La Fed ya está lista para retomar la poda de tasas de interés. Recortó un punto completo el año pasado, antes que el presidente Trump asumiera su segundo mandato el 20 de enero. El último medio punto lo despachó cuando ya se sabía de su victoria electoral. Y se mantuvo de brazos cruzados desde diciembre. Quería conocer a ciencia cierta las políticas que el magnate iba a desplegar, y no prejuzgar sobre la base de su discurso de campaña. Nobleza obliga, el presidente respetó su palabra. La suba de aranceles a mansalva, las deportaciones masivas y la rebaja de impuestos aprobada por el Congreso son hechos palpables y no meras promesas. La Fed, ahora sí, tiene por delante un shock estanflacionario de envergadura, todavía en construcción, que Trump no terminó aún de esculpir. Conoce, por fin, el perfil del monstruo con el que deberá lidiar.
Crónica de una poda de tasas anunciada: la Fed la retoma sobre seguro, sin peligros a la vista
La Reserva Federal, ahora sí, tiene por delante un shock estanflacionario de envergadura, todavía en construcción, que Trump no terminó aún de esculpir. Este martes y miércoles, una reunión para alquilar balcones
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Entre la inflación y el fantasma del desempleo, la Fed se prepara para bajar las tasas por primera vez en el año
La reunión de la Fed de martes y miércoles será para alquilar balcones.
Sus características salientes son una inflación al alza que ya no converge a la meta de 2% sino se aleja a paso redoblado. Y la merma tenaz en simultáneo de la demanda y la oferta de trabajo. De las dos, no obstante las purgas de las autoridades migratorias, la demanda cae más rápido. Como consecuencia, el desempleo se expande. Sin prisa, todavía en los confines de la plena ocupación, pero sin pausa. Por primera vez desde abril 2021 existen más desempleados que búsquedas laborales. Esa es la luz amarilla que más titila en el tablero de comando. Desde el día uno, Trump grita que el lobo está, que las tasas de interés deben bajar de inmediato. Pero es el alerta del desempleo creciente, y no la voz de mando que imparte la Casa Blanca, lo que ya desmoronó a las tasas largas y le hace un guiño a Jerome Powell. El mapa de puntos de la Fed “prometía” dos bajas de un cuarto de punto antes de fin de año. Es hora de empezar a cumplir. La suerte está echada, dicen los futuros de Chicago. Este miércoles vendrá la primera, envuelta en una nueva hoja de ruta indicativa.
Inflación: ¿cómo es la dinámica detrás de la aceleración?
La inflación de agosto subió con entusiasmo. La Fed no lo ignora. El informe, con la excepción del costo estable de la atención médica, fue horrible. Los precios al consumidor treparon 0,4%. Si se remueven alimentos (+0,5%) y energía (+0,7%), la definición núcleo avanzó 0,3%. La inflación interanual, que era 2,4% en marzo, antes del Día de la Liberación arancelaria, escaló a 2,9%. La medición núcleo pasó de 2,8% a 3,1%, aunque ayudó el bálsamo de los precios de la energía (+0,2% interanual).
¿Cómo es la dinámica detrás de esta aceleración? La suba de aranceles empuja a la inflación núcleo de los bienes físicos (+1,5% interanual), que supo ser negativa luego de la vorágine de la pandemia y hasta enero último. En cambio, la inflación núcleo de servicios, desde mayo, permanece atascada en +3,6%. Eso sí, su componente más virulento, el costo del alojamiento cede mes a mes. La suba de aranceles no supone en sí un aumento de la inflación, aunque se registre como tal. Es, en rigor, un incremento de precios por única vez. La Fed diría que es una inflación transitoria, si no fuera porque se quemó con leche en la pandemia, y chamuscó el adjetivo. Pero lo piensa así. Renglones de bienes importables -como los muebles- que protagonizaron un envión de precios en junio ya no exhibieron cambios en agosto. Los precios mayoristas, por su parte, declinaron 0,1% el mes pasado. Su variación interanual, que era 3,8% en enero, se redujo así a 2,6%.
El banco central vigilará la inercia. Inspecciona los canales por donde podría propagarse un contagio. Dada la anemia del mercado laboral no vislumbra una espiral de precios y salarios. Y confía en la estabilidad de las expectativas implícitas en los rindes de los bonos. Que el consumidor se asuste, y declare visiones como una inflación de 4,8% en los próximos 12 meses, lo inquietará más por el lado de la debilidad del gasto agregado y su deriva recesiva que por una presunta revolución de los precios.
