12 de enero 2021 - 00:00

Sigaut Gravina: "Cumplir con del déficit de 4,5% es difícil y complica el acuerdo con el FMI"

En diálogo con Ámbito, el economista y director de Ecolatina comparte sus proyecciones para este 2021. Qué pasará con los precios, la deuda y el mercado laboral.

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La “mejora de las reservas netas y un contexto internacional cada vez más favorables para nuestro país (tasas en niveles mínimos y mejora del precio de las commodities, donde destaca la soja a USD 500 la tonelada) permiten al gobierno llegar a marzo/abril sin implementar una corrección cambiaria significativa” señaló el economista Lorenzo Sigaut Gravina en conversación con Ámbito.

Sin embargo, alertó que si se diera un aumento en la emisión como respuesta a al déficit fiscal, se “complicará la estabilidad cambiaria”. El socio y director de Ecolatina también consideró que “cumplir la meta de déficit primario de 4,5% del PBI será difícil, complicando incluso el acuerdo con el FMI”.

A su juicio, sería también difícil lograr que la suba de precios baje del 3% mensual, de donde consideró que la inflación tendría un piso de 40% en el año.

Con relación al mercado laboral, previó que “la recuperación vendrá más por el lado del empleo (informal y cuentapropista gracias a cierta vuelta a la normalidad) que por mejora del salario real”. A continuación los aspectos más salientes del reportaje concedido a ámbito.com

Periodista: Existe mucha preocupación entre los empresarios, los comerciantes sobre la posibilidad de un regreso a las medidas de restricción por la pandemia. ¿Cómo estima que va evolucionar la actividad económica en este arranque de año?

Lorenzo Sigaut Gravina: La segunda ola de Covid-19 nos encuentra recién empezando la campaña de vacunación en nuestro país con una vacuna -que si bien parece ser efectiva- aún no presentó toda la información técnica/científica sobre la Fase 3, como si sucedió con otras. Asimismo, en materia socio-económica nos encuentra con un tejido social y productivo dañado que no soportaría otra cuarentena estricta (léase múltiples restricciones de movilidad y/o para operar).

La conjunción de estos dos factores hace prever que el Ejecutivo implemente restricciones con el menor impacto económico posible (como las flamantes restricciones a las circulaciones nocturnas y limitantes a la cantidad de participantes de reuniones sociales), evitando el cierre de actividades. El problema es que los contagios en nuestro país podrían crecer en forma más abrupta que en la primera ola (por la cuarentena menos estricta) complicando al sistema sanitario, que por suerte viene siendo reforzado desde la irrupción de la pandemia.

P.: ¿En cuánto estima la desocupación?

LSG: La desocupación cerró en torno al 11-12% en 2020, con muchos trabajadores que perdieron su empleo y dejaron de buscar activamente (de integrar la fuerza laboral pasaron a la inactividad). Pero si los que perdieron su ocupación hubiesen buscado activamente una nueva, la tasa de desempleo habría rozado el 20%. El desafío del mercado laboral es recuperar lo antes posible los empleos perdidos durante la cuarentena, pues la pérdida de ocupación informal y cuentapropista explica buena parte del salto de la pobreza y la indigencia en nuestro país.

P.: En un reciente informe, Ecolatina sostiene que las reservas netas en poder del Banco Central rondan los 4.000 millones de dólares. En su opinión, ¿el Gobierno puede llegar a marzo/abril, cuando ingresan los dólares de la cosecha gruesa, sin verse forzado a tener que hacer un salto discreto del dólar?

LSG: A principios de diciembre las reservas netas perforaron los USD 4.000 M pero gracias a una racha de compra de divisas por parte del BCRA, el verdadero poder de fuego del Central terminó 2020 rozando los USD 5.000 M y con leve tendencia alcista. Esta mejora de las reservas netas y un contexto internacional cada vez más favorables para nuestro país (tasas en niveles mínimos y mejora del precio de las commodities, donde destaca la soja a USD 500 la tonelada) permiten al gobierno llegar a marzo/abril sin implementar una corrección cambiaria significativa.

