17 de noviembre 2023 - 00:00

Cantilo: “El oficio del músico y del compositor está amenazado”

Diálogo con el legendario cantautor que vuelve a actuar hoy en La Plata y el próximo 7 de diciembre en el Teatro Picadilly.

miguel cantilo. “La humanidad retrocede a niveles de esclavitud”.
miguel cantilo. “La humanidad retrocede a niveles de esclavitud”.

El oficio del músico y del compositor está amenazado por las figuras de pobre contenido y alta demanda, lo cual incide mucho en nuestra subsistencia, pero no es más que una modalidad del miserable sistema imperante. Ya en nuestra adolescencia nos decían: ¿usted es músico? ¿y de qué trabaja?...”, afirma Miguel Cantilo, legendario cantautor que presenta “Despertar”, su nuevo disco, del que participaron Litto Nebbia, León Gieco, Fabiana Cantilo, Hilda Lizarazu, Juan Carlos Baglietto, Sandra Mihanovich, Jorge Durietz, Lito Vitale, Claudio Gabis, Kubero Díaz y Javier Malosetti, entre otros.

Hoy se presenta en el Hipódromo de La Plata tras su paso por Córdoba y San Luis, en tanto cierra el año el 7 de diciembre a las 21 en el Teatro Picadilly. Dialogamos con él.

Periodista: El contenido de las letras propone un urgente despertar del sueño en que viven las mayorías, ¿cómo puede ampliar?

Miguel Cantilo: Para alguien que ha visto los cambios en la sociedad durante siete décadas resulta obvio que lo que está ocurriendo es que el ser humano está dominado por una matrix que viene diseñándose hace años, en la que la dominación de las multitudes viene ejercida desde centros de poder que las manipulan y domestican mediante el uso de condicionamientos de todo tipo: consumo interminable, entretenimiento, tecnología, adicciones, miedo. Es decir, el que no quiere ver la degradación de la sociedad, al menos en el mundo occidental, es porque está también sumido en esa somnolencia.

P.: ¿Cómo son esos autómatas que cumplen un programa a rajatabla?

M.C.: Los integrantes de la sociedad que aceptan sin oposición ser triturados durante años por un trabajo mal o bien remunerado pero que solo le promete un premio de consumo, un sueño de confort, con una mirada materialista de la vida que, al fin de ella lo encuentra como dice Gieco: “Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente”.

P.: Me resuena a Marx, Foucault y pensadores de esos tiempos, ¿cuáles lo influyeron?

M.C.: No leí a ninguno, sinceramente. Pero no descarto que hayan sido visionarios, como muchos otros, de la debacle que se venía, de la concreción de ese programa de mecanización del individuo que en la actualidad está degradando los niveles educativos, culturales, espirituales y retrocediendo a situaciones de esclavitud y de violencia internacional que ponen de manifiesto la brutalidad de los diseñadores, ya sea que los destinatarios lo vean o no.

P.: Pero no todo es negativo, también habla del amor de pareja, solidaridad o culto de la verdad...

M.C.: Es un disco con catorce canciones cuyas letras fui escribiendo cuidadosamente durante dos años, o sea que hay un vagón de temas entrecruzados. La idea es que el interesado en compartir la obra sepa que los lineamientos tienen una parte crítica hacia la sociedad pero otra profundamente creyente en el hombre, en el ser humano consciente, que trabaja sobre sí mismo y en un mundo nuevo por venir en el que las minorías espiritualizadas están creciendo y llegarán a tener un poder de modificación sobre esta situación degradante.

P.: Grabó con grandes del rock nacional, ¿qué puede decir de esa era dorada y dónde quedó?

M.C.: Las preguntas resuenan a la inmediatez de la actualidad, con la sensación de que las ideas de Marx y Focault o los músicos del rock fueran algo superado que no merece la práctica del frenético consumo de los tiempos actuales. Puede ser, pero en cualquier ámbito, lo que tuvo aplicación y mérito en algún momento permanece al servicio de quienes saben detectarlo y saborearlo, sea de la edad que fuere...

P.: ¿Cómo se lleva con la era Spotify? La música llega con un click a todo el mundo pero ¿cómo se gana dinero con eso? ¿Cómo viven hoy los músicos en la era de las plataformas?

M.C.: Spotify es una trampa monopólica creada por socios de los diseñadores de la matrix en que vivimos, pero no es más que otro de los mecanismos con que se esclaviza a los trabajadores, en este caso de la música. Ha sido pensada meticulosamente para desbancar otras nobles industrias como la del compacto o el vinilo, que tanto disfrutaron las generaciones precedentes. Pero es todo parte de lo mismo. El mundo está en manos de minorías que ejercen el poder económico para su exclusivo beneficio en perjuicio de grandes mayorías, cada vez más numerosas.

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