Más desempleados que búsquedas laborales
Junto con la inflación en alza, surgió la noticia de un salto inesperado de los pedidos iniciales de subsidios de desempleo. Fueron 27 mil solicitudes extra en la semana que terminó el 6 de septiembre. Su nivel -263 mil- es el más alto de los últimos cuatro años. Pero el feriado del Día del Trabajo, y la calidad decreciente de las estadísticas en los EEUU, obliga a tomar el dato con pinzas. No es necesariamente la señal de un descalabro in crescendo como podía pensarse a simple vista. La revisión anual del período abril 2024 - marzo 2025 borró 911 mil empleos de un plumazo. La desaceleración, pues, viene de antes. Su pendiente, así, luce menos pronunciada que lo que se estimaba. A la luz de estas cifras, la agresiva baja de tasas de 2024 aparece como una decisión presciente, aguijoneada por la luz roja de la regla de Sahm y menos politizada que lo que podía argumentarse en tiempo real.
Jay Powell, de seguro, lo tendrá muy presente, aunque en este berenjenal nadie le reconozca el buen olfato. La historia rima. Toca retomar la baja de tasas y repetir la jugada para que la destrucción de puestos de junio (-13 mil, sujeta todavía a revisiones) sea efectivamente un piso. Julio (+79 mil) y agosto (+22 mil) aportaron ya mejores registros. Y es dable esperar -porque es un patrón histórico muy marcado- que las correcciones de agosto acrecienten el número inicial. Por otra parte, el mercado de trabajo cambió con la reducción permanente de la oferta de mano obra extranjera. Se achicó. Sostenerlo en equilibrio requiere la adición de una cifra sensiblemente menor de nuevos puestos de trabajo. Quizás no mucho más de 30 mil al mes. El promedio trimestral merodea los 29 mil. ¿Demasiado tarde para actuar, como brama el presidente ofuscado? Wall Street que se encarama de récord en récord opina distinto.
Fed: una reunión para alquilar balcones
La reunión de la Fed de martes y miércoles será para alquilar balcones. Pero ya no hay más localidades. La gobernadora Lisa Cook, despedida por Trump, se aferró a su asiento, gracias a un fallo judicial que la mantiene en funciones con plenos poderes. Y el sitial de la renunciante gobernadora Kugler será ocupado por un enviado presidencial, Stephen Miran, que espera que hoy el Senado le otorgue su confirmación. Trump tendrá así una visión de primera mano de la discusión en el seno de la institución. ¿Y también voz y voto? Miran ha jurado su independencia de criterio. Caso contrario, su pliego hubiera sido rechazado. Pero es un funcionario del Ejecutivo, en uso de licencia hasta enero, cuando se reintegrará a sus tareas como principal asesor económico del presidente. ¿Debutará pidiendo una baja de tasas de medio punto o no se tomará esa licencia?
A esta reunión no le falta nada. El gobernador Chris Waller, uno de los dos díscolos a favor de la baja de tasas en julio, ya anticipó su voto y sus razones. Reiterará su moción: una reducción de un cuarto de punto. En los hechos, sabiendo que Powell es quien corta el bacalao pero que se irá después de mayo, a Waller se lo escucha como un virtual chairman en las sombras. Powell guardó silencio últimamente. Pero le abrió la puerta a un recorte de tasas en Jackson Hole. Y la data, que siempre tiene la última palabra, habilita el tránsito pacífico a una decisión por consenso.
Fue la data la que también convenció a los bonos más largos de deponer sus armas. Cuando comenzó septiembre, en un berrinche al alza, las tasas de 30 años atacaron el umbral de 5%. No obstante, bastó que derramara la información del empleo y cesaron las hostilidades. Hoy se ubican por debajo de 4,70%. Las tasas de 10 años cerraron en 4,07% tras rozar 4% el jueves, su nivel más bajo desde octubre de 2024. Es una luz verde intensa. Cuando Powell bajó las tasas en 2024, las tasas largas subieron. El contraste no podría ser mayor. Los bonos le avisan a la Fed que esta vez pisa sobre seguro y puede tomar la posta. No hay moros en la costa.
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