18 de enero 2024 - 00:00

Con paritarias acelerándose, crecen dudas por el objetivo de desindexar del Gobierno

La dinámica inflacionaria predispone a los sindicatos a negociaciones mensuales o bimestrales. Analistas señalan que un período recesivo resultará en salarios a la baja, lo cual no tendría mayor impacto en la inflación que busca reducir Milei.

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La inflación en diciembre corrió al ritmo del 25% y las consultoras privadas proyectan un porcentaje similar durante el mes actual. Las negociaciones paritarias están en marcha y la meta de los sindicatos es la actualización mensual de los salarios. Sin embargo, cabe el interrogante sobre cómo podría impactar este mecanismo de indexación en la búsqueda de reducir la inflación.

Guido Agostinelli, economista y autor del libro Falacias Libertarias, recuerda cómo entiende el movimiento libertario la incidencia de la negociación salarial en el mercado de trabajo: “Una frase que se suele escuchar generalmente es que el que no trabaja, es porque no quiere. Esta premisa surge de la teoría neoclásica, según la cual el mercado laboral debe regularse solo por la ley de oferta y demanda. Entonces, si alguien está desempleado, debe bajar su precio (salario) para conseguir trabajo, por lo cual el desempleo sería voluntario”. También destaca que, según la teoría sostenida por Javier Milei, el Estado interviniendo con la fijación del salario mínimo, cantidad máxima de horas trabajadas, aguinaldo o vacaciones pagas, puede generar mayor desempleo, ya que si un trabajador es menos productivo de lo que establece ese salario, no va a ser contratado.

Los acuerdos salariales cerrados en las últimas horas van a contramano de la lógica libertaria. La UOCRA -construcción- negoció una suba del 20%, bajo revisión mensual. El gremio SMATA -mecánicos- arregló aumento bimestral de 38,85%. La UTA -transporte- prorrogó la discusión al 23 de enero. ¿Cuánta injerencia mantienen estas subas en la dinámica inflacionaria?

Para Sergio Arelovich, coordinador del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE) y asesor gremial, a Milei “no le interesa lo que ocurra entre privados, pero sí en el sector público”. Sin embargo, considera que la negociación salarial tiene diferentes impactos macro según se trate de salarios estatales, privados, registrados, informales o independientes, volumen de trabajadores y tipo de actividad. Por ejemplo, en el sector privado “toda mejora salarial lo es desacumulando parte de la ganancia preexistente y/o reduciendo la que se genere en el futuro inmediato”. Una porción del aumento salarial, señala Arelovich, es en verdad “una sustitución del gasto”, porque al reducir la ganancia empresaria “el ahorro en el pago del impuesto a las ganancias, en vez del Estado, tendrá por destino a los trabajadores”. Por lo cual, “no hay mayor masa de dinero en circulación, es la misma pero en diferente bolsillo”.

Desde el Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN) se sigue el tema con detenimiento. “El escenario de caída en la actividad con inflación alta generaría un incremento en el desempleo, el cual tensiona los salarios reales a la baja, lo cual es un aspecto central en el plan económico del gobierno nacional”, explica Kevin Castillo. Sin embargo, considera que las negociaciones paritarias de actuales “ponen en jaque” la caída del salario real.

La misma discusión se replica en distintos países, aunque con otros indicadores macro, recuerda Norberto Sosa, director de IEB. “En Estados Unidos, las negociaciones salariales son un desafío en los procesos de reducción de la inflación”, contextualiza el economista. Sin embargo, puntualiza sobre Argentina: “En una situación de deterioro en la actividad en el corto plazo, que difícilmente evite mayor desempleo, estamos lejos de una “sticky inflation (inflación pegajosa), pero sí cerca de un mayor nivel de conflictividad sindical”, alerta.

En cambio Luis Campos, investigador de la CTA, retrata un escenario “abierto”. Por un lado, la aceleración de precios “empuja a acuerdos salariales cada vez más cortos”. Aunque para los trabajadores “siempre es a pérdida”, incluso quienes mantienen cláusulas gatillo, la baja de la inflación “también depende de detener la inercia”. En ese sentido, los salarios ajustados por inflación pasada “no ayudan a ese objetivo”, pero será importante entender si esa actualización es generalizada o solo alcanza a una porción de trabajadores, “dejando empatados o atrás a otros sectores”. Durante septiembre y octubre la caída de asalariados registrados fue del 0,2%. “Contrasta fuerte con la dinámica que se había venido registrando en los tres años anteriores”, alerta el especialista.

Frente al crítico porvenir, el economista Pablo Besmedrisnik, de VDC Consultora, resalta que el Estado deberá asegurar el acceso fluido a bienes alimentarios básicos, aunque “parezca en retirada” de las intervenciones en precios, “deberá considerar políticas en esta situación de emergencia”. Para el especialista, por el raid inflacionario la reducción de períodos de ajuste en los salarios no compensará la suba continua de precios, al margen de que solo beneficiará a los trabajadores “declarados y sindicalizados”.

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