Inseguridad: insisten en la doctrina abolicionista
La revista «Actitud» es un emprendimiento político-periodístico del oficialismo que se soltó las trenzas. Se dedica a exponer las posiciones del gobierno en todos los terrenos y exhibe como acápite una leyenda de la cual se avergonzaría cualquier medio: «Una revista que no es independiente». En medios políticos se la vincula al sector del kirchnerismo santacruceño, específicamente al empresario Rudy Ulloa Igor, ex chofer de Néstor Kirchner cuando ejercía la profesión de abogado y que hoy administramedios en Santa Cruz. En su última entregadedicó un largo reportaje al secretario de Política Criminal, Alejandro Slokar, quien en el Ministerio de Justicia representa la doctrina penal del juez de la Corte Raúl Zaffaroni. Conviene retener algunos conceptos de este abogado porque resume la doctrina oficial del gobierno, que explica la ola de delincuencia como una fatalidad que tiene sólo por razones sociales y que descree de que las leyes y el sistema penal puedan hacer algo por enfrentarla.
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A.S.: La seguridad, además de ser un gran negocio, parece la utilización de un pretexto político por parte de sectores conservadores. O, si quiere más claro: cierta derecha amparada en segmentos autoritarios utiliza el argumentode la seguridad como pretexto ya que no tiene otro para oponerse a un sistema político, económico y social que está funcionando lo suficientemente bien para aquellos que apocalípticamente trazaron el peor panorama a dos meses de gestión.
P.: Algunos grupos de víctimas, con Blumberg como figura emblemática, insisten en reclamar mayor endurecimiento de penas y también la rebaja de la imputabilidad con la reforma de leyes.
A.S.: Toda víctima, a partir del dolor y la injusticia que le genera el delito, recibe el mayor respeto y consideración de parte del gobierno. Lamentablemente, muchas veces son instrumentadas por actores que además de nuclearse con la tradición más reaccionaria de la política argentina, siquiera conocen de lo que están hablando. Hay que reafirmar la búsqueda de soluciones que no sean soluciones penales. Ello importa un salto cualitativo intelectual y político respecto de un modelo mera y particularmente represivo.
A modo de ejemplo, el desaguisado que generaron en el Código Penal con las últimas reformas, frente a lo que se tuvieron que crear las condiciones para encarar el debate de una profunda renovación de la legislación, pero desde el convencimiento de que la seguridad con la ley penal tiene muy poco o nada que ver. Mientras tanto, en estos días se insiste con el mito de la imputabilidad. Se trata de un planteo que tiende a naturalizar la exclusión, modelándose a los «menores» como una amenaza sobre la que hay que descargar la ley penal y la mano dura, cuando es al revés: no son peligrosos, están en peligro, por la intemperie no sólo física sino también jurídica. Por ello es indispensable no caer en voluntarismos dogmatistas y reconocer que una ley es apenas una hoja de papel.
P.: Es evidente la existencia de desequilibrios y desigualdad en la sociedad, lo que tiene su correlato en el sistema de Justicia penal.
A.S.: Los más débiles son los que sin padrinos ni protectores pagan la incerteza del derecho, la arbitrariedad de las penas, la crueldad de las cárceles.
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