Intimidad no contada de los peronistas en Lanús
El viernes, la línea Duhalde, dentro del Partido Justicialista, realizó en dependencias del club Lanús una continuación del congreso justicialista que había iniciado en noviembre. En el primero se votó hacer una interna partidaria el 23 de febrero y pasó a cuarto intermedio. El viernes, se reabrió y anuló esa convocatoria adoptando 5 resoluciones: 1) no habrá interna del PJ para elegir fórmula presidencial, «por única vez»; 2) se autoriza a los afiliados Carlos Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá a concurrir a la elección presidencial del 27 de abril próximo con sublemas del propio Partido Justicialista, algo que no permite el actual Código Nacional Electoral; 3) modificar esa actual Ley del Código Electoral para permitir sublemas, algo que requiere el mayor esfuerzo legislativo porque demanda mayoría calificada, o sea, la mitad más uno de los miembros de cada Cámara. En consecuencia, 129 diputados -sobre un total de 257- y 37 senadores; 4) si la Justicia impide eliminar las internas por el congreso del partido y si no se alcanzan los votos para cambiar la ley del código vigente, o si logrado esto, fuera declarado anticonstitucional, se crea un consejo de notables del partido de 37 miembros que designará fórmula única entre las que encabecen Menem, Kirchner y Rodríguez Saá; 5) se pasó de nuevo a cuarto intermedio, o sea, que podrá volver a reunirse el congreso y aprobar la fórmula que le propongan los notables del partido. Doscientos cuarenta y cuatro congresales bonaerenses más los de Entre Ríos de Jorge Busti, los de Formosa que responden a Gildo Insfrán y los de Jujuy de Eduardo Fellner bastaban para dar el quórum en cuarto intermedio (525 congresales). Cuando se logró, se sumaron los de Carlos Menem para hacer oír su voz pero sin posibilidad numérica de evitar aprobar los 5 puntos base del proyecto duhaldista. No aprobaron los de Reutemann -su posición es hacer internas partidarias, como Carlos Menem-; los de Córdoba, que se abstuvieron aunque su líder De la Sota dijo que «sólo con votos se debe mandar a alguien (Menem) a la casa»; los de Salta de Juan Carlos Romero; los de Misiones de Ramón Puerta, que proponen una variante tipo Conte Grand a sancionarse por ley: pueden ir varios candidatos de un partido pero a un ballottage pasa el mejor de cada partido (aunque el segundo más votado esté en el mismo partido que el primero).
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• A propósito de Duhalde, el Presidente siguió el congreso de Lanús en tiempo real, durante todo su desarrollo. El encargado de mantenerlo informado de cada resolución y cada discurso fue su secretario general, el oncólogo José Pampuro. Si bien Duhalde mandó desde Suiza llevar adelante las resoluciones adoptadas sin mayores miramientos, cuando terminó la asamblea conversó con los suyos sobre otra vía de acción: la necesidad de llegar a un mínimo acuerdo interno. «Hablen con los demás sectores a ver si podemos zafar de lo que digan los jueces» le ordenó al oncólogo.
• El que sí alzó la voz fue Lorenzo Pepe, el diputado que encabeza la corriente rosa del duhaldismo bonaerense (siempre será un misterio por qué los partidos o los sindicatos eligen determinados colores para sus listas). Pepe gritaba como un desaforado para despedir a los menemistas cuando decidieron abandonar el congreso: «Que se vayan, ¿qué tenemos que ver con Bush?». Miguel Angel Toma, a quien llaman «nacido el 4 de julio» por su inclinación pro norteamericana, se mostró muy contrariado con esa expresión. Tanto que hasta le llamó la atención. Toma, que había negociado con los menemistas porteños la posibilidad de que ese distrito se abstuviera de acompañar los designios de Duhalde, fue uno de los más enardecidos defensores de la postura oficialista en Lanús. Tanto que desató la indignación de Mariano Mera Figueroa, hijo de Julio, el fallecido ex ministro del Interior de Menem: «Traidor» lo llamó Mera en su discurso.
