29 de octubre 2025 - 22:00

A 65 años del nacimiento de Diego Armando Maradona: 3 lugares históricos para visitar y rendirle homenaje

A cuatro años de su muerte, su huella sigue viva: los lugares que marcaron su historia personal y futbolística.

Tres sitios para recordar a Diego Armando Maradona

Tres sitios para recordar a Diego Armando Maradona

Desde los barrios humildes de Buenos Aires hasta los estadios que lo convirtieron en leyenda, Diego Armando Maradona dejó una huella imborrable en la Argentina y en el mundo. Hoy, a pesar de su muerte, su figura sigue viva no sólo en los recuerdos de los fanáticos, sino también en los rincones que habitó a lo largo de su vida. Visitar esos lugares es más que un paseo turístico: es una travesía por la vida de un ícono del fútbol mundial.

Al mismo tiempo, los últimos días del “Diez” y la batalla judicial que se libran tras su muerte añaden capas de complejidad a la historia de Maradona. La admiración convive con la reflexión, el mito con la crítica, y el homenaje con la exigencia de verdad. A continuación, repasamos tres sitios simbólicos que podés visitar, cómo fueron sus últimos días y cómo sigue la causa abierta por su muerte.

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Tres lugares que marcaron la vida de Maradona y que hoy podés visitar

  • Villa Fiorito: La casa natal de Maradona está ubicada en la calle Azamor 523 y es el escenario de sus primeros pasos en el fútbol y en la vida. Allí vivió hasta aproximadamente los 16 años, cuando su talento lo llevó a otros lugares.

  • La Paternal, barrio de Argentinos Juniors: El estadio de Argentinos Juniors (actualmente llamado Estadio Diego Armando Maradona) y sus alrededores remiten al debut profesional del ídolo y al crecimiento de su leyenda.

  • Los homenajes en Nápoles y Buenos Aires: En Italia y en Argentina abundan murales, altares y recorridos por los barrios que lo celebran. En Nápoles, por ejemplo, el santuario dedicado a Maradona se ha convertido en un gran imán turístico.

Cómo fueron los últimos días de Diego Maradona

Sus últimos días transcurrieron en una casa prestada en el barrio privado San Andrés de Tigre, bajo cuidados médicos que hoy se juzgan como insuficientes. Una cronología marcada por el aislamiento, la depresión y síntomas ignorados revela un declive que culminó en un edema agudo de pulmón, secundario a una insuficiencia cardíaca crónica.

El 30 de octubre de 2020, Maradona cumplió 60 años rodeado de afecto en el estadio de Gimnasia y Esgrima La Plata, el club que dirigía. Fue un homenaje emotivo: dignatarios del fútbol, su hijo Dieguito Fernando y miles de hinchas lo ovacionaron, pero su figura frágil –apoyado en el brazo de su asistente– ya delataba el desgaste. "Diego está entero, hay Maradona para rato", tuiteó entonces su abogado Matías Morla, aunque la realidad era otra: anemia, deshidratación y un pozo emocional profundo lo aquejaban. Tres días después, el 2 de noviembre, un cuadro de debilidad general lo llevó a la Clínica Ipensa de La Plata, donde se detectó también un hematoma subdural en el cerebro.

El 4 de noviembre, tras estabilizarse, fue transferido a la Clínica Olivos para una cirugía de urgencia. Bajo la supervisión del neurocirujano Leopoldo Luque, se le drenó el hematoma en una operación exitosa de una hora y veinte minutos. Maradona despertó lúcido, aunque sedado, y pronto expresó su deseo de volver a casa. "Quiero irme, no aguanto más esto", le confesó a su entorno, rechazando internaciones prolongadas. El 12 de noviembre, contra el consejo de un equipo médico que recomendaba un centro de rehabilitación, fue dado de alta para una internación domiciliaria en Tigre.

Los días siguientes, Maradona mostró entusiasmo por su recuperación: caminaba por el jardín, bromeaba con visitantes y hasta planeó un "escape" a Cuba para alejarse del asedio mediático –drones sobrevolaban la casa, lo que indignó a Morla–. Recibió ofertas de Venezuela y Cuba para un retiro discreto, y soñaba con reinsertarse en el fútbol. Pero el encierro lo consumió. "Su depresión creció al ser encerrado en su cuarto", relató un allegado. Bloqueaban canales de TV para evitar críticas, cambiaban su número de celular cada 10 días para aislarlo de "influencias tóxicas", y su alimentación se deterioró: apenas comía, fumaba puros a escondidas y pedía alcohol, que su entorno a veces le concedía.

El 23 de noviembre, dos días antes de su muerte, Verónica Ojeda –madre de Dieguito Fernando y expareja intermitente– lo visitó y lo encontró en un estado alarmante. "Llegué a las cinco de la tarde y estaba solo, con el custodio Coria y una enfermera en el living. Estaba hinchado, desfigurado, la panza y las manos como globos", testificó Ojeda en el juicio, con lágrimas. Maradona, postrado en la cama, le pidió privacidad: "No te hagas problema, mami, andá tranqui". Esa noche, tras una discusión con Luque –a quien amenazó con agredir por su insistencia en chequeos–, se acostó angustiado. Su sobrino Johnny Espósito lo vio con vida a las 23:30, dejando sándwiches de miga para cenar que quedaron intactos.

