17 de julio 2006 - 00:00

Cupones bursátiles

Y debe de estar brava la cosa cuando todos se miran y nadie se juega. Se escuchan por allí voces de pasillo que señalan lo de siempre -«se bajó mucho», «está barato»-, pero en cuanto suenan las campanadas cada uno se queda quieto, como esperando que los otros hagan punta. Trayéndonos desde el pasado al ingenioso Fernando Ochoa cuando decía aquello de: « Armémonos... y vayan».

Y no es para menos, cuando cada semana hay que seguir incorporando malas nuevas al inventario local y mundial. Por aquí, y eso que estamos todavía con cuentas rozagantes en lo económico, enfrascados en divisiones permanentes donde se delimitan más el territorio de « línea K» y el resto. Construyendo fosos y trincheras, antes que puentes. El fallo contrario en La Haya, donde se puede originar un complicado asunto de gobierno si es que la población decide -por las suyas- qué es lo justo y qué lo injusto, tomando acciones como las de antes.

Ni Kirchner con sus arengas diarias, en todo foro, machacando con las mismas ofensivas, ni Moreno insultando empresarios aportan a tranquilizar un escenario que hasta se ha vuelto a poner virulento en la inseguridad y en los crímenes aberrantes. Pero desde afuera los misiles ya parecen volar por toda región y a los norcoreanos los sucedieron los episodios alarmantes en la zona de Israel.

Petróleo que trepa, mercados que bajan, mala junta...

El problema no es determinar si el mercado bajó mucho, sino que puede seguir bajando. Y lo que resultaba «barato» ayer, puede quedar como «caro» frente a nuevos embates. Y tampoco es tanto el problema de los precios, sino la angustiante falta de volumen, que indicaría que la zona primera -de «acumulación»- no se está llevando a cabo.  


No hay mucho participante interesado en ingresar al ruedo, la mesa está vacía en muchas sillas, sobran los mirones y escasean los que arriesgan. Esto es lo típico de cuando el mercado no transmite señales en superficie, ni por debajo. O, si algo está transmitiendo, no es justamente lo que incentive al comprador.

En zonas aledañas a las acciones, hasta apareció ahora un «hombre araña», siendo la especie más colorida de la gris semana adivinar quién sería el comprador de tanta cantidad de bonos Par argentinos -en dólares- hasta cifras inconcebibles para cualquier tipo de cartera privada. Y menos en estos tiempos. Asomaba por allí otra vez la morena testa de Chávez, reemplazante obligado del FMI como prestamista de última instancia hacia la Argentina, y al singular personaje venezolano ya se lo ubica en toda situación que no tenga una aplicación a la vista. Es todo un verdadero « bochinche» mundial, de todo orden para colmo, pero siempre hay lugar para una muestra del agrande local: un túnel ¡bajo la 9 de Julio!

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