La alegría del plantel de Estudiantes, campeón del torneo Apertura de Primera División llevó ayer a sus integrantes a la Catedral, donde participaron de una misa y a los centros de poder establecidos en la ciudad de La Plata para saludar a las autoridades.
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La jornada de los jugadores comenzó en la sede del club, donde confraternizaron con los dirigentes y atendieron cordialmente a la prensa. Luego, a mediodía se movilizaron rumbo a la Catedral para participar de una misa, en la que recibieron una santa bendición. Mientras tanto, el periplo fue seguido por los hinchas, quienes se mantuvieron movilizados por miles, en la plaza principal y frente a la sede.
Tras la misa llegó la hora de la visita a la intendencia, primero y a la gobernación, después.
«Este título me llega en un momento muy especial, a los 36 años y compartiendo el equipo con un amigo como es Sebastián», declaró Calderón en referencia a Verón, y agregó que el logro constituye «algo muy lindo», que no olvidará nunca, un broche de oro para una campaña brillante».
«Veníamos jugando muy bien, éramos los mejores del campeonato, pero si no salíamos campeones todo se iba a opacar», destacó.
Por su parte, Verón aseguró que ya sueña con ganar la Copa Libertadores de América 2008 y mirando la jornada de ayer, no olvidó felicitar a la gente de Boca que aplaudió la consagración ajena. Mientras tanto, Calderón expresó su deseo de continuar en el club para terminar allí -cuando lo decida- su carrera futbolística, sin olvidarse de que le gustaría también volver a Defensores de Cambaceres, donde se inició, al menos para jugar uno o dos partidos antes de su adiós.
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