La UCR cree que hubo fraude en el Chaco, la provincia que gobierna
El duelo electoral chaqueño se empantanó ahora en la casi caprichosa negativa del radicalismo para reconocer que el justicialista Jorge Capitanich gobernará la provincia que el histórico partido había aislado para sí desde hace doce años. Esa negación tiene como protagonista a Angel Rozas, el candidato perdidoso, quien ya mandó a su tropa a denunciar fraude electoral (a imagen y semejanza del caso Juez en Córdoba) a la espera del escrutinio definitivo que empieza hoy, mientras se proclama también gobernador electo. Rareza y contradicción las del hombre de la UCR, que sospecha que hubo irregularidades en el recuento provisorio de votos, tarea que precisamente llevó a cabo una empresa de informática de la provincia que gobierna su propio partido.
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Además, calzándose el traje de mandatario electo -más allá de los cuestionamientos radicales-, aclaró que cuando asuma va a «necesitar mucho apoyo del gobierno nacional para hacer obras, mejorar la situación social, llevar agua potable, hacerrutas y caminos», porque Chaco tiene «pésimos indicadores sociales y económicos».
En paralelo, quien fue en sus tiempos de ex jefe de Gabinete de Eduardo Duhalde acusado de «descuidar» los intereses de su provincia y de nombrar familiares y amigos en la cartera, ayer solicitó una reunión con el actual gobernador, el radical Roy Nikisch, para acordar los términos de la transición.
Hoy, tras los festejos, Capitanich desembarcará en Buenos Aires, para continuar con el raid mediático y para asistir al Congreso (preside la estratégica Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara alta, desde donde todos estos años garantizó los proyectos kirchneristas). No se descartaba anoche, en ese marco, un encuentro con Néstor Kirchner.
Pero el rozismo embistió ayer contra la algarabía peronista, al salir a denunciar públicamente la existencia de supuestos gruesos errores en el escrutinio provisorio, que escondieron -dijeron- el hecho de que en realidad «el gobernador electo es Angel Rozas».
No reconocieron así en torno al dos veces gobernador de Chaco el triunfo festejado por el senador nacional y por la Casa Rosada, que tardíamente se subió al carro de la victoria tras destratarlo durante la campaña, ante la seguridad de una derrota que finalmente no fue.
En esa línea, fue halagado por declaraciones públicas ayer del propio Kirchner y del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quienes presurosos anotaron el triunfo como propio.
En este sentido, se sinceró ayer Fernández: «Rozas estuvomuchos años en el gobierno y todo hacía prever, de acuerdo con datos de encuestas, que él iba a volver a ganar; pero Capitanich me dijo 'voy a dar una sorpresa', y cumplió», se regocijó.
Hasta Carrió celebró, pese a todo, el traspié de Rozas porque -dijo- la provincia «necesitaba un cambio». «Rozas es un caudillo que domina la provincia desde hace doce años y Jorge Capitanich es hoy en el Chaco la vocación de cambio», sorprendió.
Más allá de este escenario, Capitanich -quien confirmó ayer aquello de que la tercera es la vencida, tras sus tres presentaciones consecutivasaseguró que el Presidente y la candidata Cristina de Kirchner lo felicitaron la noche del domingo. Sin embargo, en rigor, el PJ puro obtuvo en las urnas sólo cerca de 33% de la tajada de 46,8% los votos. El resto -casi 15% de los sufragios- fue aportado por una coalición que pegoteó extremos ideológicos.
Con estos resultados, la Alianza oficialista -liderada por el radicalismo- logró consolidar su mayoría parlamentaria, al sumar 9 diputados, contra 7 del PJ. Así, la Cámara de Diputados quedará compuesta por 19 legisladores de la Alianza, 11 del PJ, uno del ARI y uno del Partido Frente Grande. En tanto, de las 65 comunas que renovaban sus autoridades, la Alianza logró la victoria en 34, incluida la estratégica ciudad de Resistencia, donde fue reelecta Aída Ayala.
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