6 de diciembre 2023 - 00:00

Diálogos de Wall Street

Florece el optimismo en Wall Street, aun entre aquellos que no descartan una recesión, nos dice Gordon Gekko, un veterano de mil batallas.

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Gordon Gekko: Sí. No deja de ser un peligro.

P.: ¿Le parece?

G.G.: Nunca es bueno que estén todos subidos a un mismo bote. Si hay un zarandeo inesperado se puede hundir por su propio peso.

P.: Y ocurre justo ahora que las señales de debilidad de la economía real comienzan a aflorar cada vez en más lugares.

G.G.: Así es. Pero ya se tiró la toalla. La economía ganó por cansancio. Nadie quiere equivocarse de la misma manera una vez más. Es una ironía.

P.: ¿Será, por fin, la recesión que se pronosticó infructuosamente por tanto tiempo? ¿Lobo está?

G.G.: Quienes están más convencidos de que la economía se va a abollar son los que más rebajas de tasas incorporan en sus proyecciones para 2024. ¿Y cuál es la consecuencia?

P.: ¿Cuál?

G.G.: Tome el caso de Deustche Bank que insiste y vislumbra una recesión -suave, nadie apuesta ya por una contracción brutal- en la primera mitad del año próximo. ¿Cuál es su pronóstico para el S&P 500? Un cierre en 5.100 puntos (cotiza en 4.569 en estos momentos). Nadie tiene una visión final tan positiva para 2024, dicho sea de paso.

P.: La Bolsa estrenó un nuevo mercado alcista porque la recesión que se esperaba nunca ocurrió. Pero, si se presenta, ¿tampoco descarrilará?

G.G.: Como le decía, cuesta encontrar un pesimista en serio, a fondo.

P.: ¿Cómo se entiende? ¿Wall Street es un tentempié? Cae con la recesión, pero después rebota con más fuerza todavía...

G.G.: Cae, pero no tanto. La inflación cae más veloz (y llega a 2% rápido). Y la Fed acude en ayuda sin tantos pruritos.

P.: Y la baja de tasas, que puede ser generosa, contiene el daño real.

G.G.: Esa es la idea estilizada.

P.: Suena demasiado bueno para ser verdad...

G.G.: El problema es que la realidad es demasiado buena. La realidad no parece verdad sino una expresión de deseos. ¿Recuerda que lo decía un halcón como el gobernador Chris Waller? Estamos en el mejor de los mundos, reconocía. La inflación baja. La economía se modera. Sin traumas. Y como la Fed desea. “Demasiado bueno para ser creíble”, sentenciaba. Pues bien la evidencia se acumula y es así. No es un espejismo. Y la Fed, que permanece atenta en modo “ver y esperar”, está sentada sobre 550 puntos base de tasa de interés.

P.: Es un muy buen colchón para amortiguar percances.

G.G.: Si la economía se debilita, y la inflación está alineada o se debilita también, la Fed querrá preservar la suavidad del aterrizaje y estará dispuesta a echar mano a su colchón de tasas. Para eso también lo acumuló, para usarlo en caso de emergencia.

P.: Más señales de moderación aparecen en el horizonte -hoy fue el turno de registrar una reducción de las búsquedas laborales en octubre- más se relamen los mercados con la idea de una baja de tasas no muy lejana. Aunque Jay Powell ya nos dijo que no es tiempo todavía, que es prematuro pensarlo. ¿Quién tiene razón?

G.G.: Si los mercados recortan sus tasas, en especial las de largo plazo, la Fed mantendrá las suyas por más tiempo. Está claro que las condiciones financieras dieron ya una vuelta campana. Eran muy restrictivas en octubre y se relajaron muy fuertemente en noviembre.

P.: La Fed puede seguir de brazos cruzados. Sabe que los mercados están aflojando la presión. Es decir, le hacen el trabajo.

G.G.: Powell le puso el moño a la suba de las tasas largas. De boquilla. Él fue quien dijo que no tenían sentido. Que no reflejaban las expectativas de tasas de interés futuras que abrigaba la política monetaria. Powell y Yellen, yo diría. El Tesoro también ajustó su programa de refinanciación para quitarle presión a las tasas largas. La Fed no está en contra de la relajación de las condiciones financieras, por lo menos, en su tramo inicial. Evita involucrarse directamente y el riesgo de dar un paso en falso. Cuando le moleste, lo dirá. Si noviembre creó poco empleo, no tendrá objeciones.

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