Alberto Fernández instruyó ayer a la futura ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, para identificar los sectores de salarios más postergados para instrumentar medidas puntuales de salvaguarda contra la inflación, lo que dejó de lado por ahora la implementación de aumentos generalizados como alienta el kirchnerismo, tal como había adelantado ayer este diario. La confirmación está en línea con la postura de los sectores más tradicionales de la CGT y promete aumentar la tensión con el espacio que lidera Pablo Moyano, que marchará a la Plaza de Mayo el lunes en conmemoración por el Día de la Lealtad peronista.
Salarios: descartan aumento general y buscan focalizar en sectores de ingresos bajos
“Kelly” Olmos, que asumirá hoy al frente de Trabajo, se reunió ayer con Alberto Fernández y quedó confirmado que no habrá incrementos de suma fija.
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Olmos acudió ayer a la tarde a la Casa de Gobierno para reunirse con el mandatario en la previa a la jura de su cargo que se hará este mediodía. El encuentro fue breve y sirvió para que Alberto le ratificara a la próxima ministra que de su gestión espera una defensa del poder adquisitivo de los ingresos y también del nivel de empleo, que ambos coincidieron en juzgar como en proceso de crecimiento. Pero, sobre todo, para recalcar que el abordaje de la política salarial se hará mediante la continuidad de las paritarias y en todo caso a través de acciones focalizadas en los grupos más vulnerables.
Se trata de la confirmación de la política aplicada en la materia por el saliente Claudio Moroni. Ya desde la gestión de Martín Guzmán el equipo económico se había manifestado renuente a soluciones generalizadas como las que impulsa Cristina de Kirchner mediante aumentos de suma fija. Apenas arribó a Economía, Sergio Massa llegó a analizar esa alternativa pero rápidamente la desechó por la cerrada oposición de la CGT a través de referentes de los “gordos” de los grandes gremios de servicios y los “independientes” de buen diálogo con todos los gobiernos. Esos espacios interpretan los aumentos por decreto como un debilitamiento intrínseco de la herramienta paritaria en la que reside una parte sustantiva del poder que detentan.
Olmos, que en principio prevé ratificar a buena parte del equipo de su antecesor, trazó ayer con el Presidente una divisoria de la población por sectores de ingresos: los no asalariados por un lado y los asalariados, por otro, y dentro de esta última clasificación los formales y los informales. La actual vicepresidenta del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) espera dar inicio a su nuevo rol con la identificación de los segmentos más urgidos de esas categorías para ofrecer respuestas focalizadas.
Uno de los casos que se mencionaron ayer en la charla fue el de los trabajadores municipales de muchos distritos del interior del país. Entre esos asalariados, aunque formales, Olmos recordó que es frecuente encontrar niveles salariales por debajo del mínimo, vital y móvil. Se trata, según la funcionaria, del resultado de contrataciones directamente relacionadas con la crisis de 2001, de trabajadores que provenían de las manifestaciones sociales y a quienes se les dio cobijo parcial mediante empleos con remuneraciones cercanas al nivel de los planes asistenciales. De lo hablado con Alberto Fernández cabe esperar que no habrá anuncios en lo inmediato desde la cartera de Trabajo.
El ascenso de Olmos en la cartera laboral causó sorpresa y reacciones dispares en el sindicalismo. Al tono de advertencia de Pablo Moyano, que le recordó a Olmos su pasado como dirigente cercana a Carlos Menem en momentos en que su padre, Hugo, confrontaba con aquella gestión, ayer se sumó Mario Manrique, número dos del gremio de mecánicos (Smata) quien destacó que la nueva ministra deberá “resolver las problemáticas que se le plantean en las cuestiones del salario” y dijo esperar “que la nueva conducción del Ministerio pueda tener una gestión más ágil y comprometida” que la de Moroni. “La cartera de Trabajo debe hoy tener un rol central en el desarrollo de políticas de creación de empleo. Necesitamos justicia y firmeza, algo que no tuvimos hasta ahora. Esperemos que con la nueva ministra eso cambie”, apuntó en AM 750.
En cambio, Andrés Rodríguez, de los estatales de UPCN y adjunto de la CGT, desacreditó el mote de “menemista” que Pablo Moyano le adjudicó a Olmos al señalar que en tiempos de Carlos Menem todo el peronismo estuvo identificado con la misma vertiente. “Kelly Olmos es una compañera que tiene militancia peronista. La conozco, no de la época de Menem, sino cuando vino (Juan Domingo) Perón a la Argentina. Tiene una gran militancia dentro del peronismo. Con esos pergaminos, me parece que tiene capacidad, además profesional también, como para asumir la cartera de Trabajo”, añadió.
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