26 de septiembre 2008 - 00:00

PS hacia la fractura (Binner calla)

HermesBinner
Hermes Binner
Entre críticas y aprestos para una batalla legal, el socialismo desatará el domingo un proceso de fractura de hecho cuando, en La Pampa, el oficialismo partidario que comanda Rubén Giustiniani intente la intervención del PS de Buenos Aires, alineado con los Kirchner.

Las visiones y posturas encontradas respecto del gobierno nacional -que la cúpula del socialismo bonaerense integra a través de Oscar González como vicejefe de Gabinete- son la raíz de la crisis que podría derivar en una fractura, a priori informal, luego de fondo.

En el polideportivo de Estudiantes de Santa Rosa, La Pampa, el domingo sesionará el congreso nacional del PS con un doble temario: un paquete de reforma a la carta orgánica partidaria y análisis de la situación del PS de la provincia de Buenos Aires.

El encuentro es la continuidad de la fallida cumbre que dos semanas atrás terminó con enfrentamientos entre los delegados de los dos sectores cuando los bonaerenses quisieron entrar al congreso y fueron bloqueados por los referentes del oficialismo.

Como aquél, tiene un objetivo preciso: tomar el control, por parte del grupo Giustiniani, del PS bonaerense con el argumento de que sus principales dirigentes ocuparon cargos en el gobierno nacional, o en boletas legislativas del oficialismo, sin autorización del partido.

«Se aceptan diferencias y matices, pero no puede haber dos socialismos: no se puede ser oposición y oficialismo al mismo tiempo», es la explicación que suele exponer Giustiniani para justificar la embestida contra el PS de la provincia de Buenos Aires.

De fondo, el debate es el criterio de alianzas y miradas: los bonaerenses le reprochan a Giustiniani promover un sistema de acuerdos con Elisa Carrió que ubica al socialismo, dicen, en un entendimiento con «la derecha». Giustiniani retruca que los coptó el peronismo.

En el revuelo hay un dato curioso: Hermes Binner, el gobernador de Santa Fe, y el cargo más alto que el socialismo puede ostentar en su historia en el país, permanece en silencio frente a un conflicto que dejará al partido al borde de la fractura.

Toda una rareza: a Binner, que mantiene un acuerdo provincial con Giustiniani y oscila entre una posición crítica al gobierno pero sin llegar a ser extremo, el deterioro del partido podría perjudicarlo en sus chances presidenciales en el futuro.

  • Nueva línea

    De hecho, mientras se preparan para asistir al congresode La Pampa, los bonaerenses anunciarán hoy la conformación de una línea interna a nivel nacional llamada Unidad Socialista, que busca darle marco global a las diferencias con el oficialismo del PS.

    Los espera, quizá, una mala novedad: en la comandancia del PS bonaerense, a cargo de Ariel Basteiro y González, temen que el domingo, además de buscar intervenir el partido de Buenos Aires, se modifique la carta orgánica para prohibir la existencia de líneas internas.

    Sin diálogo entre los sectores, si se concreta la intervención quedará en suspenso el destino de la convocatoria a internas para la elección de autoridades bonaerenses, pautada para el 30 de noviembre.

    En tanto, parece inevitable que se ingrese en una disputa judicial por la validez del congreso que, de antemano, los bonaerenses consideran «trucho». Es un paso previo que aumenta la tensión y alienta las posiciones de romper el partido.

    Hay, de hecho, un sector que promueve la postura de abandonar el PS. No es, por ahora, mayoritario. «Nos quedamos a pelear de adentro», avisan.
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