El enfermero de noche, Ricardo Almirón, entró a las 6:30 y lo vio "respirando" en la cama, pero no realizó controles vitales. La enfermera del turno diurno, Gisela Dahiana Madrid, oyó movimientos a las 7:30 y optó por "dejarlo descansar", sin ingresar hasta el mediodía. A las 11:30, la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz llegaron para una visita rutinaria. Encontraron a Maradona inmóvil, sin pulso. Iniciaron RCP desesperados, pero ya era tarde: la data de muerte se estimó alrededor de las 12:00, aunque la agonía pudo haber empezado a medianoche. Cuatro ambulancias llegaron minutos después, pero nada se pudo hacer. Luque, alertado, llamó al 911 a las 12:16 sin identificar al paciente: "Una persona fallecida, aproximadamente 60 años".

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Cómo sigue la causa por su muerte

La causa judicial por presuntas negligencias médicas que derivaron en su muerte continúa marcada por giros inesperados. El juicio oral contra siete profesionales de la salud, imputados por homicidio simple con dolo eventual, fue anulado en mayo pasado tras un escándalo que involucró a la jueza Julieta Makintach, quien renunció recientemente a su cargo en medio de un proceso de enjuiciamiento que podría haber culminado en su destitución. Mientras tanto, la familia del "Diez" exige celeridad para un nuevo debate, que aún no tiene fecha confirmada.

La muerte de Maradona, causada por un edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca congestiva reagudizada, según la autopsia realizada por el médico forense Mauricio Cassinelli, no fue un evento súbito. Durante las audiencias del primer juicio, iniciado el 11 de marzo de 2025 en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de San Isidro, se reveló que el astro argentino agonizó al menos 12 horas antes de su deceso, con un corazón que pesaba el doble de lo normal (503 gramos) y acumulación de 4,5 litros de líquido en su cuerpo. Cassinelli, quien dirigió la autopsia, enfatizó que los síntomas eran evidentes y que Maradona no era apto para cuidados domiciliarios, como se decidió en su alta hospitalaria el 3 de noviembre de 2020.

Los imputados –el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, la médica Nancy Forlini, el coordinador de enfermeros Mariano Perroni, el enfermero Ricardo Almirón y la enfermera Dahiana Madrid– enfrentan acusaciones de haber actuado de manera "deficiente, temeraria e indiferente", según la fiscalía. Un panel de 21 expertos concluyó que el fatal desenlace era prevenible, con omisiones como la falta de monitoreo adecuado y medicamentos contraindicados. Sin embargo, las defensas alegan irregularidades en la escena del crimen y argumentan que el estado de salud de Maradona era irreversible debido a su cirrosis hepática y miocardiopatía dilatada.

El proceso, que incluyó testimonios de más de 40 testigos –entre ellos las hijas Dalma y Gianinna Maradona–, se derrumbó el 27 de mayo de 2025 cuando el fiscal Patricio Ferrari presentó un tráiler del documental "Justicia Divina", en el que Makintach aparecía como protagonista, filmando sin autorización en la sala de audiencias. La jueza, vocal subrogante del tribunal, había rechazado inicialmente las recusaciones, pero las imágenes –que intercalaban tomas de su ingreso al tribunal con escenas de la muerte de Maradona– generaron indignación. Gianinna Maradona rompió en llanto al ver el material, calificándolo de "muy fuerte".

El Tribunal, presidido por Maximiliano Savarino, declaró la nulidad del juicio el 29 de mayo, obligando a reiniciar el proceso de cero en un nuevo tribunal (el N° 7 de San Isidro, seleccionado por sorteo). Todos los testigos deberán declarar nuevamente, lo que podría extender el debate meses adicionales.

La polémica escaló contra Makintach, suspendida preventivamente por 90 días por la Suprema Corte bonaerense el 29 de mayo, con calificativos como "grave, inusitado e irregular" por incumplir deberes funcionales. Acumulando siete denuncias –incluidas las de Dalma y Gianinna (representadas por Fernando Burlando), el Colegio de Abogados de San Isidro, el procurador Julio Conte Grand y el custodio Julio Coria (condenado por falso testimonio)– la jueza enfrentó un jury de enjuiciamiento. El 26 de agosto, una comisión resolvió someterla a juicio político, allanando el camino a su posible destitución definitiva. Makintach, quien negó las imputaciones en un descargo de 30 páginas, presentó su renuncia irrevocable el 24 de junio, argumentando un "profundo impacto institucional y social". Sin embargo, el proceso continúa hasta que el gobernador Axel Kicillof acepte la dimisión, y Burlando anunció que pedirá su detención.

A la fecha, no hay avances en la reprogramación del nuevo juicio, originalmente postergado de octubre de 2024 a marzo de 2025 antes de la anulación. La familia Maradona, a través de la cuenta oficial de Diego en redes sociales, reiteró su pedido de justicia en el cuarto aniversario de su muerte, el 25 de noviembre de 2024. Expertos judiciales advierten que el caso, uno de los más mediáticos de Argentina, podría extenderse indefinidamente por recusaciones y apelaciones, dejando en vilo la búsqueda de respuestas sobre si la muerte del ídolo era evitable.

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