25 de agosto 2004 - 00:00

Otra estación para peregrinos: sudario de Eva, al Congreso

El sudario que cubrió el cuerpo de Eva Perón desde 1971 hasta 1974, expuesto desde ayer en el Salón Azul del Congreso. Fue donado por la Fundación Aerolíneas Argentinas después de que Antonio Mata lo comprara en una subasta de Christies en Roma.
El sudario que cubrió el cuerpo de Eva Perón desde 1971 hasta 1974, expuesto desde ayer en el Salón Azul del Congreso. Fue donado por la Fundación Aerolíneas Argentinas después de que Antonio Mata lo comprara en una subasta de Christie's en Roma.
Diputados y senadores recibieron ayer en un acto organizado en el Salón Azul del Congreso el sudario que cubrió el cuerpo de Eva Perón de manos de Antonio Mata, en este caso en su función de presidente de la Fundación Aerolíneas Argentinas. La reliquia fue entregada al Congreso, según argumentó Mata, con la idea de que el «pueblo debe ser el depositario». Aclaró, además, que se decidió a comprar el manto mortuorio para dar fin a las especulaciones que suponía la subasta de ese objeto histórico, puesto a la venta por el empresario Mario Rotundo en Roma.

El traspaso del velo que cubrió el cadáver de Evita entre 1971 y 1974 se realizó legalmente con la firma de un acta que condiciona la donación a que el Congreso no enajene el bien -es decir, que no se lo «privatice»-, lo mantenga en «perfecto estado de conservación» y lo exhiba al público «sin fines políticos ni partidarios».

Eduardo Camaño
y Daniel Scioli fueron los anfitriones, dejando en claro que la donación se realizaba al Congreso en su totalidad y no a una cámara en particular. Por eso se decidió depositarlo en el Salón Azul, hasta ahora territorio neutral en medio del Palacio del Congreso, aunque ya se habla de disputas territoriales entre senadores y diputados.

Con la presencia de históricos del peronismo como Oraldo Britos, el bombista «Tula» o Antonio Cafiero, el PJ bonaerense copó las primeras filas de asientos destinados al público. Pudo verse allí a Hilda Chiche Duhalde, Mirta Rubini, Hugo Toledo o José María Díaz Bancalari, todos tan desesperados en no perderse un lugar de privilegio que una hora antes mandaron a las secretarias a cuidar sus asientos.

Otra duhaldista, Mabel Müller, se ubicó en el estrado para hablar, como también lo hicieron la radical Margarita Stolbizer y la gremialista Alicia Castro, que llevó militantes de su sindicato de aeronavegantes, aunque estos últimos tuvieron que quedarse en la calle haciendo un abrazo simbólico al edificio. Cortos y medidos los discursos de Mata, Camaño y Scioli, y demasiado largos los de las diputadas y senadoras, al límite de que, cuando terminaron, ya quedaban pocas personas en el salón.

El momento culminante fue cuando Camaño recibió de manos de Mata las llaves del cofre vidriado que contiene el sudario -también regalado por Aerolíneas Argentinas-. En ese momento, procedieron a quitar un manto de terciopelo azul que cubría la reliquia, y quedó oficialmente inaugurado lo que, se estima, será un nuevo lugar de peregrinación dentro del Congreso.

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