Si al desencadenarse una primera rueda arrolladora las expectativas de los sorprendidos operadores apuntaban a tratar de inferir cuál sería el nuevo «techo» del índice, dos días más allá, y a partir de otra gran sorpresa con el despeñarse del miércoles, la mira varió de posición y al cabo de la sesión de la víspera acaso la incertidumbre pase ahora por comprobar cuál resultará el «piso» confiable a que se pueda arribar. Auge y caída en la primera semana del año, explosión de volumen y después una suma mucho más módica, junto con movimientos exteriores que también acusaron el vaivén. Y como en un Bovespa que ayer decayó en términos de 1%. Con el Dow bordeando la cornisa, sin saldo notorio, quedó a los mercados menores estar haciendo un ajuste de proporciones.
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El Merval se alejó más de aquello que había alcanzado y sobrepasado con agilidad -hasta llegar a zona de 2.140 puntos- para verse en un mínimo del día de 2.043 y un cierre que quedó en términos de 2.073. Esto resultó 1,2% de rebaje diario y ya pasando el saldo de enero a zona adversa.
Viniendo de tres dígitos el miércoles, los $ 70 millones de efectivo de la víspera significaron una fuerte merma de negocios, pero igualmente siendo muy interesante para este arranque anual. La franja de acciones cayó a 9 por ciento, contrayéndose de manera abrupta. Pero el menor ritmo de órdenes se debió mucho más desde la demanda, teniendo los precios -nuevamente- que hacer de variable de ajuste frente a una oferta que no cedía. El 3 por ciento de caída en Tenaris -siguiendo al petróleo- resultó el golpe más duro para el Merval, pero las otras muy líquidas se anotaron también por la pérdida notable. Un remate semanal que concentra expectativas de toda índole, en un mercado que quedó sumamente desordenado en estos días. Y la Bolsa, compungida.
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