22 de junio 2007 - 00:00

Izquierda lame heridas por debacle electoral

La fracción comunista del Movimiento Socialista de los Trabajadores, pese a haber metido como legisladora porteña a Patricia Walsh, lame todavía las heridas por la debacle general del voto de las izquierdas en la elección porteñadel 3 de junio. En la última entrega del periódico partidario «Alternativa Socialista», atribuye esa caída al sectarismo de las fracciones partidarias que le han impedido alcanzar un objetivo común. Estos son sus argumentos.

Las listas que presentaron las distintas vertientes de la izquierda sectaria tuvieron muy pobres resultados. Todas juntas apenas lograron 2,4%, menos que los votos en blanco. La explicación de fondo es que este sector de la izquierda no acepta abrirse a pensar nuevos procesos y nuevos fenómenos que están ocurriendo en nuestro país, en gran parte profundizados por el Argentinazo. Esto los lleva a consolidar un rumbo sectario y autorreferencial, profundizando la dispersión y la desconfianza entre las propias corrientes y compañeros de la izquierda.

Al mismo tiempo, esta política no hace más que llevar a esas corrientes a la marginalidad, cuando está a la orden del día la necesidad de construir una alternativa de izquierda con incidencia real en el movimiento de masas.

Porque la izquierda logró un peso muy importante en las calles y en los procesos de renovación sindical, entre otros, pero está pendiente aún la tarea de construir una herramienta que pueda postularse políticamente ante el conjunto de la población, frente al desgaste y la crisis de los viejos partidos y el fracaso de la centroizquierda.

  • Camino distinto

  • Para revertir esta situación, es necesario emprender un camino distinto del que insiste en recorrer esta vieja izquierda. Que persiste en su lógica de gueto, la lógica que hace esperar los resultados para ver si se superó en décimas a la otra lista de izquierda (aunque nunca se salga de 0,..%), mientras se acusan mutuamente de «oportunistas», «centroizquierdistas» o que «lavaron el programa», como excusas para justificar su autoproclamación.

    Por eso planteamos desde hace meses la importancia de concretar la unidad para estas elecciones, sobre la base de discutir un proyecto. Lo hicimos público en numerosos artículos y comunicados, y también en una «Carta abierta a los luchadores y la izquierda» que fue entregada a todas las corrientes de izquierda.

    Ante esta propuesta recibimos del PO una respuesta pública en la que no aceptaba siquiera sentarse a debatir los posibles acuerdos y diferencias. Similares resultados recibimos de otros grupos, como por ejemplo Izquierda Socialista, que traían a discusión temas que nada tenían que ver con el programa ni con el frente electoral.

    Desde el MST nos hemos propuesto abordar estos problemas y producir cambios, convencidos de la necesidad de construir un nuevo proyecto de izquierda. Una izquierda firme programáticamente, pero con la necesaria flexibilidad ante los nuevos hechos políticos que impone la realidad y con vocación unitaria, junto a la necesaria amplitud para organizar compañeros que provienen de distintas experiencias.

    Al servicio de esta política fue que conformamos la lista MST por una Nueva Izquierda. Y comenzamos a lograr el reconocimiento de un sector de la población, parte del mismo traducido en votos que posibilitaron conquistar la banca que ocupará Patricia Walsh.

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