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Para las microempresas, la clave esta en ofrecer productos y servicios novedosos

Watson reconoce que ese desafío los obligó a estudiar muchísimo y «nos causó una gran sorpresa, porque uno suele pensar a la ciudad como algo ya construido, hecho y en realidad está todo el tiempo transformándose». De todas maneras, aclara que lo que ellos hacen no tiene nada que ver con lo que se conoce como turismo cultural, un término por demás ambiguo, que define una actividad muy de moda en algunos países como Nueva York o Londres. Por otra parte, Watson afirma que si bien al comienzo el servicio fue pensado para extranjeros, con el tiempo cayeron en la cuenta de que el mismo bien podría ser ofrecido para habitantes vernáculos. «Al comienzo pensamos estos paseos por la Ciudad para extranjeros. Por aquel entonces todavía no se había producido la devaluación en Brasil, de manera que venían muchos turistas. Pero después caímos en la cuenta de que también podía interesarles a los argentinos ya que les mostraba otra cara de la Ciudad, que no muchos conocen».
DE HISTORIADORES A EMPRESARIOS
Watson admite que pasar de historiador a guía turístico no fue fácil, tanto más cuanto que ellos no tenían ninguna formación empresarial ni de servicios. «Una cosa es estudiar Historia y otra es pararse delante de la gente y hablar sobre sucesos históricos relacionados con la ciudad. Me acuerdo que un día le estábamos contando cómo iba a ser uno de nuestros recorridos a un amigo que está en el rubro turístico y éste nos preguntó: y adónde van a parar para que la gente vaya al baño, algo que no teníamos previsto. Son pequeños detalles, pero que hacen al resultado final y que por ende hay que tener en cuenta». Asimismo, de poco les sirvió esa sólida formación académica para adentrarse en el, hasta ese momento, lejano, desconocido y seguramente menos tentador mundo de los negocios y el marketing. «Lo que más nos costó fue el aspecto empresarial. Empezamos siendo los historiadores que van a mostrar la Ciudad y pasamos a ser empresarios, de la cultura, pero empresarios al fin. Por ende, tuvimos que comenzar a pensar como ellos, algo que nos costó bastante», se resigna el historiador.
Watson afirma que de a poco comenzaron a tener mucho público argentino. «La clientela es muy heterogénea. En las salidas se anota desde gente que está sola y que quiere aprovechar la ocasión para recorrer la Ciudad acompañada, hasta profesionales que quieren conocer más y a quienes les gusta la idea de ser turistas en su propia Ciudad». Con el tiempo, y gracias a ese inmejorable método de promoción que son las referencias de boca en boca, Eternautas pudo consolidar dos mercados nuevos: los colegios y las empresas. Por eso empezamos a delinear salidas más cortas y específicas. En el caso de los colegios, tratamos de combinar los recorridos con los planes de estudio que tienen los chicos, en materias como Historia, Geografía o Educación Cívica.»
Por su parte, Watson destaca que la respuesta de las empresas también es buena. «Por un lado nos dimos cuenta de que la gente que viene a Buenos Aires viene a hacer negocios, no a recorrer. No sucede lo mismo que con Nueva York o Londres, sitios a los cuales la gente va per se; es decir, a hacer turismo, a conocer. Pero también advertimos que esos empresarios que estaban de paso por Buenos Aires se quedaban con las ganas de conocer más sobre la idiosincrasia de la gente, sobre los procesos económicos y políticos que atravesó la Ciudad, algo que difícilmente pudieran explicarles bien sus habituales anfitriones, es decir sus socios comerciales. Por eso, es un servicio que se ajusta perfectamente a nuestra formación académica.»
RECORRIDOS SEGUN TEMA
Los recorridos de Eternautas se arman en base a un tema determinado; por ejemplo «si elegimos hablar sobre la inmigración y la industrialización vamos a los lugares de Buenos Aires que nos sirvan para explicar ese tema. Es decir que primero elegimos el tema y después los lugares», dice Watson, quien agrega que uno de los itinerarios que más pedidos les deparó fue uno al que denominaron Buenos Aires al Sur, que recorría San Telmo, La Boca y Barracas. «Son las zonas más antiguas de la Ciudad y por ende las que más han cambiado. Fue ahí adonde transcurrió la ciudad colonial y donde se está produciendo una de las más fuertes transformaciones actuales: Puerto Madero», asegura el historiador. A raíz del éxito que tuvieron con este recorrido, Eternautas decidió implementar uno que abarcara el otro sur de la capital: Barracas, Pompeya, Parque Patricios y Boedo.
Más allá de que dentro del mercado turístico las repercusiones por los ataques terroristas a las Torres Gemelas amenazan con convertirse en un verdadero dolor de cabeza, Watson considera que «la demanda puede ser buena en la Argentina, porque todos los europeos que tenían pensado irse a Estados Unidos ahora quizás vengan para acá». Asimismo, destaca que «para nosotros ésta es una manera de devolverle a la sociedad un poco de todo lo que en su momento nos dio por haber podido estudiar en la Universidad de Buenos Aires. Igualmente, no queremos quedarnos encasillados en hacer tours. Queremos ser una consultora de Historia, como las hay de abogados o de recursos humanos. Por ejemplo, hace poco una empresa nos pidió que hiciéramos una investigación sobre la historia del edificio en el cual están instaladas sus oficinas. Y nos pareció genial. Apunta más a nuestra formación», concluye el empresario.
