“Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades”, que acaba de estrenar Netflix, es la candidata mexicana al Oscar. Y es la primera película que González Iñárritu hace en su país en 21 años. La anterior, su estremecedor debut, fue “Amores perros”. Después se estableció en EE.UU. donde encaró, con sellos norteamericanos, “21 gramos”, “Babel”, “Biutiful”, “Birdman”, “El renacido” y varios cortos, con todo lo cual se ganó cuatro Oscars y otros 122 premios surtidos.
“Bardo”: el “canto a mí mismo” de González Iñárritu
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Ahora, con “Bardo”, no solo vuelve al terruño, sino que saca cuentas consigo mismo y con su país natal, a través de un personaje, un periodista y documentalista en crisis más allá de ser mundialmente reconocido. En su regreso, a ese personaje, encarnado por Daniel Giménez Cacho, se le mezclan memorias viejas, reflexiones dolidas, sueños, fantasías, y todo lo vive como si fuera cierto. Algún espectador puede perderse un poco, pero no se aflija, simplemente se está metiendo en la cabeza de un hombre quizá medio enfermo que piensa, delira, e imagina. Tal vez imagine demasiado, porque la película dura 159 minutos y hay partes que sinceramente podrían quitarse. ¿Pero cómo, sin alterar el conjunto? Y aún esas partes tienen su contenido, un simbolismo, algo que integra esa suerte de mural histórico, social, personal de un mexicano que ha visto mucho y sufrido bastante (“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, decía una famosa frase que le atribuyeron erróneamente al presidente Porfirio Díaz del XIX, y las cosas no cambiaron mucho, aunque ahora algunos digan “Bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos”).
Con esta obra el autor deslumbra y también cansa un poco, afirma su personal estilo y toma una leve deuda con, entre otros, Fellini, Saura, Sorrentino y Theo Angelopoulos, y hace, por primera vez, una obra más dolida que truculenta. No diremos que tiene un final feliz, exactamente, pero se acerca. Hasta puede considerarse como una comedia. Dramática. Quizá la nominen. Y también al director de fotografía, el iraní Darius Khondji, de memorables trabajos para Caro & Jeunet, Bertolucci, Woody Allen y otros. Ojalá también nominen a los argentinos Griselda Siciliani, coprotagonista, que está muy bien, y Nicolás Giacobone, coguionista, pero ya es mucho pedir.
“Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades” (México, 2022). Dir.: A. González Iñárritu. Int: D. Giménez Cacho, G. Siciliani, X. Lamadrid, C. Guadarrama. (Netflix).
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