De todas formas, la menor prudencia fiscal observada en diciembre (la cámara de Senadores modificó el proyecto de movilidad previsional del Ejecutivo aumentando su costo fiscal en 0,7% del PBI en 2021 y la vicepresidenta envió la señal política de aplicar incrementos acotados en las tarifas de servicios públicos) complica el cumplimiento de la meta de déficit primario del sector público Nacional trazada para este año (-4,5% del PBI). Si a esto le sumamos que la segunda ola de Covid-19 afectará -en menor medida que la primera- a la actividad/recaudación y exija gastos no contemplados en el Presupuesto 2021, es probable que el déficit primario supere la meta exigiendo mayor financiamiento con emisión, lo cual complicará la estabilidad cambiaria.

P.: El año pasado el Banco Central emitió casi 2 billones de pesos para asistir al Tesoro en el marco de la pandemia. Existe preocupación por que la gente huya del peso generando tensiones sobre el dólar. ¿La conducción tiene la capacidad de absorber este excedente de pesos?

LSG: Si bien el BCRA asistió con 2 billones de Pesos al Tesoro (vía Utilidades y Adelantos Transitorios), luego esterilizó casi dos tercios de dicha emisión. De hecho, la base monetaria trepó sólo ARS 0,7 billones, mientras que el stock de instrumentos de esterilización (Pases y Leliq) del Central trepó ARS 1,5 billones. El problema es que este año el Tesoro seguirá demandando la asistencia del BCRA (aunque en menor cuantía que en 2020) pero el stock de instrumentos de esterilización ya supera la base monetaria y trepó al 10,1% del PBI. Otra fuente que ayudó a sacar pesos de circulación fue la venta neta de divisas por parte del BCRA (casi USD 4.200 M en 2020), pero el margen para esterilizar por esta vía es acotado por el magro stock de reservas netas existente.

Por ende, si la población no convalida la emisión necesaria para financiar al fisco -cómo sucedió en 2020- será más difícil de esterilizar por parte del Central. Esto augura mayores tensiones cambiarias, presionando al alza la brecha y a la baja las reservas netas.

P.: Distintos analistas señalan que no está claro el rumbo de la política fiscal y que hay tensiones entre el Ministerio de Economía y un sector político del gobierno por la magnitud del esfuerzo fiscal. ¿Usted coincide con esta visión? ¿Qué puede suceder con las tarifas o el nivel del déficit?

LSG: Cómo mencione anteriormente, el mes pasado el Frente de Todos podó parte del ajuste fiscal anunciado por Guzmán, lo que sumado a un mayor esfuerzo de las arcas públicas para enfrentar la segunda de Covid (pérdida de recaudación y gastos adicionales a los presupuestados), indican que cumplir la meta de déficit primario de 4,5% del PBI será difícil, complicando incluso el acuerdo con el FMI.

Recordemos que en noviembre pasado el Ministro de Economía mencionaba que el déficit primario podría incluso ser inferior al 4% del PBI en 2021, por lo que parece que un ala política del gobierno impuso sus condiciones sobre el manejo de la caja de cara al año electoral.

P.: Precisamente, las marchas y contramarchas en el terreno fiscal también abren interrogantes en cuanto a la posibilidad de un entendimiento con Fondo Monetario Internacional. ¿Cree que se llegará a un acuerdo?

LSG: La probabilidad de un acuerdo es significativa (la alternativa es pagar los abultados vencimientos del segundo semestre o no hacerlo) pero parece haber perdido terreno en las últimas semanas producto de la mayor injerencia de un ala política del gobierno sobre las decisiones económicas.

Estas oscilaciones también se observan en un tema delicado para la relación bilateral con Estados Unidos que es la posición argentina respecto de Venezuela. La relación con el principal accionista del FMI, podría enfriarse tras la visita de un representante de la embajada argentina al Congreso Venezolano, que pasó a dominar el oficialismo tras elecciones denunciadas por fraude.

P.: ¿Qué previsiones de inflación tiene para los próximos meses? ¿Qué factores tendrán más incidencia?

LSG: La inflación viene acelerándose tras la salida de la cuarentena. Cabe recordar que, producto del congelamiento de precios de consumo masivo, regulados y paritarias (por desplome de la actividad) la suba de precios fue sólo 1,6% mensual en el segundo trimestre. Sin embargo, en el último cuarto de 2020 la suba de precios más que se duplicó: rozó 3,5% promedio mensual.