CENTRO DE INVESTIGACION ARGENTINO-JAPONES
Inspirada por sus lecturas sobre el método hipocrático, que se remonta 2.500 años atrás, y que cuyo postulado básico es que una alimentación adecuada es el fundamento primordial de la salud y felicidad humanas, Alba del Valle Caínzo de Mendoza decidió, dedicarse al estudio de la fitocosmetología, consistente en tratamientos para la piel a base de elementos exclusivamente naturales, sin agregados químicos de ningún tipo. Luego de ese período dedicado a la investigación, Caínzo de Mendoza comenzó a cosechar los frutos; junto con sus hijas Liliana y Patricia comenzó un emprendimiento familiar, que denominó Centro de investigación argentino- japonés, a través del cual brindan tratamientos basados en esta técnica a pacientes con problemas en la piel o bien con problemas de estrés. El funcionamiento del Centro es supervisado por el doctor Hideyasu Maeda.
«A partir de un problema de salud que tuvo un integrante de nuestra familia, comenzamos a interrogarnos el porqué de la utilización masiva de antibióticos, que tanto daño causa en el organismo», explica Caínzo de Mendoza. «Luego comenzamos a pensar sobre qué probabilidades habría de remitirnos a las terapias naturistas originales.» El siguiente paso de la obstinada mujer en su búsqueda de terapias alternativas fue remitirse a docentes de la Universidad Nacional de Tucumán, así como también a antropólogos alemanes que por aquella época se encontraban realizando un trabajo de campo en aquella provincia. «Fue así que llegué a textos antiguos en los cuales había una vasta información sobre la medicina natural y que me permitieron sacar algunos conceptos básicos, relacionados con prácticas terapéuticas a base de vegetales».
Por su parte, Patricia, explica que «nos encargamos de todo lo que tenga que ver con afecciones de la piel, pero a partir de una visión integrada de todo el cuerpo, porque entendemos que todo está relacionado. Trabajamos exclusivamente con compuestos elaborados con hierbas naturales. Según la afección que padezca cada paciente se confecciona un tratamiento a seguir, que incluye ungüentos por un lado y alimentos naturales orgánicos por el otro. Es decir que los tratamientos también tienen una orientación nutricional, a base de cereales, hierbas y minerales».
El método combate desde problemas de calvicie y faciales hasta los inconvenientes ocasionados por una vida poco saludable, atosigada por la mala comida y el estrés. «Al tratamiento externo del cuerpo se le suma el proceso interno. Con esto se contrarresta una vida caracterizada por el consumo de alimentos de mala calidad y el estrés, producto de la presión constante en que se vive en la actualidad», dice la terapeuta sobre lo que ella interpreta como un círculo vicioso.
MALENTENDIDOS
La terapeuta también aprovecha la ocasión para hacer una advertencia respecto de algunos infundidos que trascienden por nuestros tiempos y que, según ella, generan más confusión sobre este tema. «Hoy en día todo recibe la denominación de natural y no es así; para empezar lo natural tiene un determinado tiempo de vida. Por eso mismo, es muy difícil que los productos naturales sean de venta masiva. Y por otra parte, usar químicos es descomponer el elemento, de manera que el potencial curativo del mismo disminuye.» Los elementos utilizados para elaborar los productos son vegetales autóctonos extraídos directamente de sus zonas de origen. «La hierba conserva mayor potencial cuanto mayor componente tiene de la zona de origen», dice Patricia, quien también aclara que «los tratamientos no son invasivos. Las sesiones incluyen reposos en una camilla orgánica, en la cual el cuerpo trabaja el plano muscular, energético y orgánico.
Las sesiones duran como mínimo 1 hora y prosiguen fuera del consultorio, mediante la utilización de un set de elementos que se le otorga al paciente para que éste prosiga su tratamiento desde su domicilio. Pero la terapeuta aclara que «no hay un tiempo determinado para cada tratamiento, sino que la duración de los mismos difiere según el grado de toxicidad orgánica de cada paciente».
ASPECTO COMERCIAL
Por su parte, Liliana, la integrante de la familia que se encarga del aspecto comercial del emprendimiento, comenta que «estamos pensando en expandir nuestra actividad en todo el país, a través de la apertura de centros y de capacitación para las personas que trabajen en los mismos». La joven aclara que los interesados «tendrán que dejar de lado los conceptos recibidos en la educación formal, ya que nosotros planteamos un concepto completamente distinto. En caso de ser necesario, los profesionales se trasladarán al interior del país. Y los cursos estarán dirigidos a manicuras, pedicuras, médicos y cosmetólogos». Asimismo, Liliana informa que los cursos están programados de manera tal que quienes los reciban estén en condiciones de comenzar a trabajar de manera inmediata, «con nuestra supervisión y nuestro provisionamiento de elementos». En estos momentos, la microempresa se encuentra a la búsqueda de productores de alimentos orgánicos, habida cuenta de que éstos son utilizados para elaborar las recetas alimentarias.
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