River decepcionó en Asunción y se quedó fuera de la Copa Libertadores de América, en un partido en el que dio muchas ventajas defensivas y nunca encontró conexión entre sus mediocampistas y delanteros.
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Passarella presentó un planteo muy ofensivo, con sólo tres defensores, y esto fue aprovechado por Libertad que, atacando por los costados con las subidas de Bonet y Pablo Guiñazú, desequilibró permanentemente a River.
A los 15 minutos, Rodrigo López cabeceó con astucia un centro de Bonet y dejó sin reacción a Lux, poniendo el 1 a 0. Esto desesperó a River, que, con sus imprecisiones en el manejo de la pelota, le permitió a Libertad hacerse dueño del partido.
Dos veces se lo perdió López y una Gamarra antes del gol de Aquino, que aprovechó un rebote en el travesaño del peruano Martín Hidalgo. En la segunda etapa, Passarella hizo ingresar a Farías y Augusto Fernández buscando la reacción de su equipo, que en los primeros dos minutos creó dos situaciones de gol, pero otro error defensivo le permitió a Riveros marcar el tercer tanto que alejó más la posibilidad de dar vuelta el marcador.
River siguió atacando con mucho desorden creando un par de situaciones que fueron muy bien tapadas por el arquero Bobadilla, mientras que Libertad hizo circular la pelota, a partir del talento de Bonet, Aquino y Guiñazú.
En una jugada aislada, Farías descontó, pero sirvió de poco, porque cuando River buscaba una «levantada anímica» su público empezó a tirarse piedras con los hinchas paraguayos, reforzados por sus pares de Boca; la policía intervino y fue agredida violentamente. Como consecuencia de esto, la policía tiró balas de goma y gases lacrimógenos, lo que obligó al árbitro chileno Rubén Selman a suspender un partido que, no solo por el resultado, sino por la superioridad ejercida por Libertad, ya estaba definido.
River fue a Paraguay con el sueño de buscar la semifinales de la Copa Libertadores de América. Sin embargo, terminó sufriendo el partido, y ese sueño se convirtió en una verdadera pesadilla.
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