«Vamos a ganar el ballottage.» Daniel Filmus despejó así ayer públicamente a las 21.45 las últimas dudas que quedaban en el salón principal del primer piso del Hotel Panamericano sobre si el ministro de Educación se presentaría o no a la segunda vuelta electoral contra Mauricio Macri. Lo dijo con seguridad y mirando a las 10 filas de asientos de funcionarios, políticos, familiares y adherentes cercanos al candidato y al gobierno que esperaban desde las 18 que Filmus subiera al escenario.
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El ministro siempre estuvo seguro de que participaría de la segunda vuelta, pero para poder anunciarlo abiertamente necesitaba un aval puntual: el del presidente Néstor Kirchner. El dato lo obtuvo cerca de las 20, cuando el jefe de Estado le dio telefónicamente un guiño incuestionable: por la noche llegaría al hotel Cristina Fernández de Kirchner y ambos, junto con el ahora bonaerense Daniel Scioli, saludarían desde el balcón. Sólo en ese momento Filmus encontró en su búnker del quinto piso del Panamericano la tranquilidad que necesitaba para luego hablarle al público y anunciar que iría al ballottage. Antes, les notificó la decisión a sus acompañantes. Su familia, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro del Interior, Aníbal Fernández; el de Trabajo, Carlos Tomada; el canciller, Jorge Taiana; el ex jefe de Gobierno y próximo legislador Aníbal Ibarra y el ministro de Salud y también próximo legislador porteño, Ginés González García. Luego, Filmus llamó al piso 16 a su compañero de fórmula, Carlos Heller, y le anunció las novedades convocándolo a bajar al quinto piso. Hasta ese momento, había en el hotel del centro porteño una rara mezcla de profunda alegría por haber vencido a Jorge Telerman y logrado el segundo puesto en la elección, y cierta inquietud más o menos visible por el alto porcentaje que obtuvo Mauricio Macri. La situación había generado alguna preocupación sobre la posibilidad de que no hubiese ballottage y que Filmus no se presentara a la segunda vuelta electoral. Se daba entonces una rara paradoja. En cada círculo de funcionarios y colaboradores que poblaban el salón se mezclaban estas frases: «Un 45% de los votos es difícil de recortar. Pero no imposible. Hay que presentarse. No podemos hacer la de Menem. Pero cómo hacemos después si perdemos por 10 puntos. Kirchner no lo aceptaría. Igual hay que presentarse».
La pregunta que aparecía entonces, luego de la confirmación del apoyo presidencial para que haya segunda vuelta, era la siguiente: ¿cómo se encarará el ballottage? La respuesta apareció en el quinto piso, donde estaba uno de los principales colaboradores de Kirchner y uno de los mayores impulsores del ministro de Educación. «El 50% del tiempo nos concentraremos en la figura y la propuesta de Filmus, porque sabemos que tenemos el mejor candidato. El otro 50% del tiempo lo usaremos para atender a Macri y a todos sus colaboradores.» Se confirmaba así algo que se caía de maduro para esa hora de la noche del Panamericano y que todos los concurrentes reclamaban: una campaña dura y directa en contra del vencedor de la primera vuelta, con especial predilección con su relación con los 90 y su pasado como empresario vinculado a licitaciones públicas y manejos privados poco claros. Pero, según las fuentes del Panamericano, los dardos no sólo estarán dirigidos hacia Macri, sino que, además, se prepararían carpetas para varios colaboradores porteños y de otras extracciones que apoyan al diputado. Habría embestidas contra Juan Carlos Blumberg, Ramón Puerta, Horacio Rodríguez Larreta y Ricardo López Murphy, entre otros.
El mensaje que eligió Filmus para presentarse en el Panamericano adelantó cómo desde las huestes oficiales se piensa encarar la campaña para esta segunda vuelta. Después de agradecer a los votantes y militantes, el ministro de Educación llamó a elegir en contra «de la propuesta de los 90» y describió a su fórmula como «lo mejor para la Ciudad».
Se abrazó con Heller, González García e Ibarra y, con el dato de la inminente llegada de Cristina Fernández, esperó en un salón del segundo piso. Con la primera dama, y con el también recién llegado Daniel Scioli, Ibarra y Heller, salió finalmente cerca de las 22 al balcón del Panamericano para la imagen oficial de la noche.
Interpretación
Curiosa y personal fue la interpretación sobre la situación que describió Aníbal Ibarra, uno de los más contentos y exaltados de la noche, cuando los resultados de la elección eran oficiales. «¿Qué te pareció ganarle a Telerman?», preguntó alguien. «¡Un orgasmo!», contestó el ex jefe de Gobierno porteño. En realidad, la palabra usada fue otra, más dura, pero con el mismo sentido. Menos suerte tuvo la ministra de Economía, Felisa Miceli, quien sonriente quiso enfrentar a las cámaras de televisión para dar su opinión ante la buena elección de su colega Filmus. Sin embargo, una pregunta la descolocó. «¿Por qué rompió la veda?», dijo un cronista. «No quiero hablar, no voy a hablar», se ofuscó.
Mientras tanto, y después del mensaje de Filmus y de la seguridad de que habrá segunda vuelta, por el salón del primer piso continuaban saludándose muchos de los funcionarios y colaboradores varios que estuvieron en el hotel casi toda la tarde y hasta bien entrada la noche. Entre otros, estuvieron presentes el gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, los funcionarios nacionales Miguel Peirano, Roberto Feletti, Miguel Pesce, Eduardo Hecker, y Eduardo Sigal; el encuestador oficial Ricardo Ruvier.
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