Felipe Solá fue protagonista de la sesión de viernes y sábado pasado en Diputados donde se votó la ratificación de la Resolución 125, pero no sólo por haber presentado un proyecto propio que consiguió más de 30 adhesiones. Dos de los cruces más fuertes que vieron en el recinto fueron protagonizados por ex gobernadores. Aunque Agustín Rossi lo intentó durante toda la sesión, el kirchnerismo no tuvo forma de convencer a Solá de apoyar el proyecto oficial. Por eso el bonaerense tuvo que soportar insultos durante casi todo su discurso por parte de Carlos Kunkel, con banca justo detrás de Solá. Muchos de sus compañeros escucharon cómo el hiperkirchnerista repetía «traidor hijo de puta» ante cada frase del ex gobernador, lo que motivó después una pelea con Agustín Rossi.
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Pero no fue el único cruce. La actual pareja de Solá, María Elena Chávez, ingresó al palco bandeja derecho, acompañada de tres militantes. No bien estuvo allí, se le hizo saber que ese lugar era sólo para los colaboradores del bloque oficialista y los enlaces de la Jefatura de Gabinete. Dicen algunos de los presentes que los acompañantes de Chávez no tuvieron palabras cálidas para los empleados allí sentados, por lo que llegó la seguridad del Congreso y los obligó a trasladarse a un palco en el primer piso. Pocos minutos después, Solá pidió explicaciones a los empleados de la Jefatura de Gabinete por el desalojo y no sólo con palabras.
Los discursos que se escucharon en el recinto estuvieron, según fuera opositor u oficialista, tapados por un griterío que llegaba desde los palcos. La oposición nunca intentó pedir que se desalojaran de militantes kirchneristas que habían copado la reunión e intimidaban a los diputados al punto de que casi todos debieron en algún momento detener su discurso. No les faltó estructura: más temprano se vio abrir el vallado de seguridad del Congreso para que ingresaran tres micros con esos «invitados» especiales.
Fue inusitada la cantidad de diputados que participó de la sesión del sábado pasado. Al momento de votar, 253 legisladores estaban sentados en sus bancas, un número más que peligroso para el oficialismo. La ratificación de la Resolución 125 contó con 129 votos, necesarios para aprobarla pero escasos en este nuevo contexto de sublevaciones contra los Kirchner.
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