El Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), realizado esta semana en La Rural, confirmó que el agro argentino mantiene intacta su capacidad de innovar y trabajar en red. Bajo el lema “Código abierto”, la propuesta invitó a compartir conocimientos y experiencias para que cada productor adapte un modelo base —siembra directa, Buenas Prácticas Agrícolas e innovación permanente— a las particularidades de su zona y su estrategia productiva.
Aapresid 2025: innovación y tecnología para que el agro argentino alcance las 200 millones de toneladas
Con récord de asistencia y avances tecnológicos clave, Aapresid 2025 confirmó que el agro argentino avanza hacia un salto productivo y exportador de magnitud.
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El Congreso Aapresid 2025 se consolidó como un motor de oportunidades, con una asistencia récord de 12.500 participantes.
El concepto, tomado del mundo del software, implica abrir el conocimiento, ponerlo a disposición y permitir que cada actor lo modifique, lo complemente y lo aplique según su realidad productiva. “No hay una receta única para producir”, fue una frase repetida en varios paneles, y ese espíritu de adaptación y flexibilidad marcó el pulso de esta edición.
Las proyecciones expuestas en el encuentro apuntan a que la producción agrícola pase de las actuales 140 millones de toneladas de granos a entre 170 y 200 millones en los próximos años. El desafío no es solo producir más, sino aumentar la competitividad para conquistar mercados internacionales, generar divisas, impulsar empleo y consolidar a la Argentina como proveedor confiable de alimentos. Para lograrlo, la adopción de tecnología, la gestión eficiente de los recursos y la articulación público-privada aparecen como ejes centrales.
El aporte de las empresas más importantes del agro para lograrlo
Tres de las compañías más influyentes del agro global —BASF, Bayer y Syngenta— coincidieron en que el futuro productivo argentino depende de integrar innovación tecnológica, sustentabilidad y adaptabilidad a los nuevos estándares internacionales.
Juan Pablo Migasso, Gerente Senior Sistema de Cultivos de BASF en Argentina, explicó en diálogo con Ámbito que la compañía está trabajando para que el productor encuentre en un mismo ecosistema las soluciones que necesita para planificar y optimizar cada paso de la campaña. En este sentido, destacó que "el desafío es que las decisiones agronómicas se tomen con información precisa y en el momento justo”.
Teniendo en cuenta que hay dos cultivos que claramente se van a destacar esta campaña, el girasol y el maíz, Migasso recalco que “después de la chicharrita en maíz, que redujo superficie, el girasol se volvió una opción muy atractiva. En el sudeste y oeste bonaerense y en el norte del país está creciendo fuerte. El año que viene vamos a lanzar un nuevo herbicida de presiembra para girasol. Hacía muchísimo que no se presentaba algo así. Es un desarrollo que nace de la misma molécula de Voraxor, con excelente control de gramíneas y persistencia”. En cuanto al maíz, lanzaron dos nuevos híbridos, uno con altísimo potencial de rendimiento y gran estabilidad y otro que suma control avanzado de malezas y se adapta a siembras tempranas y tardías. El portfolio de lanzamientos se completa con un híbrido de girasol que ofrece alto rendimiento, buen perfil sanitario y mayor contenido de aceite.
Desde Bayer, Maximiliano Cueto, líder de Protección de Cultivos y Maíz para Cono Sur, resaltó que la compañía está impulsando un cambio de paradigma hacia la agricultura regenerativa, un enfoque que combina productividad, rentabilidad y cuidado del ambiente. “Estamos frente a una transformación donde el valor no está solo en el rinde, sino en cómo producimos: cuidando el suelo, capturando carbono y garantizando trazabilidad”, explicó en diálogo con Ámbito.
Bayer presentó avances en híbridos de maíz y variedades de soja adaptadas a diferentes ambientes productivos, junto con desarrollos para manejo de carbono y restauración de suelos degradados. En esta línea, Cueto destacó que la idea de la compañía es “que el productor pueda demostrar que su producción es sustentable y, al mismo tiempo, mejorar su rentabilidad; ese es el círculo virtuoso que buscamos”. Para él, la competitividad futura no solo dependerá de la genética o de los insumos, sino de la capacidad para “cumplir con los estándares que los mercados más exigentes empiezan a demandar de forma obligatoria”.
En el caso de Syngenta, la gran novedad fue un herbicida que, tras más de diez años de investigación, fue reconocido bajo una nueva subclase química y promete recuperar el control sobre gramíneas resistentes. Este tema fue uno de los más acaparó la atención de técnicos, productores y contratistas que buscaron en todo momento recoger la mayor cantidad de información que existe sobre la actual resistencia de este tipo de malezas.
Alejandro Piñeiro, Gerente de producto herbicidas en Syngenta, aseguró a Ámbito que “este es un problema que compromete la rentabilidad y la sustentabilidad del sistema productivo, y que hasta ahora no tenía una solución de fondo”. Según el especialista, esta herramienta no está pensada como una solución aislada, sino como parte de un esquema integral de manejo. “Queremos que el productor lo use junto con rotaciones, cultivos de cobertura y prácticas que eviten que volvamos a perder el control sobre estas especies”.
Aunque cada compañía tiene un enfoque particular, todas comparten una visión común: que la Argentina tiene la oportunidad de acelerar su transformación tecnológica, optimizar el uso de los recursos y consolidar su reputación como productor competitivo y responsable a nivel mundial. En Aapresid, ese mensaje se tradujo en un mismo objetivo: producir más, mejor y de manera sustentable, aprovechando cada oportunidad que brinde la innovación.
Oportunidades para el agro argentino
El Congreso Aapresid 2025 se consolidó como un motor de oportunidades, con una asistencia récord de 12.500 participantes, 450 disertantes, más de 160 paneles y 150 expositores, además de rondas de negocios y nuevas instancias de colaboración.
Iniciativas como la alianza con la Sociedad Rural Argentina para potenciar la plataforma Aapresid Conecta —que digitaliza datos, facilita certificaciones y brinda capacitación— y la Red de Validación de Agtech, que conecta innovaciones con experiencias reales en el campo, muestran que la tecnología puede llegar más rápido al productor. También se destacaron acuerdos para que startups tecnológicas prueben sus desarrollos en establecimientos de diferentes regiones, acelerando la adopción de soluciones que antes tardaban años en validarse.
En materia de gestión de insumos, el uso de semilla fiscalizada mostró un avance significativo, pasando del 19 % al 24 % en el último año, lo que significa más de 20.000 productores y 3,8 millones de hectáreas sembradas bajo esta modalidad. Este crecimiento, aunque todavía parcial, es visto como un paso clave para fortalecer la innovación genética y garantizar la trazabilidad de la producción.
Pero todo pasa por la rentabilidad y en este punto vale la pena destacar que si bien hoy los márgenes son ajustados, el productor argentino esta muy acostumbrado a trabajar en entornos desafiantes. El foco es en definitiva sacar más kilos por hectárea y para lograrlo el camino pasa por el monitoreo constante, el asesoramiento técnico y no fallar en el planteo agronómico. Ahí es donde las empresas ponen a disposición de los productores las herramientas que integran genética, protección de cultivos y tecnología.
En concreto, tenemos la tierra, tenemos la gente, la tecnología y tenemos el conocimiento. Lo que falta es decidirnos a usarlo todo junto para dar el salto que sabemos que puede dar el campo argentino.
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