30 de octubre 2020 - 00:00

Episcopado se despega de Grabois y condena la ocupación de tierras

Los obispos le reclamaron, además, al Estado que se haga responsable "de políticas proactivas en materia de acceso a la vivienda". Gobierno paga costo político interno por desalojos.

Mario Poli
Mario Poli

Jornada de desalojos en la provincia de Buenos Aires y en el campo de los Etchevehere en Entre Ríos. En ese contexto, la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) rechazó ayer las tomas de tierras al considerar que son “un delito”, y reclamó que el Estado esté “presente y se haga responsable de políticas proactivas en materia de acceso a la vivienda y al trabajo digno”. El Gobierno nacional repuso el Estado de Derecho y pagó costo político interno, en especial a partir de la represión encabezada por Sergio Berni en la localidad bonaerense de Guernica.

El Episcopado tomó distancia del dirigente social papal Juan Grabois, quien apoyaba la permanencia en la finca Casa Nueva de Entre Ríos de Dolores Etchevehere, enfrentada con su hermano Luis Miguel, extitular de la Sociedad Rural Argentina y exministro de Agricultura y Ganadería de Mauricio Macri. Conocido el pronunciamiento de la Justicia que ordenaba el desalojo, Grabois acató el fallo. Sin respaldo político del Gobierno nacional ni de la Iglesia, el titular de la Corriente de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) anunció que continuará con el reclamo en el Poder Judicial. Más temprano, a través de un comunicado, la Conferencia Episcopal había advertido: “En estas últimas décadas, las distintas ocupaciones de tierras evidenciaron la precaria situación de tantas familias, que han debido procurarse un lugar para vivir. En este sentido, como cristianos nos sentimos interpelados ante toda forma de exclusión que deja a hombres y mujeres sin un techo digno”.

“Ello no obstante, nada justifica la intrusión y la violencia a costa de la vida y los derechos de los demás. La Iglesia no avala las tomas. Son ocasión de violencia y agitación social, muchas veces incentivadas”, aseguró la entidad, que preside Oscar Ojea. Al respecto, señaló que “mucho menos es aceptable el oportunismo de quienes se aprovechan de la extrema necesidad de los más pobres para usarlos en función de sus propias ganancias y clientelismo político”.

“Asimismo, no podemos dejar de expresar también la preocupación por cualquier resolución de estos conflictos que naturalice la violencia y ponga en riesgo la vida de las personas”, indicaron las autoridades de la Conferencia Episcopal. Además, señalaron que “hoy más que nunca se hace necesario un Estado presente que se haga responsable de políticas proactivas en materia de acceso a la vivienda y al trabajo digno”.

“En el arte de la política, siempre necesario, los distintos niveles de gobierno, nacional, provincial y municipal, deben velar por la seguridad de todos los habitantes y trabajar con todas sus energías para desarmar las estrategias de aquellos que sacan ventaja de esta dolorosa situación”, agregó la Iglesia. El comunicado lleva la firma de Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la entidad; el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires; Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza; y monseñor Carlos H. Malfa, obispo de Chascomús.

El compañero de fórmula de Macri, Miguel Ángel Pichetto, había apuntado directamente al papa Francisco por no pronunciarse sobre las tomas de tierras e ironizó con que manda mensajes para “cualquier país africano”, pero no para la Argentina. “Cualquier país africano tiene un mensaje del Papa, nosotros no”, se quejó el rionegrino.

Pichetto afirmó, además, que “la Iglesia está en silencio, el Papa no dice nada de (Juan) Grabois, que es su principal discípulo, no lo convoca al orden, a la paz, no hay un mensaje para los argentinos para la paz”. “Hay que permitirle a Grabois que haga la revolución cubana”, aseguró con sarcasmo, y continuó: “Me entero de que está por hacer una universidad en la Ciudad de Buenos Aires. Supongo que enseñarán a tomar tierras...”.

En declaraciones radiales, indicó que “hay algunos que quieren instalar ese modelo cubano-chavista de que la propiedad privada es del que la toma, con reforma agraria, todas pavadas”.

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