El secretario de Medios, Enrique Albistur, reinició la ronda de visitas de hombres del gobierno a la sede de la AMIA. Lo recibieron el presidente Luis Grynwald y otros directivos de la entidad judía. El funcionario se detuvo especialmente en el monumento del artista israelí Agam que homenajea a las víctimas del atentado de 1994 y también en la Oficina de Empleo, que es hoy la principal bolsa de trabajo privada del país. De hecho, esta oficina -que obviamente no sólo se nutre de miembros de la comunidad judía- proveyó 650 miembros de la Guardia Urbana, cifra que -explicó Grynwald- llegará a 1.000 en el curso de 2006. «Es una vergüenza no sólo el atentado contra la AMIA, sino también el perpetrado contra la Embajada de Israel», dijo Albistur al colocar una ofrenda floral en la obra de arte que adorna la plaza seca de la sede comunitaria, en homenaje a las víctimas del atentado y a los 1.900 desaparecidos judíos en la pasada dictadura militar.
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