• El candidato del duhaldismo, Kirchner, siguió el congreso desde su oficina de la Casa de Santa Cruz en Buenos Aires. Allí se reunió por la noche con quienes habían defendido el sistema electoral que más lo beneficia, es decir, la supresión de las internas. Festejó «Lupín» las resoluciones de Lanús, hasta que Jorge Capitanich le hizo notar lo obvio: «Mirá que con lo que salió ahí y lo que dijo la jueza vos vas a correr sin la sigla del PJ. No te conviene, mejor negociá».
• Entre las decisiones más controvertidas del congreso de Lanús está la creación de un consejo de notables que, si se lo mira de cerca, es casi más poderoso que la propia asamblea. Está facultado para designar la fórmula presidencial si la Justicia termina anulando lo que se resolvió (pocas veces se vio que una asamblea prevea que le declararán ilegal lo que decide). Por todo esto sorprendió más que Antonio Cafiero buscara presidir esa comisión, que tendrá como función también la de negociar internamente. A Cafiero le quedaba casi un mérito borroso en su historia contemporánea: el de haber defendido la democratización del PJ en los años '80. Ahora quiso echar por la borda también eso, negociando con el propio Duhalde ese cargo (visitó al Presidente antes de que se marchara a Davos). Sin embargo cuando se le sugirió a los duhaldistas desde Suiza la inclusión del senador en ese esquema, fue rechazado por unanimidad: «¿Queremos negociar con el menemismo y le vamos a poner a Bauzá como interlocutor al que lo traicionó con una denuncia?» le explicó Camaño a Duhalde. Cafiero, afuera.
• El menemismo estaba al tanto de la estrategia y de los números del duhaldismo desde el miércoles por la noche. Sucede que Lelia Chaya, Alicia Martínez Ríos, Loly Domínguez y Claudio Sebastiani habían ido a comer a Happenning. Hasta allí llegó Juan Carlos Mazzón, quien pasó por la mesa para saludar, con cierta incomodidad. «Estoy esperando a un amigo» aclaró (el amigo sería Rafael González, presidente de la Junta Electoral designado por el duhaldismo). Mazzón confesó allí: «Mi número mágico para el congreso es 500. Pero no llegó, voy a tener 430 congresales». Casi pegó en el poste «el Chueco», un ex manzanista experto en este tipo de tejemanejes. En rigor (y esto lo comentaron dirigentes de ambos colores) el congreso tuvo una marca manzanista inconfundible, que le aportaron Mazzón, Guido Freytes y Miguel Angel Toma: todo, la división del PJ, la supresión de las internas, la abstención del partido para los próximos comicios, se realizó sin pasión, sin emoción, con la frialdad técnica de los que hace tiempo perdieron la fe. Si ni trompadas hubo, lo que tratándose de peronistas llama poderosamente la atención. Eso sí, el fundamentalismo duhaldista lo volverá a poner a Miguel Angel Toma en la «lista de los malditos» de Carlos Menem.
• El fallo de Servini provocó un escándalo dentro del duhaldismo y nadie todavía explica a qué se debió el imprevisto. Sin embargo, cuando llegue Duhalde, le darán una explicación más o menos verosímil, armada con indicios de distintos episodios: quien desalentó a la jueza a aprobar el Congreso habría sido Toma. De ahí, para recomponer, se tornó fanático duhaldista en su discurso. Toma habría alentado hace tiempo a la Dra. Cubría para salvar su pretendido acuerdo en la Capital Federal de lista única sin interna entre duhaldistas y menemistas y el jefe del partido. Falló pero alentó bajar el congreso del viernes. ¿Caerá Toma en la lista negra de Eduardo Duhalde y terminará en la ambulancia del sanluiseño Rodríguez Saá?
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