Por esas cosas que tiene la vida, la cuarentena agarró a la ultramaratonista Emilia Juliano un pequeño pueblo italiano llamado Bolbeno. Guardavidas de Cruz Roja Internacional, se contactó con la sede local para ofrecer ayuda en Lombardía, pero la rechazaron por no ser ciudadana local. Entonces se le ocurrió una idea: correr una maratón en el terreno de su casa en beneficio del hospital DR. Emilio Ferreyra de su Necochea natal.
Argentina en Italia corrió un maratón en 150 metros y recaudó donaciones por más de $100 mil
La ultramaratonista Emilia Juliano no permitió que estar lejos de su tierra sea un impedimento para dar una mano. Conocé su historia.
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Emili Juliano en plena competencia y luego de cruzar la meta.
“Yo viene acá exclusivamente a hacer mi ciudadanía pero con esto de la cuarentena está todo el trámite frenado, así que no sé cuándo se va a reactivar o cuánto tiempo voy a tener que estar acá. Entonces cuando empezaron los casos (de Covid-19) en Argentina dije ‘no puedo ayudar acá, algo tengo que poder hacer para mi ciudad, para mi país a la distancia y bueno, se me ocurrió esto de ayudar a través del deporte”, le explicó Juliano a Ámbito.
Para lograrlo, la ultramaratonista tomó su gps y trazó un recorrido de 150 metro en el terreno que rodea a la casa, el cual debía realizar 281 veces para completar los 42,195 kilómetros de una maratón. Eso le disparó la idea de buscar padrinos para cada una de esos giros y no por kilometro, logrando recaudar un total de $100.600, cifra que superó la expectativa máxima.
“Las sensaciones durante la maratón fueron las mejores, súper emocionada y muy contenta con toda la repercusión que tuvo todo. Mi hermano iba haciendo trasmisiones en vivo. Había gente de todo el mundo alentándome, apoyando y tirando sus buenas energías y eso ayuda muchísimo al estado de ánimo. Hay varias casas que compartimos el terreno y ya todo el pueblo, son 300 habitantes, sabía lo que estaba haciendo. Así que se acercaron también a alentarme y aplaudían. La verdad que fue un gesto lindo de parte de ellos”, explicó muy conmovida la ultramaratonista.
Mientras corría, Emilia no sabía cómo iba la recaudación, así que la satisfacción de haber alcanzado el objetivo de máxima cuando “cruzó la meta” fue doble: “Cuando terminé me enteré que superó los $100 mil. Y la verdad que ese objetivo más haber logrado mi mejor marca personal en maratón (3h 42m 08s) en un terreno cerrado con muchas curvas, tierra, pasto, piedras y un poquito de desnivel es increíble. Salió mucho mejor de lo que esperaba”.
Luego, Juliano explicó cómo se preparó para encarar esta maratón en 150 metros: “Ya venía con un buen entrenamiento desde Argentina y ni bien llegué acá, antes de que empiece la cuarentena más estricta, salía todos los días a entrenar a la montaña. Metía tres, cuatro, cinco horas de montaña con muchísimo desnivel a más de 1.000 metros de altura y eso me dio las herramientas y la confianza para hacer estos 42 kilómetros”.
Completar la carrera no fue tarea fácil: en 150 metros hay que doblar, frenar, cambiar mucho de ritmo y eso repercute en las piernas, sumado a que no es un terreno ideal para realizar una maratón. “Yo sabía que venía a buen ritmo, a ritmo parejo, al mismo que hice en la Maratón de Buenos Aires y faltando 4 kilómetros se empezó a sentir un poco la fatiga, pero veía que era posible mejorar el tiempo. Entonces ahí apreté los dientes, metí cara de perro y sufrí los últimos kilómetros, pero lo logré, así que estoy muy contenta”, explicó.
Un camino ligado a la solidaridad
Estar ocasionalmente en Italia no le impidió a Juliano poder montar una acción solidaria y dar una mano en un momento complicado. El destino quiso que cuando se dictaminó la cuarentena la ultramaratonista estuviera visitando a su hermano, a quien no veía desde hacía 14 años, y conociendo a su cuñada y sus dos sobrinas, de 7 y 9 años.
“Como están frenadas todas las competencias deportivas en el mundo me quería poner un objetivo para tener una motivación para entrenar y me dije ´me armo mi propio maratón’. Tenía que hacer algo productivo de esta cuarentena y, como siempre, ayudar desde el deporte dejando un poco el ego de lado de la medalla y los trofeos y buscar ampliar un poco más la llegada de la meta”, relata Emilia.
Juliano utiliza el deporte para poder canalizar donaciones. Todas las ultramaratones en las que participa cambia kilómetros por algún tipo de ayuda para merenderos. En la última, de 90 kilómetros, canjeó cada uno de ellos por una donación de sangre en cualquier punto del país. Además, en su ciudad natal organizaba ad honoren la Cani Cross, donde todo lo recaudado iba al Centro de Ayuda del Animal de Necochea (CAAN).
Finalmente, dejó un mensaje para todos aquellos que quieran imitar a su ejemplo pero no sepan cómo arrancar: “Sólo háganlo. Anoten y armen un plan. Todo es posible, tampoco fantasías o milagros, pero dentro de las posibilidades de cada uno, de las condiciones que cada uno tenga, que trate de buscar cuál es su fuerte, su mayor motivación, su sueño y el tiempo que tarde en llevarlo a cabo, poquito o mucho. Estar enfocado, motivado, no perder de vista el objetivo, visualizarlo y trabajar duro para conseguirlo que es posible. Que busquen toda la ayuda necesaria, nadie puede hacer nada solo, es un trabajo en equipo y la gente es muy solidaria, colabora en todo. No duden en buscar ayuda y recomendaciones que todo se va a ir encaminando”.
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