19 de julio 2023 - 00:00

Diálogos de Wall Street

¿Hay un antes y un después de la inflación de junio, Gekko?

Gordon-Gekko Diálogos

Periodista: Antes de conocer la inflación de junio, los mercados no mostraban demasiada aprehensión por el futuro, lo que nos había llamado la atención.

Gordon Gekko: Diría que los bonos largos tenían mala espina. No por la inflación en sí misma, sino porque su posición técnica era vulnerable. Tras romper 4%, y acariciar 4,09%, el peligro de volver a desafiar el 4,3% máximo del ciclo era un escenario cada vez más probable. Con una economía sólida, empeñada en negar la recesión que domina los pronósticos era solo una cuestión de tiempo.

P.: Después de conocer la variación de 0,2%, de la inflación minorista general y núcleo, ¿se dio vuelta la página? No hablo solamente de los bonos.

G.G.: La idea del aterrizaje suave ganó predicamento. La tendencia de la inflación era buena, el dato puntual fue mucho mejor. Los titulares de la inflación, lo sabíamos de antemano, iban a bajar de 4% a 3,1%. Así que el 3% resultante no cambia gran cosa. Las novedades propias de junio sí son relevantes. Limar por fin la resistencia del costo del alojamiento y la inflación núcleo no debería impactar tanto pero, en la práctica, lo hizo. Ya teníamos indicios favorables en la merma del costo de los servicios médicos que ahora se confirman en un universo más amplio. Y a la par sabemos que la creación de empleo es abundante, que la economía crece en torno a 1,5%/2% más allá de la retracción de la industria en mayo y junio.

P.: Todavía faltan hacer ajustes. La Fed, la semana que viene, subirá las tasas otro cuarto de punto. No se aparta de su promesa de aumentar la tasa terminal.

G.G.: La economía todavía debe bajar la velocidad, pero no requiere clavar los frenos como en 2022. Aun con exceso de velocidad, la inflación se alinea en el sentido correcto. No hay necesidad de maniobras intempestivas. La política monetaria destruye la cantidad de dinero, pero antes, en 2020 y 2021, se creó dinero de sobra. No hay que promover desmanes para volver a la “normalidad”. Y el sistema financiero, después de las fuertes turbulencias de marzo y la caída de los bancos regionales, funciona sin tensiones ni demandar ayudas extra.

P.: La Bolsa compraba la idea, de ahí, la irrupción del mercado bull. Y los bonos, no. La inflación junio descomprimió rendimientos.

G.G.: La tasa de 10 años cayó más de un cuarto de punto. En EE.UU. y, de la mano de un dólar más débil, también en Europa.

P.: ¿Hasta dónde los bonos abandonaron su escepticismo? La curva sigue invertida. O sea, retiene el pronóstico de recesión.

G.G.: Visto así, les cuesta dar el brazo a torcer. Pero las expectativas de inflación implícitas, y la prima de riesgo inflacionario, están en retirada. Mientras tanto, el índice de sorpresas económicas arroja una cascada de resultados positivos, las tasas reales se mantienen o suben, y nos queda claro que la Fed no precisa hacer movimientos bruscos. ¿Es la inversión de la curva una señal de recesión? ¿Predice un fenómeno real, esto es, la contracción de la economía? ¿O dice otra cosa? La Fed va a mantener las tasas cortas en un nivel muy alto, y lo hará por un buen tiempo, hasta que la inflación de corto plazo se rinda y vuelva al 2%. Y allí la curva se va a desinvertir solita. No se necesita que ocurra una recesión. Con una Fed creíble, un proceso exitoso e incruento es perfectamente posible. Y la data de junio ayudó sobremanera a cimentar esa visión.

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