Un resultado negativo al que hay que tomar por «bueno», solamente por comparación. Se trató de una jornada de neto color rojo para casi todos los recintos del mundo partiendo de Wall Street y recorriendo los principales referentes del nuestro. Y mermas que no fueron leves sino de cierta notoriedad -como en el vecino Brasil, o en la propia zona de Nueva York-, un escenario que comienza a explicar los porqué, 0,7 por ciento de descenso en el Merval clásico: no dejó rostros tan adustos. Claro, la variedad más agresiva estuvo en la nómina estrictamente con raíz local y donde el M.AR. derrapó casi al doble, con 1,4 por ciento. Obra, seguramente, de la participación de un Grupo Galicia que decayó nada menos que 6 por ciento, fuera de marco, sugestivamente.
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El total negociado en el recinto, para papeles que tengan que ver con empresas, llegó a $ 45,5 millones de efectivo. Los «certificados» volvieron a estar vivos, aunque dejaron de serlo, para atrapar unos $ 29 millones. El resto, cerca de los $ 15 millones, fue para especies criollas. Que no es mucho, pero tampoco es poco, dada la época y el pasado. Dos se llevaron bastante del total, fueron PC y Siderca, la primera con suba de 2 por ciento y Siderca neutra tras asumir mínimos de hasta $ 6,12, luego limpiando el terreno y para un cierre mucho más entonado, con $ 6,39. Bien las españolas y un Merval con «381» de mínima, máximo en «388», cierre en los «383» puntos... Todo muy cortito, discreto, magro.
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