29 de diciembre 2020 - 12:18

El endeudamiento de las familias y los comerciantes creció 47% en el año de la pandemia

Los fuertes desajustes en la economía de nuestro país impulsaron muchas de las líneas de crédito para poder sostener las actividades.

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Los fuertes desajustes que le tocó vivir a la economía de nuestro país en el 2020 motivó que la refinanciación de los consumos con tarjetas de crédito en hasta doce meses y con tres de gracia aumentaran más del 47%.

Según un informe de First Capital Group, en busca de reemplazar la baja de ingresos de los clientes, los comercios impulsaron líneas de crédito con mayor financiación y en condiciones subsidiadas, alcanzando un incremento anual de 83,18% en la línea de créditos comerciales.

Sin embargo, el aumento de la desocupación provocó el estancamiento en la línea préstamos personales que apenas alcanzó un incremento del 11,78% y los préstamos hipotecarios, los cuales cerraron el año en valores negativos del -0,15%.

Según señaló el estudio, “durante el transcurso del 2020 observamos que el total de préstamos en pesos al sector privado mostró un crecimiento real, es decir logró aumentar sus valores por sobre los índices de precios, luego de un 2019 castigado por las altas tasas y una contracción de los saldos en términos ajustados por inflación, se observa una recuperación del endeudamiento”.

Los préstamos comerciales representaron al sector más dinámico, donde se encontraron los mayores valores de incremento, los cuales prácticamente duplican los valores de la inflación del período. El incremento para el primer semestre fue de 18% alcanzado un incremento anual de 83,18%, $424.099 millones.

“Comenzaron el año con un tímido repunte, pero la llegada de la pandemia obligó a las autoridades a reforzar los estímulos a los bancos para que reemplacen la baja de ingresos de sus clientes con mayores financiaciones en condiciones subsidiadas, así fue como vimos durante los meses de marzo, abril y mayo una expansión del 50% de los saldos, justo en el momento que el ASPO paralizaba la actividad privada”, explicó Guillermo Barbero, socio de la compañía.

“Los últimos meses del año transcurrieron con un alza moderada de acuerdo a una actividad que se recupera de a poco”, agregó.

Mientras que las tarjetas de crédito tuvieron también un año positivo, pero en valores mucho más cercanos al incremento de precios, al cual superaron a pesar de la pandemia. El primer semestre, lograron un 36,3% de incremento, cerrando el año con un aumento del 47,28%.

“En este rubro pesó mucho la casi nula actividad de operaciones que impulsan el uso del plástico como el turismo, el esparcimiento y las actividades culturales, no obstante, las facilidades para refinanciar los consumos en hasta doce meses con tres de gracia que en más de una oportunidad estableció el BCRA, dio origen al incremento de los saldos. Terminan el año en un franco recupero de sus valores”, señaló Barbero.

Los préstamos personales sufrieron un fuerte retroceso en términos reales durante este año, debido a que “el aumento de la desocupación trajo aparejado un doble efecto sobre el rubro: por un lado, los Bancos extremaron la cautela a la hora de otorgar nuevas financiaciones a una población con mayor riesgo crediticio y por el otro lado la falta de un horizonte económico despejado retrajo las nuevas solicitudes de endeudamiento por parte de las familias. Aquí también vemos un final de año con mayores expectativas de crecimiento y recuperación”. Esta línea de créditos tuvo un incremento anual apenas del 11,78%, es decir $ 48.902 millones.

En el renglón de los préstamos prendarios se observan dos momentos bien diferenciados: una primera mitad de año con baja actividad industrial y comercial de los bienes sujetos a garantía y por ende un retroceso de los saldos, y una segunda parte con el impulso que recibieron las ventas de rodados ante la baja del precio de los mismos medidos en dólares. Así el balance del año muestra incrementos en línea con al alza de los índices de inflación, alcanzando un incremento anual del 30,31%, $ 23.833 millones.

Por su parte, los préstamos hipotecarios mostraron un estancamiento durante todo el año, cerrando el año en valores negativos del -0,15%. “Ni siquiera la baja en los valores del costo de la construcción medidos en dólares, lograron impulsar alguna recuperación del sector. Terminamos el año con saldos nominales por debajo de los que teníamos al inicio del mismo y con una serie de variaciones mensuales que no auguran ninguna recuperación por ahora”, finalizó Barbero.

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