Las empresas se aprestan a preparar sus presupuestos para 2009. La tarea comienza en realidad en agosto, pero el devenir de los acontecimientos locales ha hecho que ya empiecen a evaluar distintos escenarios para la economía del año próximo, que según la sensación térmica predominante, se desacelerará abruptamente. De las reuniones que mantienen bancos y empresas con sus asesores se percibe que el conflicto con el campo no tendrá una pronta resolución. Es decir, persistirán las dudas, la incertidumbre, y la escasa credibilidad, en el gobierno y en su política económica.
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La pregunta clave es cómo sigue el nivel de actividad tras la desaceleración del primer semestre, producto de la crisis politicoeconómica. Frente al panorama actual las proyecciones realizadas por los consultores vislumbran un freno de la economía donde se replica como escenario más probable algo parecido a lo que ocurrió tras el efecto tequila (cuando México devaluó en 1994) y otro similar al caipirinha (Brasil en 1998). Pero hay una tercera postura intermedia.
Los empresarios descartan una rápida normalización (que implicaría no caer en recesión, pero con inflación), piensan que un escenario tipo tequila es menos grave que un caipirinha, pero creen que si la economía entra en un pos-tequila se irá directo a un estancamiento a largo plazo.
Reseña
Resulta útil recurrir a la historia y ver qué le pasó a la economía argentina tras el tequila y el caipirinha.
Tequila: en 1995 la economía cayó 14,4% y luego rebotó creciendo a 9% después que Cavallo consiguiera el auxilio del FMI. En los 7 trimestres previos la actividad venía creciendo a 5,5% anual promedio, pero la corrida de depósitos, la dolarización de carteras y la pérdida de reservas impactaron en la economía real, contrayéndose la demanda doméstica (-4,8% trimestral). Tras la corta recesión, volvió el crecimiento vigoroso a un ritmo de 9,4% anual. Claro, que hubo deflación con mayor desempleo.
En esta postura se enrola el gobierno que cree que aquí no pasó nada, y por ende la economía seguirá creciendo en el segundo semestre a tasas altas de 8% anual. Detrás de esto se desprende que la economía hace una «V», tras la desaceleración inicial el PBI retoma su expansión previa y se sale creciendo a toda máquina. Tal como ocurrió después de la caída pos-tequila y del parate del segundo semestre de 2004 cuando faltó gas para la industria y hubo una fuerte sequía.
Caipirinha: en los 4 trimestres previos al empeoramiento del contexto externo (default ruso y caída de precios de commodities) la economíacrecía a 6,5% anual promedio. Pero el shock externo y las dudas sobre la convertibilidad llevaron a la recesión y subió el desempleo. En el segundo semestre del 98 la economía se frenó y se inició un período recesivo que duró varios trimestres.
Figuran en esta postura los más pesimistas que apuestan a que se producirá un fuerte freno del nivel de actividad y un largo período de estancamiento. El PBI en este caso se comporta como una «L», se planchay se estanca como en 1998 luego de que Brasil devaluara su moneda.
Por aquellos años, el contextoexterno empeoraba y la convertibilidad generaba dudas. En el segundo semestre de 1998 el PBI cayó fuerte, luego siguió contrayéndose por un largo período. O sea, la economía luego del parate no volvió a crecer a buen ritmo, y se estancó por un largo tiempo.
La tercera posición dice que la historia reciente no sirve para anticipar lo que viene. El principal exponente es Miguel Broda quien pronostica no se vendrá ni una «V» ni una «L», sino que tras el parate, el PBI convergerá hacia su tasa de crecimiento de largo plazo en torno a 3,5% anual gracias a los altos términos de intercambio.
Aquí se enrolan también quienes confían que los agricultores venderán la cosecha inyectando miles de millones de dólares a la economía y reactivando el círculo virtuoso de la liquidez.
Cabe señalar que el actual modelo depende de que la economía esté líquida. Si se traba la liquidez se traba la actividad.
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