"El aumento de la presión tributaria es espectacular"
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Oscar Cetrángolo: Hay un aumento espectacular de la presión tributaria, que es la más alta de la historia argentina, en donde una parte muy importante se explica por los impuestos extraordinarios. Estos no son muy atractivos desde el punto de vista de política tributaria pero cubren un bache fiscal muy importante. Con las retenciones se sabe que van a tener que ceder, ya sea en uno, tres o diez años. Y ese es el tiempo que va a haber para reemplazarlo por otro tributo.
P.: El IVA, a su vez, tiene una tasa alta si se la compara con la de otros países...
O.C.: Nuestro país tiene una estructura muy débil de impuestos. Otros tienen alícuotas más bajas porque cuentan con recursos, como Chile con el cobre o México con el petróleo. Entonces tenemos que recaudar sobre una base muy tradicional.
P.: El déficit de las provincias no se compara en absoluto con el superávit del Estado nacional, ¿por qué no existe interés en hacer una ley de coparticipación seria?
O.C.: No creo que no interese, sino que es muy difícil. Cuando se piensa en una ley de coparticipación seria hay que pensar que sirva durante por lo menos 10 años. Pero como no se conoce la estructura de gastos ni de ingresos futuros, hacer una regla para los próximos 10 años no tiene sentido. Además la ley tiene que estar votada por las 25 legislaturas. Entonces, ¿alguna va a votar si recibe un peso de menos?
P.: ¿Qué sería lo más urgenterespecto a la coparticipación?
O.C.: En el corto plazo hay dos cuestiones: una es qué hacer con las retenciones, que al no ser coparticipadas explican que el gobierno nacional tenga superávit y las provincias no tanto o que tengan déficit. Puede haber un problema porque una provincia puede ser que esté pagándolas pero no las recibe en coparticipación. Lo otro es ver cómo evolucionan las cuentas provinciales que se fueron ordenando por la negociación de la deuda con el gobierno nacional, pero algunas van agotando el superávit que tenían.
P.: ¿Qué le parece la políticade tener superávit alto?
O.C.: En un país que salió del default, no hay otra alternativa que tener superávit primario fiscal alto por unos años. Me parece fantástico. No me imagino otro escenario, pero no significa que podría no haber existido.
P.: ¿Qué queda pendiente de las reformas en la salud, educación y previsión social de los 90?
O.C.: Un montón de cosas. Pero como hacen falta objetivos de largo plazo el inconveniente surge porque no siempre hay coincidencias entre éstos y la reforma. Es un problema grave porque no se puede volver atrás ya sea con el régimen de capitalización o al sistema de obras sociales y hacer una reforma más razonable.
P.: Y si no se puede volver atrás, ¿qué se puede hacer en el sistema de salud?
O.C.: Existen varias alternativas, por ejemplo, una medida que salió hace poco en donde las cápitas aseguradas por la Superintendencia de Salud no son las mismas para todos sino que se ajustan por niveles de riesgo. Otra es aumentar el fondo solidario para reformular la redistribución. El objetivo de largo plazoes un sistema que sea independiente de lo que cada uno aporta.
P.: ¿Por qué no se avanza entonces para llevar a cabo esas modificaciones?
O.C.: Como parte de la salud la brindan los sindicatos, existe un problema político asociado a esa negociación. Además falta todavía una visión global del sistema, que no funciona como tal. Las obras sociales están muy desordenadas, además está el PAMI, que ni siquiera depende del área salud, la descentralización en provincias.
P.: ¿Por qué la reforma en el sistema jubilatorio no se termina de acomodar?
O.C.: La reforma hecha en la Argentina fue comparativamente mucho peor que la chilena. Allá la encararon de una manera más ordenada, con objetivos claros. En ese momento la principal dificultad era la solvencia a la que hoy se suma la cobertura. Además, es necesario establecer una distinción entre qué es asistencial y qué es previsional. No es una solución de largo plazo dar prestaciones previsionales a cualquiera, como se hizo en los 60, porque genera problemas de solvencia y de equidad. Es por eso que la moratoria como una excepción se la puede entender pero no como política de largo plazo porque termina utilizando el financiamiento de las contribuciones que se necesitan para pagar al que aportó durante años. Como el sistema público se financia con impuestos de rentas generales y no con los contributivos, como tendría que ser, se emplean impuestos que podrían ser coparticipados o que podrían financiar prestaciones asistenciales.
P.: Los fondos del superávit actual, ¿para qué podrían utilizarse?
O.C.: Podrían usarse para el fondo anticíclico; de hecho la generación de reservas es un poco eso. Pero el déficit provincial es un poco más preocupante. De todas maneras se está utilizando para pagar el servicio de la deuda.
Entrevista de María Iglesia
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