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Polémico y apasionado, De Aristegui disertó la noche del miércoles invitado por la Fundación Argentina para el Desarrollo de la Educación y la Cultura ( Fapedec). En esa charla detalló los riesgos que afirma, sobrevuelan sobre América latina y, en particular, la Argentina.
«Es paradójica la fascinación de las izquierdas extremas por las derechas religiosas ultraconservadoras», dijo el vocero de Asuntos Exteriores del grupo parlamentario del PP. La referencia tiene un destinatario claro: el venezolano Hugo Chávez.
De manera periférica, De Aristegui se refiere también a Luis D'Elía, a quien evita nombrar. «Ese sujeto -menciona elípticamente del piquetero K- cuyo nombre no quiero pronunciar, quien afirma que en el atentado de la AMIA intervino la derecha israelí».
«Hizbollah nunca reconoce sus atentados» aseguró el legislador y diplomático cuyo padre, Pedro de Aristegui, fue secuestrado por un joven islámico en 1985 y luego murió en un atentado «extremista» contra la embajada española en Beirut el 19 de abril de 1989.
El antiamericanismo, asegura, produce un acercamiento que reconoce paradójico. Y, además, « ingenuo»: «La izquierda despistada considera su alianza con el islamismo como una estrategia (contra el imperialismo); pero, el islamismo la cree una táctica».
La observación sobre Chávez, a quien califica de «extravagante» y al mismo tiempo «lúcido», sustenta un planteo que indica esencial: que la cercanía con gobiernos o sectores islámicos no exime de ser, de un día para otro, víctimas de ataques terroristas.
«Al-Qaeda incluyó entre sus objetivos las refinerías de petróleo de Venezuela. ¿Cómo se entiende eso si Chávez es un aliado de Irán en el enfrentamiento con Estados Unidos?» se pregunta. La respuesta se oculta en la valoración de táctica y estrategia.
Invitado por Fapedec, De Aristegui estuvo por Buenos Aires en otro pico de tensión en torno de la causa AMIA, en medio de incidentes y críticas cruzadas entre D'Elía y la dirigencia judía por las acusaciones del piquetero y ex funcionario de Néstor Kirchner.
No fue todo: anoche, para reforzar su sesgo preciso, Cristina Fernández disertó ante el Consejo Judío Mundial en Washington. Semanas atrás, de paso por Caracas, la primera dama se reunió con la dirigencia judía de Venezuela, en abierta confrontación con Chávez. «La Argentina es un objetivo estratégico: es un país muy visible y emblemático. Es irresponsable pensar que no pueda haber otro atentado», advierte De Aristegui.
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