Cada arranque semanal es repetición de las mismas incertidumbres para el hombre bursátil: ¿qué nueva cuestión se cruzará ahora, para perjudicar un repunte? Y ya venimos de un fin de semana con bastante tela para cortar, respecto de los protagonismos que desfilaron por la mentada «cumbre cordobesa», potenciada después por la « cumbre paralela»: donde dos figuras prominentes, Chávez y Castro, se encargaron de rematar la tarea iniciada en compañía de otros presidentes. No podía faltar el discurso antinorteamericano, después de tener a Castro ponderando la «pulcra democracia» que dice haber instaurado en Cuba. Resultó una ensalada ideológica la versátil cumbre y con gente nueva queriendo arrimarse al fogón del Mercosur, aunque sepan que la convivencia resultará harto fatigosa. Pero a nadie escapa que en estos tiempos todo lo que se pueda convenir, en tren de generar comercio y negocios, debe ser bien acicalado y entrar en el juego simple de: la hipocresía. Actitud que bien definía Almafuerte -la hipocresía- como la «delgada tela con que nos cubrimos para atravesar el campo enemigo...». Y agregaba: «Tolerar es adquirir el derecho a que nos toleren, es haber triunfado». Imaginemos que si esto funciona así entre personas de cualquier ámbito y condición, al elevarlo a nivel de lo político -y del poder- puede llegar a cualquier extremo.
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Además, los entretelones, las comidillas «entre bambalinas» de las que progresivamente van dando cuenta los medios.
Ofendido un mandatario con otro por exceso de protagonismo, por advertir que el recién llegado hará valer su situación de exuberancia petrolera (Lula, respecto de Chávez) y el anfitrión, la Argentina, dando cabida a esas actuaciones que -sugestivamente- siempre vienen hilvanadas con alguna nueva ayuda obtenida de Venezuela.
Cualquiera podía preguntarse qué es lo que había venido a hacer Fidel Castro a un foro como el planteado, más allá de difundir lo suyo de modo directo. Y mientras cuenta en su pasado con numerosos temas de morosidad, justamente con negocios realizados con la Argentina, se sacó la lotería de un acuerdo comercial que perfora el bloqueo al que lo somete Estados Unidos. Habrá que ver quién arriesga, además de su admirador Chávez, en entablar comercio con la isla. Mientras, Evo Morales ensayaba las más hábiles «gambetas» puestas sobre la grama de la reunión. Tratar de darle la visión de la estrategia común a tan versátil conjunto de participantes no resulta tarea posible.
Sólo el correr de la historia nos irá diciendo si cada uno mantiene su juego -como viene dándose- o si se podrán amalgamar en un punto. Pero, ¿dónde estará tal punto? ¿En lo ideológico, en lo económico o sólo en la fantasía? Tema para tener en cuenta.
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