12 de abril 2005 - 00:00

BID alerta que crecimiento económico en América latina "no está garantizado"

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) alertó hoy a Latinoamérica y el Caribe de que no se fíen de la recuperación económica de 2004 porque no está garantizada y persisten incertidumbres que pueden afectar a la región.

Los países latinoamericanos deben "administrar la bonanza" y hacerlo con madurez, declaró el presidente del Banco, Enrique Iglesias, al término de la 46 Asamblea de Gobernadores del Banco celebrada en Okinawa, al sur de Japón.

Aun con una gestión sensata y madura, añadió Iglesias, no están libres de que "factores externos" como los tipos de interés en EEUU, la evolución de la economía china o los precios del petróleo puedan jugarles una mala pasada.

Durante esta Asamblea, los gobernadores del BID adoptaron el informe anual del Banco correspondiente al 2004 en el que se constata que el crecimiento económico de la región va a ser un poco menor durante 2005 y se situará en torno al 4 ó 4,5 por ciento.

Son perspectivas de "optimismo cauteloso", según el propio Iglesias, quien insistió en que hay señales positivas y también señales de preocupación.

El balance anual del BID, en el que se detallan las actividades del Banco, recoge muy claramente este mensaje: los logros del año pasado "no están garantizados y persisten aún diversos factores de vulnerabilidad".

No obstante, el documento reconoce que las cosas se han estado haciendo bien y que la recuperación estuvo apoyada por "sanas políticas macroeconómicas" que permitieron reducir las necesidades de financiación externa, mantener altas tasas de cambio real, contener las alzas de precios y fortalecer las cuentas fiscales.

Debido a la confluencia de factores externos e internos favorables, el crecimiento económico progresó de una tasa de -0,5 por ciento en 2002 a 1,9 por ciento en 2003 y a un 5,5 por ciento aproximadamente en 2004.

Las previsiones para este año sugieren que el crecimiento podrá perder fuerza, sobre todo en Argentina, Uruguay y Venezuela, donde "el espacio de la recuperación ya ha tendido a agotarse".

Para los demás países, los pronósticos del BID "también tienden a ser más cautelosos".

Las mayores preocupaciones sobre el futuro de la economía de la región provienen de EEUU y China, países que paradójicamente son dos de los motores más poderosos de crecimiento.

En el caso estadounidense, los elevados déficit fiscal y externo generan incertidumbre sobre la estabilidad de las tasas de cambio del dólar con respecto a otras monedas.

Pero también generan preocupación los posibles aumentos de interés que "podrían exigir ajustes fiscales muy fuertes que descarrilarían la recuperación" de los países latinoamericanos, en muchos de los cuales los niveles de deuda pública equivales al 50 por ciento del PIB o más.

China constituye un factor importante de incertidumbre mundial por los temores que existen en torno a la "sostenibilidad de su patrón de crecimiento basado en aumentos de inversión en capital fijo", de acuerdo con el informe.

Al margen de los factores externos, el Banco recuerda a Latinoamérica que sigue habiendo "vulnerabilidades" internas.

Por ello, "es preciso que los gobiernos redoblen sus esfuerzos para fortalecer las finanzas públicas, mejorar los perfiles de plazo y estructura de monedas de la deuda pública, afianzar la independencia de los bancos centrales y profundizar la regulación prudencial del sistema financiero".

Los esfuerzos tienen que ir más allá de los ámbitos económico, fiscal o monetario, ya que en el plano social "seguimos siendo una región tremendamente desigual" y los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre los que destaca el de reducir la pobreza a la mitad en 2015, están lejos de alcanzarse, alertó Iglesias.

Las tasas de desempleo cedieron muy poco y en la mayoría de los países persiste un ambiente de desencanto con las políticas económicas.

En el campo institucional, los expertos del BID advierten asimismo de que los "titubeos" de algunos gobiernos, en cuanto a la realización de reformas estructurales en los últimos años, sugieren la necesidad de mayores esfuerzos de fortalecimiento institucional con el objetivo de combatir la corrupción y reforzar el cumplimiento de la ley.

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