude a Marta Holgado, aquella mujer que se atribuye ser hija del general -famosa por sus pasadas intervenciones televisivas hablando de «papá»- y a la que le han negado el ADN, como la principal opositora al viaje del general de un catafalco a otro. En el colmo de las fantasías hasta se comenta que han aparecido aventureros con la promesa de conseguir las amputadas y desaparecidas manos del general (robo en tiempos de Raúl Alfonsín) para volver más pintoresca la necrofilia peronista. Caer en esos cotilleos, siempre rodeados de dinero, es casi menos respetuoso que compartir la consigna espiritista de que Perón y Evita « viven».
Lo cierto es que, lejos de las influencias funestas del cajón de Iglesias, y a pesar de ciertas trabas propias o impuestas, Duhalde intentará rescatar con todas las honras ciertos símbolos físicos de Perón (e integrarlos junto al museo) para el 17 de octubre, hacerse cargo con su esposa del legado. Le encaja justo para las elecciones de unos pocos días después, cuando más que nunca reflotará el espíritu partidario impreso en boletas con el escudo y los grabados del general y de Evita. Ni él había pensado que ese acto podía ser contra Néstor Kirchner y primera dama, más bien en su inicio hasta lo sospechó al santacruceño como uno de sus queridos laderos, pero hoy el Presidente está enfrente y, casi con seguridad, propiciando que no se realice la ceremonia. Ni cuando trajeron los restos de Juan Manuel de Rozas hubo tantas diferencias políticas a la hora del desembarco.
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