«Miguel, vos vas a ser gobernador, pero dame tiempo.» Hace bastante, Néstor Kirchner calmó la curiosidad de Miguel Pichetto que interpretó linealmente una frase que, a lo Kirchner, admite varias lecturas: el senador creyó que era un sí pero no se detuvo en pensar en el cuándo.
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Tras el acuerdo en Catamarca, donde el Presidente autorizó a su ex cuñado, Armando «Bombón» Mercado, a que pacte con el radical Eduardo Brizuela del Moral, el caso Río Negro entró en agenda como el resto de las provincias que gobiernan radicales de línea K.
Es un caso interesante para decodificar la lógica de Kirchner. Allí manda Miguel Saiz; junto al mendocino Julio Cobos, es el gobernador UCR que más sobreactuó su alineación con la Casa Rosada, mientras el senador Pichetto se convirtió en un aplicado kirchnerista.
Montado sobre la alquimia de la «Concertación», Saiz especula que tendrá el respaldo oficial mientras Pichetto puja abrazado a un argumento: «Es la primera vez en 23 años que el peronismo tiene la posibilidad de ganar en la provincia y tener un gobernador propio».
¿El 2007 es «el» momento que leyó Pichetto de las palabras de Kirchner? ¿Quiere el patagónico gobernadores propios -léase del PJ- cuando los radicales han sido tan obedientes? El temor abruma al senador que suplica que, al menos, le permitan hacer su pueblada.
Diferencias
Hay, eso sí, diferencias claras con el caso Catamarca. Pichetto no es Barrionuevo: atento y cumplidor, el senador se convirtió en el silencioso edecán de Cristina Fernández, mientras que el gastronómico, inagotable conspirador, desafía todo el tiempo a los Kirchner.
El escenario presenta algunas variables para desanudar:
Antes de entrar a debatir el tema «Concertación», Pichetto debe atender el frente interno: dentro del peronismo hay otros anotados por lo cual es, por ahora, precandidato. El ex señor 5 de la SIDE Carlos Soria, y el diputado Osvaldo Nemirovsci, juguetean con que están anotados para la gobernación lo que obligará a Pichetto a recurrir a Kirchner para que le despeje esa pista que es, sólo, la primera.
Como, además, Pichetto no despierta pasiones entre los votantes, cerca de su socio menor el ex frepasista Julio Arriega, que se comprometió a ser su candidato a vice, algunos sugieren que podría hacerse un enroque en la fórmula: Arriaga de uno y Pichetto de dos. No es más que una provocación que machaca sobre la fragilidad electoral del senador.
Saiz no parece preocupado en exceso con la postulación de Pichetto. Teme, más, que un inicio de año alterado cambie una tendencia electoral que lo perfila ganador lo que le aporta una tranquilidad: difícilmente Kirchner se anime a levantarle el brazo a un competidor del PJ, contra un radical amigo, que además no está en condiciones de ganarle. Por eso, Saiz advierte que se conformó con que Kirchner se declare ajeno a la disputa de Río Negro.
Si eso ocurriese, y Pichetto podría ir con fórmula propia pero sin el apoyo exclusivo y excluyente de Kirchner, Saiz tendrá que alimentar la teoría de la «Concertación» sumando en la fórmula a un kirchnerista. Allí aparece el nombre de Nemirovsci como potencial peronista K del armado. ¿Sacarán a Bautista Mendioroz de la dupla, radical que fue dos veces vice de Pablo Verani, para subir a Nemirovsci? Es una opción pero Mendioroz está allí por el acuerdo interno de la UCR.
De cómo se ordenen esas fichas y de una charla pendiente que Saiz tiene con Kirchner depende también la fecha de la elección que se proyecta para fines de mayo o principios de junio, separada de la presidencial como hace tiempo Saiz le prometió a Raúl Alfonsín. Si ese turno queda firme, en febrero deberán convocarse las elecciones, trámite que por ley debe hacerse con 90 días de antelación.
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