Las 33 puñaladas concentradas en Alejandro Vatalaro, sobre una andanada criminal de 56 repartidas en los tres policías salvajemente asesinados el viernes, parecen perfilar la investigación hacia la hipótesis de una venganza que, además, tendría un sesgo pasional.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Sin embargo, mientras la fiscal del caso, Leyla Aguilar, trata de «depurar» los elementos obtenidos en la pesquisa y las autopsias para consolidar una línea firme que permita explicar y esclarecer el crimen, todavía no se recorta con claridad ninguna orientación.
De hecho, acaso como un indicio de la confusión en torno al episodio, ayer en La Plata no se apuntaba a una hipótesis en particular, sino que se hablaba de un «mix» de motivaciones: un raro ensamble de «venganza pasional» con intención de generar « conmoción social».
La versión de la venganza aparece combinada con el supuesto de que uno de los atacantes podría conocer a las víctimas. En esa línea, se especuló ayer con la posibilidad de que los dos policías jóvenes, Vatalaro y Ricardo Barbosa, hayan sido adormecidos.
Presunción
El factor «sembrar pánico», que abrazó Néstor Kirchner, sobrevuela todas las interpretaciones, pero se sostiene sobre una sola -aunque no menor- presunción: la saña, en un baño de sangre entre puñaladasy disparos a quemarropa, con que se ejecutó a los tres uniformados.
De todos modos, el mismo marco podría orientar la pesquisa hacia la existencia de un condimento pasional. Y, en la misma línea, el factor venganza por parte de un ex presidiario con problemas psiquiátricos.
Una aclaración oportuna: los investigadores no quieren, así y todo, clausurar ninguna posibilidad, menos la que habla de intentos de desestabilización.
En rigor, el viernes -a horas del crimen- Kirchner denunció una conspiración donde mezcló derechos humanos, policías retirados y un complot para generar caos, mientras los portavoces políticos hablaban de la funcionalidadpara un candidato a gobernador.
En ese ruido, el Presidente se descargó sobre la Justicia, a la que le pidió «investigar a fondo» para esclarecer el hecho. Y, sin brújula, enumeró sus hipótesis:«un ajuste de cuentas», «situación mafiosa» y «connotación en contra de la política de no impunidad».
Satisfacción
Más tarde, para alivianar el peso sobre los fiscales, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, manifestó la « satisfacción» del gobierno con la investigación llevada adelante por la UFI N° 5 de La Plata, encabezada por Leyla Aguilar.
A modo de aval a Aguilar, desde ámbitos políticos se aseguró que «se están explorando varias líneas investigativas», contrariamente a lo que trascendió anteayer y que daba cuenta de que la pesquisa se encontraba en una especie de «parálisis», sin pistas firmes.
A modo de aporte se deslizaron datos puntuales y circularon teorías y versiones múltiples: . En el hecho habrían participado cuatro personas, de las cuales tres habrían ingresado al predio mientras una cuarta habría quedado afuera.
Las puñaladas, a diferencia de lo que se informó ayer, las habría aplicado más de una persona. Una versión publicada ayer indicaba que uno solo había sido el responsable. Ayer, peritajes en mano, se aclaró que no fue así.
La fiscalía, en tanto esperalos exámenes definitivos sobre las autopsias, está analizando un reporte sobre los presos que salieron de prisión el último mes, preferentemente de cárceles ubicadas en la zona de La Plata.
Es la línea que sostiene la versión de que se trató de un ex preso, acompañado por otras personas, quien llevó adelante una venganza personal contra uno de los efectivos. Eso no explica, sin embargo, por qué no se trató de un ataque individual. En este sentido la línea cambió: primero se especuló que habría sido contra Pedro Díaz, pero en las últimas horas se apuntó hacia uno de los efectivos jóvenes: Vatalaro.
En tanto, ayer se hicieron rastrillajes en la zona de 7 y 630, en busca de rastros para confirmar la cantidad de personas que participaron y si no existió un respaldo externo a la banda que ejecutó a los uniformados.
Además, se perita la camioneta en la que escaparon los homicidas, donde se habrían encontrado rastros de sangre. Se trata de determinar si pertenece a alguno de los atacantes.
Dejá tu comentario