4 de octubre 2017 - 19:34

Cataluña avanza hacia la independencia y Rajoy envía al ejército para apoyo logístico

Los partidos Junts Pel Sí y la CUP, que tienen mayoría en el Congreso, pidieron una sesión para discutir la declaración
Los partidos Junts Pel Sí y la CUP, que tienen mayoría en el Congreso, pidieron una sesión para discutir la declaración
Los partidos independentistas de Cataluña preparaban este miércoles los últimos pasos antes de la declaración unilateral de independencia, provocando llamamientos al diálogo de la Comisión Europea y una fuerte caída de la bolsa de Madrid. El Ejército español llegó desde Zaragoza para reforzar a la Policía con comida, ropa y duchas.

La escalada de la crisis genera inquietud en el continente y por primera vez la Eurocámara debatió al respecto. "Llegó el momento de dialogar, de encontrar una salida al callejón sin salida, de trabajar dentro del orden constitucional de España", dijo el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans.

Pero los eurodiputados de los principales grupos también pidieron a las autoridades catalanas evitar una declaración de la independencia que, en opinión del portavoz de los socialdemócratas Gianni Pittella, "echaría más leña al fuego".

El gobierno manda al ejército a Cataluña para apoyar a los efectivos desplegados allí de la Guardia Civil y la Policía Nacional, informó el diario El Confidencial.

Dos contingentes militares formados por un total de 20 camiones llegaron ayer a Cataluña procedentes de Zaragoza. El principal objetivo del ejército es reforzar los servicios de comida, ropa, lavandería, higiene y duchas de la Guardia Civil y la Policía Nacional después de los problemas que han encontrado estos cuerpos para instalarse en hoteles en Cataluña.

Varios "escraches" contra agentes policiales se han producido en las últimas horas ante los hoteles donde se encuentran alojados.

Las posiciones entre Barcelona y el gobierno central de Mariano Rajoy se distancian cada día más después del voto del domingo en Cataluña, marcado por la violencia policial al intentar impedirlo, y ninguno quiere ceder.

Puigdemont reiteró en distintas ocasiones la necesidad de una mediación entre ambos ejecutivos para solucionar una de las peores crisis en las últimas décadas en España.

En un discurso televisado el miércoles, el dirigente catalán acusó al gobierno español de no aceptar "ninguna de las opciones de mediación que ya hay encima de la mesa", entre ellas una del presidente regional del País Vasco, Iñigo Urkullu, según explicó el Partido Nacionalista Vasco.

"Creo, con toda sinceridad, que vuelve a ser una gran irresponsabilidad", aseguró Puigdemont.

"Está absolutamente fuera de la realidad", le respondió justo después la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, en una breve comparecencia. "Insiste en una deriva que le aleja cada vez más de la rectificación que le está pidiendo todo el mundo".

La intervención se realizaría después de que el rey Felipe VI lanzó un duro mensaje contra los líderes catalanes en una declaración al país en la que apoyó al Gobierno de España y dijo que el Estado actuará para cumplir con la legalidad.

La inquietud prendió entre los inversores y el índice principal de la Bolsa de Madrid, el Ibex-35, perdió 2,85% en la sesión de este miércoles.

Especialmente sufrieron los dos grandes bancos catalanes, CaixaBank y el Banco de Sabadell, con pérdidas del 4,96% y 5,69%, mientras que el Santander, primer banco español, perdió 3,83%.

Cataluña, con una fuerte industria exportadora y turística, es la región más rica de España junto con Madrid y aporta el 19% del PIB español.

Un importante lobby económico regional, el Círculo de Economía, mostró en un comunicado "su preocupación máxima" ante una declaración de independencia y criticó "la violencia inexplicable" del domingo.

En los próximos días, el ejecutivo catalán debe oficializar los resultados del referendo que según sus cuentas ganaron con un 90% de síes y una participación del 42,3% de los 5,3 millones de electores.

Sin embargo, la actuación policial y las carencias de su organización, sin las garantías habituales, no permiten un análisis fiable del resultado.

La sociedad catalana está dividida casi a partes iguales sobre la cuestión. El domingo, asociaciones unionistas, apoyadas por el Partido Popular de Rajoy, convocaron una manifestación en el centro de Barcelona con el lema "¡Basta, recuperemos la sensatez!".

Desde Madrid, buscan la manera de frenar la independencia.

En un discurso solemne el martes, sin una referencia a los heridos por las cargas policiales, el rey Felipe VI acusó de "deslealtad" a los líderes catalanes y afirmó que "es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional".

Puigdemont le respondió en su mensaje televisado, acusándolo de ignorar "deliberadamente a millones de catalanes que no piensa como él" y de "asumir un rol inadecuado que sólo busca allanar las decisiones que el gobierno español hace tiempo que estudia para liquidar las aspiraciones de soberanía" catalanas.

Entre estas opciones, está la suspensión de la autonomía regional que el gobierno de Rajoy nunca descartó y que cada vez reclaman más voces en este país.

En Cataluña, los ánimos están encendidos desde la brusca intervención policial del domingo contra los manifestantes que se concentraban frente a los colegios electorales para proteger las urnas de votación.

El enfado se reflejó el martes con una huelga general y numerosas manifestaciones en toda la región contra la violencia policial. Solo en Barcelona, con 1,6 millones de habitantes, unas 700.000 personas se movilizaron en diferentes marchas.

Por su parte Antoni Marti, el presidente de Andorra, un pequeño país situado entre Francia y España culturalmente muy ligado a Cataluña, pidió un "diálogo político" para salir de la crisis.

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