El presidente de la Federación de Empresarios de Combustibles, Carlos Calabró, desestimó ayer que vayan a producirse aumentos en los precios de las naftas en el corto plazo. Así restó trascendencia de esta forma a las versiones que mencionaron la posibilidad de que el precio de los combustibles aumente entre 2% y 3% una vez concluido el contrato firmado con el gobierno, que caduca el 31 de este mes y que mantiene estables los precios en los surtidores.
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La polémica se generó debido a que el barril de crudo subió a valores de entre 33 y 34 dólares en el mundo, mientras que en el mercado interno se mantiene en 28,50 dólares. Calabró se manifestó confiado en que el gobierno y las petroleras encontrarán «algún mecanismo de cambio para seguir prorrogando el acuerdo y evitar que los precios suban».
Según el empresario, entre los temas que deberán ser revisados figuran las «altas cargas impositivas» que pesan sobre los combustibles. En este punto coincidió también el gerente de Relaciones Institucionales de la compañía Esso, Tomás Hess, quien adelantó que la postura de la empresa es la de «renovar el convenio para evitar una transición abrupta», al mismo tiempo que se quejó de que «50 por ciento del precio de la nafta está integrado por impuestos». «Eso es lo que constituye la diferencia entre lo que se cobra en el mundo y lo que se cobra en este país», aseguró Hess. Y explicó que como consecuencia de la demanda de GNC «la venta de nafta cayó 10 por ciento en el país» y que el sistema de gas comprimido genera «un mercado artificial» porque no paga impuestos.
«La nafta súper está 5 veces y media más gravada que el GNC», se quejó el directivo de Esso. El barril de petróleo aumentó en el nivel internacional como consecuencia de la incertidumbre generada tras el conflicto bélico desatado en Medio Oriente con la destrucción de varios yacimientos petrolíferos en Irak.
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