La Iglesia, con vía propia, hace su acuerdo
• Bergoglio arma agenda del Bicentenario.
• Casaretto dice que aumentan los pobres.
La pelea entre el campo y el gobierno de Cristina de Kirchner resucitó el liderazgo «opositor» -así lo ve el gobierno- del cardenal Jorge Bergoglio. Desde el Episcopado, el jesuita instruyó a sus obispos para avanzar sin frenos hacia un pacto del Bicentenario que recuerda a la mesa de diálogo montada por la Iglesia Católica en el peor momento de la crisis que detonó en diciembre de 2001.
El arzobispo de Buenos Aires siente lejos al retrasado acuerdo social de la Casa Rosada e impulsará a partir de hoy una Concertación Social en la perspectiva del Bicentenario junto con referentes de la Unión Industrial Argentina, el agro, los sindicatos, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas y hasta algún kirchnerista disperso.
Cree el jesuita que el cóctel campo- Iglesia será capaz de espabilar no sólo a los dirigentes opositores, a quienes sigue recibiendo en secreto, sino también a una distraída dirigencia antikirchnerista que, falta de reflejos, lo fuerzauna vez más a tomar el centro de la escena política. El decálogo del pacto social del Episcopado incluye la lucha contra la pobreza, la redistribución del ingreso, el rechazo a la despenalización del consumo de drogas y hasta la creación de un nuevo movimiento sindical cristiano que combine la doctrina social de la Iglesia con los preceptos de justicia social que predicaba Juan Domingo Perón.
Marcó más distancia con el gobierno el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, quien dijo que la pobreza aumenta pese a los anuncios que hace Cristina de Kirchner, quien afirmó había bajado 20 por ciento. Otro cuestionamiento a los índices falsificados del INDEC.
Los antecedentes registrados en la provincia de Misiones en 2006, cuando el triunfo en las urnas del obispo de Puerto Iguazú, Joaquín Piña, obligó a los gobernadores kirchneristas a renunciar a sus reelecciones, deberían, al menos, preocupar al matrimonio presidencial.
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El Episcopado de Bergoglio brindó contención espiritual a Luciano Miguens (Sociedad Rural), Eduardo Buzzi ( Federación Agraria), Mario Llambías (Confederaciones Rurales) y Fernando Gioino ( Coninagro) durante todo el conflicto con el oficialismo y hasta consultaron el domingo por la noche a Casaretto sobre la conveniencia de levantar el paro. El obispo de San Isidro defendió la necesidad de diálogo y aconsejó a los chacareros volver a la mesa de negociación, pero sin ceder en sus reclamos.
El martes 13 de mayo, el titular de la UIA, Juan Carlos Lascurain, se reunió con la presidente Kirchner y diagnosticó que el Acuerdo del Bicentenario, o Pacto Social, debería ser demorado más allá del 25 de mayo teniendo en cuenta que el conflicto con el campo restaba un actor fundamental para esa negociación. Pero ahora los industriales se sentarán también en la mesa del Episcopado en la búsqueda de una posición más conciliadora.
Bergoglio dosificará su pacto social celestial. Al encuentro de hoy encabezado por el obispo Lozano le seguirá la «Oración por la Patria» y el acto junto a familiares de la tragedia de Cromañón el sábado en la Plaza Miserere. El jesuita, quien deberá mirar el histórico tedeum por televisión, ya que el matrimonio presidencial festejará el Día de la Revolución de Mayo en Salta lejos de sus filosas homilías, ya había entonado el rezo patrio durante una misa especialmente convocada el 9 de mayo para recibir a las entidades rurales. Allí los obispos exhortaron a «dialogar sin imposiciones» y reivindicaron «los derechos de las provincias».
El acuerdo al que convoca Bergoglio es amplio y se basa en la doctrina social de la Iglesia. Pero tendrá como eje central una más justa distribución de la riqueza, la lucha contra la pobreza, el diálogo fraterno, y el rechazo a la despenalización del consumo de drogas impulsada desde el oficialismo. A este plexo programático intentarán sumar a la UIA, a sindicatos como Viajantes de Comercio de Luis Cejas, Plásticos de Vicente Mastrocola y hasta a Hugo Moyano, quien el año pasado aceptó la invitación de Bergoglio para debatir sobre el trabajo en negro durante la Semana Social del Episcopado.
Este año, la Semana Social se realizará del 6 al 8 de junio bajo el lema «Aportes para una dirigencia comprometida en la justa distribución de los bienes.
Hacia un nuevo liderazgo social y político», y contará con la presencia del cardenal Renato Martino, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz.
Allí, Bergoglio y Casaretto comenzarán a dar forma a lo que podría ser el nacimiento de un movimiento sindical cristiano, un mix entre la doctrina social de la Iglesia Católica y los principios políticos del general Juan Domingo Perón. El jefe del Episcopado demostró con la candidatura del obispo emérito de Puerto Iguazú, Joaquín Piña, en Misiones, que podía frenar la ola de reelecciones con la que se relamían los gobernadores kirchneristas y ahora, en plena crisis con el campo y con una oposición adormilada, planea recuperar la delantera.
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