27 de diciembre 2021 - 00:00

Negociación con el FMI: Kozack y Cubeddu endurecieron posición

Se muestran más firmes en las tres variables clave que el país debe cumplir para cerrar el programa que se negocia hoy: déficit fiscal, proyección de crecimiento y evolución de las reservas del Banco Central. No quieren vivir el destierro de Singh, Cardarelli y Werner.

La estadounidense Julie Kozack y el venezolano Luis Cubeddu, representantes del FMI.

La estadounidense Julie Kozack y el venezolano Luis Cubeddu, representantes del FMI.

La evaluación ex post (EPE) del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el stand by por u$s57.000 millones otorgado al país en 2018 trajo un problema extra al Gobierno de Alberto Fernández. Lejos de haber provocado una flexibilización en el criterio de formación y aprobación de las variables financieras, cambiarias y macroeconómicas que el país debería cumplir para obtener un Facilidades Extendidas, los técnicos que negocian en nombre del organismo endurecieron su posición.

Tanto la directora adjunta para el Hemisferio Occidental, Julie Kozack, como el encargado de la misión argentina, Luis Cubeddu (y en coincidencia con los tiempos en que se sabía que la publicación del EPE sería duro con el programa otorgado al gobierno de Mauricio Macri), impusieron una posición más firme y dura contra el país y las metas que debería cumplir. En lugar de flexibilizar los requerimientos generales, la norteamericana y el venezolano comenzaron a plantear situaciones más extremas en las tres variables clave que el país debe cumplir con el FMI para que los técnicos del Fondo cierren el programa que se negocia hoy: déficit fiscal, proyección de crecimiento y evolución de las reservas del Banco Central. Ni hablar de la reducción de las tasas de interés y los sobrecostos financieros, cuya recomendación hacia el board fue de sostenerlas en los niveles de 4,05%.

Desde Buenos Aires se hace una interpretación simple de la posición de Kozack y Cubeddu, quienes siempre mantienen una comunicación afectiva y amistosa; pero, desde hace unas semanas dura e intransigente. Los dos máximos responsables técnicos de lo que se negocia con el gobierno de Alberto Fernández, creen que en ambos funcionarios de línea del FMI hay un temor a su futuro. Concretamente, a que se la jueguen por un programa laxo y menos exigente a lo que marcan las normas clásicas y los libros escritos sobre piedra de los habituales programas del FMI. No se percibe de parte de los negociadores del gobierno, ninguna mella o autocastigo por el contenido del informe (lapidario o no) del organismo sobre el informe del crédito otorgado al gobierno de Mauricio Macri en 2018. Todo lo contrario.

El motivo que se percibe en Buenos Aires ante la actitud, es que Kozack y Cubeddu saben que el maridaje entre los planes y programas que se aplican desde el FMI con la Argentina, tienen en general un destino histórico casi inevitable: su fracaso. Y que las normas internas del Fondo para los programadores de variables que sustenten créditos Stand By o Facilidades Extendidas que no terminen de buena forma, imponen para sus mentores y funcionarios ejecutores el destierro interno. O el despido. Y la historia de los créditos con la Argentina son la prueba máxima del hecho.

Sólo hay que recordar donde terminaron los últimos responsables de los programas con la Argentina. La italiana Teresa Ter Minassian y el indo-británico Anoop Singh, responsables durante los 90 de los programas con la Argentina que terminaron de estrellarse a fines del 2001; debieron ya en este siglo abandonar el organismo en el primer caso y mudar sus conocimientos a los países asiáticos (malos clientes del FMI, porque directamente no pide prestamos de rescate). Más cerca en el tiempo, el romano Roberto Cardarelli y el argentino- mexicano Alejandro Werner, los responsables técnicos del stand by a Macri, tampoco tuvieron suerte dentro del FMI. El primero es hoy simple testigo de la economía egipcia. El segundo debió renunciar en abril de este año a su enorme cargo de director del Departamento Occidental, ante la presión de la conducción del FMI por haberlo encontrado responsable técnico máximo del fracaso del stand by con Argentina. Hoy es consultor privado, con muchos clientes y buena imagen internacional; luego de haber sido renunciado por la conducción de Kristalina Georgieva. A los dos responsables políticos del Stand By, no les fue tan mal.

La francesa ex directora gerente Christine Lagarde dirige sin mayores problemas el Banco Central Europeo (BCE), donde no hay casos como el argentino. El norteamericano ex número dos David Lipton, es el principal asesor de la secretaría del Tesoro Janet Yellen, para casos de relaciones financieras con el mundo. Quiso el destino que, ahora desde la administración de Joe Biden, también tenga que tomar decisiones sobre la Argentina. Ahora para recomendar a su jefa, apoyar o no ante el board una reducción de los sobrecostos financieros para el país. Se supone, por la poca voluntad de Biden de avanzar en el tema, que su recomendación no habría sido positiva.

Lo que se teme en Buenos Aires que esté sucediendo en Washington, es que Kozack y Cubeddu no quieren el mismo destino que los antecesores en cerrar y firmar acuerdos con un país como la Argentina, históricamente incumplidor de lo firmado. Y, en definitiva, ser los responsables técnicos de un nuevo fracaso del FMI con el país. Alguien que sabe de estas cuestiones definía con una frase dura y directa la situación: “los dos tienen miedo por su futuro. Sólo si se presenta en persona Georgieva con un bufoso en la mano y los amenaza pueden firmar lo que Argentina está proponiendo. Si no, harán lo que dicen los libros clásicos del FMI y no se moverán de lo que dicta en estatuto”.

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