Flexibilidad como clave
La característica central de los coworkings es la flexibilidad. En lugar de contratos largos, la oferta se adapta a la necesidad puntual de cada usuario. Se puede alquilar por un día, por una semana o por años. Además de escritorios, la mayoría de los espacios incluyen salas de reuniones, call rooms, áreas de descanso, cocina y cafetería. El servicio suele ser all inclusive, con internet de alta velocidad, limpieza y servicios básicos resueltos.
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El coworking propone una forma de trabajar más distendida y productiva a la vez, el modelo híbrido sigue vigente
En HIT destacan que su público incluye desde freelancers hasta grandes corporaciones. “Hoy nos eligen equipos comerciales, áreas de innovación, startups, scaleups y pymes. Buscan una experiencia de trabajo que combine flexibilidad con estructura, comunidad con privacidad y un entorno que potencie a las personas”, remarcó Cumbo.
Esa experiencia también se apoya en una agenda de eventos, contenidos y actividades para fomentar la comunidad profesional. Wellness, acceso 24/7, cafeterías propias y espacios verdes completan la propuesta.
Comunidad y expansión federal
Juan Manuel Otero, CEO de La Maquinita Co., subrayó que el cambio en la forma de trabajar impulsó la expansión del coworking en Buenos Aires y otras ciudades. “Hoy las personas buscan flexibilidad, comunidad, diseño, buena ubicación y todo resuelto en un mismo lugar”, detalló.
La Maquinita consolidó un crecimiento federal con siete sedes en el país: Palermo SoHo, Microcentro, Vicente López, Córdoba, Rosario, Quilmes y Núñez. Además, sumaron el Innovation Lab en Palermo para eventos, grabaciones, webinars y hackathons (encuentro de desarrollo colaborativo).
“Ofrecemos soluciones de trabajo flexibles que se adaptan a cada persona o equipo: desde freelancers que quieren salir de casa hasta empresas con esquemas híbridos o nómades digitales. Nos diferencia la generación de conexiones reales en espacios cómodos y modernos”, señaló Otero.
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Es vital disponer de áreas laborales modernas, luminosas y bien equipadas. Pueden alquilarse por día, semana o mes
El perfil de usuario también se transformó tras la pandemia. Antes del COVID-19, el público era estable y se renovaba poco. Hoy la comunidad es más grande y diversa. Más de 800 empresas utilizan sus sedes, desde startups hasta equipos de grandes compañías que eligen el modelo híbrido.
“Muchas compañías entendieron el valor del coworking como herramienta para atraer y retener talento. Ya no es solo una etapa inicial: es una solución inteligente y atractiva para equipos que quieren comodidad, cultura y comunidad sin asumir los costos de una oficina propia”, indicó Otero.
La visión del mercado inmobiliario corporativo
Para Mariana Stange, titular de Mariana Stange Real Estate, el coworking funciona como un complemento del esquema tradicional. “Es un modelo de oficina compartida, flexible y de rápida contratación, que permite acceder a espacios equipados sin necesidad de inversión inicial. Es una alternativa muy ágil, especialmente en etapas tempranas de proyectos o cuando se requiere espacio por un tiempo limitado”, explicó.
Según Stange, el perfil más habitual son startups, estudios profesionales, freelancers y empresas en expansión. Todos valoran la posibilidad de instalarse rápido, con baja inversión y contratos flexibles. Además, grandes compañías también recurren a este formato para proyectos puntuales o equipos satélite cerca de clientes o zonas clave.
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Es un formato que creció en pandemia, a veces empresas o profesionales comienzan con el coworking, y luego pasan a alquilar oficinas propias
“Después de la pandemia, el coworking se consolidó como alternativa al Home Office para quienes buscan conexión humana, colaboración y pertenencia, sin resignar flexibilidad. Muchos usuarios priorizan bienestar, ubicación, comunidad y la posibilidad de acceder a espacios que se alineen con su cultura de trabajo”, explicó.
En América Latina, el crecimiento se vincula a la digitalización, la necesidad de operar sin compromisos a largo plazo y la demanda de soluciones accesibles y bien ubicadas. “El coworking responde a eso de forma eficaz”, analizó Stange.
Costos y precios promedio
Los precios varían según ubicación, servicios y tipo de espacio. HIT ofrece opciones desde u$s100 mensuales por puesto, con servicio all inclusive: internet, limpieza, seguridad, acceso a salas, cafetería y comunidad.
La Maquinita propone valores desde $44.000 más IVA por puesto individual, con acceso a todas las áreas comunes y actividades de networking. En general, los coworkings apuntan a simplificar la contratación y eliminar costos ocultos, ofreciendo planes mensuales o trimestrales sin garantías exigentes ni gastos de adecuación.
En contraste, una oficina corporativa tradicional requiere mayores compromisos. Según datos del mercado, en Buenos Aires, el alquiler de una oficina categoría A promedia u$s22 por metro cuadrado más IVA y gastos en zonas como Palermo o Núñez, y unos u$s12 en el Microcentro.
Del coworking a la oficina tradicional
El coworking no necesariamente reemplaza la oficina corporativa: para muchos, es el paso previo. Empresas jóvenes o en expansión utilizan estos espacios para crecer sin comprometerse con contratos largos ni inversiones costosas. A medida que consolidan sus equipos, suelen migrar a oficinas propias o personalizadas.
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“Buscamos ofrecer libertad laboral”, dijo Julieta Cumbo, de HIT
“En HIT, muchas empresas no se van: evolucionan dentro del mismo ecosistema. Empiezan con escritorios compartidos y migran a oficinas privadas dentro de HIT. Sin perder comunidad ni beneficios”, remarcó Cumbo.
La Maquinita ofrece una propuesta similar. Otero destacó que su sistema permite optimizar presupuestos y dinamizar el uso del espacio según la necesidad. Freelancers pueden contratar desde media jornada, mientras que las empresas cuentan con planes de varios años. “Nuestro objetivo es adaptarnos siempre”, puntualizó.
Stange explicó que cuando las compañías maduran, suelen necesitar más privacidad, control de marca y condiciones personalizadas. En ese momento, el paso a la oficina tradicional resulta natural. “Vemos al coworking como un semillero de futuros usuarios del mercado corporativo”, afirmó.
El futuro del coworking
Más allá de la coyuntura, los especialistas coinciden en que el coworking se consolidó como parte del ecosistema inmobiliario corporativo. Su flexibilidad resulta atractiva en contextos de incertidumbre económica y para empresas que buscan atraer talento con esquemas híbridos o remotos.
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Es ideal que también se dispongan de espacios para presentaciones grupales
“El trabajo cambió. Ya no se trata de ir a la oficina, sino de encontrar espacios que sumen, inspiren y se adapten”, afirmó Cumbo. Otero agregó que su apuesta pasa por abrir sedes donde la demanda lo requiera y ofrecer experiencias que vayan más allá de un escritorio.
Para Stange, la clave está en combinar ambos mundos. “El coworking y la oficina tradicional no son excluyentes. Funcionan como modelos complementarios para diferentes etapas y necesidades. La idea es pensar en ecosistemas que den soluciones a medida”, concluyó.
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