El híbrido y policromo espacio K terminó de darle la bienvenida, sobria pero pública, a Aldo Rico. El ex carapintada volvió a la función pública para ponerse al frente del Instituto Transformador de San Miguel Oeste, siglado ITSMO, para zambullirse en la campaña electoral de ese distrito del conurbano.
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La historia es conocida: en San Miguel gobierna Oscar Zilocchi, lugarteniente y heredero político de Rico, quien buscará su reelección en octubre colgado de la boleta de Cristina de Kirchner. No llevará la marca Frente para la Victoria pero irá adherido a la papeleta que encabeza la primera dama.
Como en muchos otros casos, la Casa Rosada archivó la estigmatización que hizo de los que se asociaron con Eduardo y Chiche Duhalde en 2005, entre los que se contaba Rico, que por entonces ubicó a su hija, Manola (ahora protegida de Carlos Kunkel), en la lista de diputados del PJ y le consiguió su reelección en el Congreso.
Postales de «el cambio que recién comienza», Rico pasea por San Miguel invitando a votar por Zilocchi y por la candidata oficial. Ahora, además, lo hará como funcionario jefe del ITSMO, ente creado para tratar de mejorar la performance electoral del alcalde en la zona oeste, los arrabales del distrito.
Pero el ex militar no sólo dejó el ostracismo del country en Bellavista para capitanear el ITSMO, organismo de espíritu transformador, aunque cuanto menos tardío, si se recuerda que Rico asumió como intendente en el 97, hace una década.
Otra razón, más terrenal, motivó al ex jefe carapintada: en la lista de concejales que acompañan a Zilocchi y va colgada de la tira presidencial de Cristina de Kirchner, figura en el segundo escalón Marisa Guilanea.
La dama figura en las boletas no sólo por imperio del cupo femenino que impone la ley sino porque es la mujer de Rico y la madre de su último hijo.
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