«Uruguay está dispuesto al diálogo, en tanto se den las condiciones adecuadas.» Tabaré Vázquez contestó ayer con esta frase al enviado del rey Juan Carlos de España, Juan Antonio Yáñez Barnuevo, cuando éste explicó el marco para retomar las negociaciones por el conflicto de la pastera Botnia en Fray Bentos. Ambos se encontraron ayer en la sede del gobierno uruguayo, en la segunda jornada de gestiones del embajador español en las Naciones Unidas, el hombre que eligió el rey Juan Carlos para destrabar el problema. Yáñez volverá hoy a Buenos Aires para hablar por la mañana nuevamente con el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana, en la Cancillería; y por la tarde, con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en la Casa de Gobierno.
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La respuesta del presidente uruguayo fue interpretada por el enviado del monarca como una limitación para su misión. El lunes Yáñez había obtenido en Buenos Aires un marco para retomar las discusiones: la Argentina comenzaba a hablar de la radicación de Botnia en Fray Bentos bajo el compromiso del «respeto ambiental» y al Tratado del Río Uruguay, pero el gobierno de Tabaré Vázquez dejaba de insistir en el levantamiento de los cortes como condición-indispensable. Aparentemente, este último punto no habría sido aceptado por el presidente uruguayo, que continuaría exigiendo la liberación de los pasos fronterizos para retomar las negociaciones.
El diplomático español estuvo reunido durante una hora y 15 minutos en la residencia oficial del Prado con el jefe de Estado uruguayo, el secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, y el director general del Ministerio de Relaciones Exteriores, José Luis Cancela. Mañana volverá a Montevideo para tener un nuevo encuentro con Gonzalo Fernández, un abogado considerado uno de los principales asesores del presidente Vázquez.
Algunas versiones indicaban que Yáñez tendría por objetivo culminar las negociaciones, para bien o para mal, esta semana, y que no habría una cuarta ronda de conversaciones. Si esto es así, y si no se retoman las negociaciones, ambos países habrían perdido la última oportunidad para retomar el diálogo sobre el conflicto, y sólo restaría esperar a la resolución del caso en el tribunal de La Haya, lo que recién sucederá a mediados de 2008, casi 10 meses después de que la planta de Botnia esté trabajando.
Ayer a la mañana, el canciller uruguayo, Reinaldo Gargano, había hablado sobre la necesidad de «terminar este absurdo diferendo» con la Argentina y destacó su deseo de que el enviado del rey Juan Carlos encuentre una fórmula de solución que atienda las expectativas de ambos gobiernos y se inicie una etapa de trabajo conjunto. Gargano señaló que entre las propuestas que maneja Uruguay figura la del monitoreo junto con técnicos argentinos de la construcción, gestión y posterior funcionamiento de la planta de Botnia.
Calificó de «inédita» la propuesta en el campo de las relaciones internacionales y recordó que «normalmente cada país se ocupa de lo que ocurre en su territorio y no lo hace junto con otro».
Las frases fueron dichas antes del encuentro entre Yáñez y Vázquez. En esta reunión, el presidente le habría contestado al visitante que su país estaba «dispuesto al diálogo, en tanto se den las condiciones apropiadas».
Lo que endureció la posición del hombre del Frente Amplio fue el anuncio de la ampliación de los cortes permanentes al puente de Colón, que se suma así al de Gualeguaychú. Según la visión del gobierno uruguayo, Néstor Kirchner debería haber al menos decidido alguna acción directa contra el corte en Colón para que la situación no se agrave. Para Uruguay, el bloqueo genera pérdidas económicas mensurables, especialmente en el aspecto turístico.
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