Los amantes de las carreras todoterreno y del mundo del automovilismo están de luto. El legendario piloto neerlandés, Jan de Rooy, que conquistó el París-Dakar en 1982 y 1987 a bordo de un imponente camión DAF TurboTwin II, falleció a la edad de 80 años.
Murió una leyenda del Dakar: el neerlandés Jan de Rooy
El piloto neerlandés ganó la competencia más extrema del automovilismo en 1982 y 1987 en la categoría de camiones. Además de sus dos victorias, quizás fue aún más reconocido por la mítica ‘drag race’ que protagonizó junto a Ari Vatanen.
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“Después de una enfermedad muy breve, nuestro padre, esposo y abuelo falleció en paz y se reunió con nuestro gran amor, Annie. Vivió hasta los 80 años. Llevaba 65 años comprometido con la empresa de transporte De Rooy, que el año pasado celebró su centenario", reza el comunicado de la familia.
Jan nació en Eindhoven en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial y con el país ocupado por los nazis.
Su padre, Graad, era el dueño de una flota de camiones, que fue confiscada por los alemanes, con lo que al terminar la guerra, debió comenzar de cero. Lo hizo con carros tirados por caballos. Jan de Rooy tomó el relevo en la empresa De Rooy Transport, fundada por su padre en 1923. La dirigió durante varias décadas y la compañía fue creciendo vertiginosamente.
Sin embargo, lo que más le gustaba era la velocidad: empezó a correr en motocross, en rally-raids y en coches con un Mini en los setenta. Pero DAF, un fabricante de su país, le propuso cumplir su sueño: correr el Rally París-Dakar. Y así lo hicieron en 1987.
El éxito llevó a que la empresa neerlandesa se volcara aún más en la prueba. Y de Rooy tenía otro reto: batir a los coches. Montaron dos motores que daban 1.200 CV, el Turbotwin, y se permitieron 'volar' a más de 200 km/h por África. Se los empezó a llamar los 'elefantes del desierto'.
En 1986 fue descalificado, pero al año siguiente, de Rooy logró su segunda victoria. Le sacó 14 horas al segundo y en la clasificación combinada de coches y camiones, terminó undécimo.
Esto impulsó a DAF para ir más allá y en 1988 llevaron dos camiones aún más evolucionados. Jan llegó a ir tercero en la clasificación global.
El neerlandés fue bien conocido por sus dos victorias, pero quizás aún más por la mítica ‘drag race’ que protagonizó ese año junto a Ari Vatanen.
Camión contra coche. DAF contra Peugeot. De Rooy contra Vatanen. Fue uno de esos preciosos momentos que nos dejó el Dakar en su primera era, la africana. Y es que ese DAF tenía 1.200 caballos y podía alcanzar los 220 kilómetros/hora.
Un momento que, por cierto, difícilmente se pueda repetir, pues los camiones tienen actualmente la velocidad máxima limitada a 140 kilómetros/hora y los coches, a 170 kilómetros/hora.
Sin embargo, esa edición del Dakar estuvo manchada por la tragedia: el camión DAF, con Van de Rijt al volante, volcó y el copiloto Kees van Loevezijn salió despedido, con asiento y todo. Murió en el acto a causa de sus heridas. DAF se retiró de la competición al igual que de Rooy, quien quedó destrozado con la tragedia y se centró en su empresa, que llegó a tener más de 500 camiones.
Pero su hijo Gerard quiso seguir los pasos de su padre, quien no pudo negarse. Por eso, con un equipo propio y con un camión de Iveco, el vástago ganó dos veces el Dakar en Sudamérica, en 2012 y 2016.
Aunque se retiró en 2009, Jan de Rooy no pudo resistirse a la llamada del Dakar en 2002, influenciado por la insistencia de su hijo Gerard. Su regreso fue memorable, compitiendo en la zona delantera de la carrera más desafiante del mundo. Posteriormente, logró la victoria en la África Eco Race en 2008 antes de decidir retirarse definitivamente al final de 2009.
Jan, famoso por sus puros y apodado 'El oso' por su gran tamaño, cedió años más tarde los mandos de su empresa a sus hijos y su equipo, el De Rooy, terminó por irse del Dakar.
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