La pregunta clave hacia adelante es cuál de las dos tasas de inflación observadas será la más representativa. La baja inflación de comienzos de la cuarentena difícilmente se repita por lo que vislumbro una inflación elevada, más cercana a la de finales del 2020. De hecho, si este año termina siendo de recuperación, las paritarias buscarán recomponer parte del poder adquisitivo perdido y, pese a una mayor reticencia del Frente de Todos a ajustar tarifas de servicios públicos en un año electoral, lo más probable es que los precios regulados ajusten en mayor cuantía que el año pasado, cuando treparon sólo 15%. Además, si el BCRA decide mantener el “crawling peg” para no atrasar el tipo de cambio real, es decir, que el dólar oficial se deprecie en línea con la inflación reciente, sería difícil lograr que la suba de precios baje del 3% mensual.

Por ende, la inflación tendría un piso de 40%, lo que implica una mayor suba de precios respecto al casi 36% del año pasado. Lo que termine sucediendo en el frente cambiario, las tarifas y la puja distributiva, serán clave para saber cuánto mayor será la inflación este año.

P.: La pobreza en Argentina es muy alta, cómo cree que se puede revertir y en qué tiempo?

LSG: El año pasado la pobreza subió producto del derrumbe del mercado laboral. La masiva pérdida de empleos en negro y cuentapropista en los primeros meses de la cuarentena (en el segundo trimestre de 2020 dichas ocupaciones cayeron 43% interanual y 30% interanual respectivamente), redujo los ingresos de muchos hogares por debajo de la línea de pobreza. Pero no sólo se perdieron empleos, sino también hubo trabajadores suspendidos cobrando solo una porción de su sueldo, menores horas extra trabajadas y caída del salario real para aquellos afortunados que no sufrieron descuento/disminución en sus remuneraciones.

La clave para una rápida reversión del aumento de la pobreza pasa por la recuperación del mercado laboral y, en particular, el empleo. Más aún, teniendo en cuenta que el IFE, principal refuerzo estatal a las familias desprotegidas, se discontinuó en octubre pasado.

P.: ¿Puede haber recuperación salarial y de las jubilaciones en el año?

LSG: Si en 2021 el nivel de actividad recupera parte del terreno perdido el año pasado, es posible pensar en una mejoría del mercado laboral. Igualmente, creo que la recuperación vendrá más por el lado del empleo (informal y cuentapropista gracias a cierta vuelta a la normalidad) que por mejora del salario real.

Dado que la flamante fórmula de movilidad previsional ajusta en partes iguales por salario formal (RIPTE) y recaudación de ANSES, podría pensarse -si el tope del último ajuste trimestral del año no es operativo-, que los haberes crezcan levemente por encima de los precios.

P.: ¿Cómo observa el ánimo empresario, aumentarán las inversiones?

LSG: Las idas y vueltas en la política económica quitan previsibilidad en un contexto signado por la escasa visibilidad que genera la pandemia y los problemas pre-existentes de nuestra economía. No es casual que, tras la reestructuración voluntaria de la deuda pública en moneda dura con acreedores privados, la Argentina no haya logrado reabrir el acceso al financiamiento externo en un mundo de abundante liquidez y bajas tasas de interés para los países emergentes. En este contexto un acuerdo con el FMI podría al menos brindar un marco macro explícito.

Asimismo, ciertos proyectos y/o avances de mayor intervención estatal (Vicentín, reforma judicial, telecomunicaciones, cierre de las exportaciones de maíz, etc.) diluyen la promesa electoral de que el Frente de Todos no repetiría algunas medidas del pasado. En este sentido, la falta confianza de buena parte del empresariado es un escollo a las apuestas de largo plazo.

Esto no significa que la inversión no va a recobrar parte del terreno cedido el año pasado (cayó casi 30%), pero sí que será menor a la necesario para salir rápido de la crisis en la que nos encontramos. Además, este año habría mucha inversión en ladrillos -tal como sucedió durante el cepo 2012-2015- porque es una forma de dolarizar excedentes en pesos al tipo de cambio oficial. La construcción residencial es empleo intensiva y casi no insume importaciones, pero no aumenta el stock reproductivo del aparato productivo, clave para el crecimiento sostenido.

P.: ¿Cómo ve la situación mundial? ¿Qué aspectos beneficiaran a la Argentina y cuáles no?

LSG: Más allá de la incertidumbre que genera la pandemia (no sabemos a ciencia cierta cómo va a evolucionar), el contexto internacional es favorable para nuestro país: abundante liquidez que se traduce en tasas de interés en niveles históricamente bajos, y dólar débil que implica precios de los activos fuertes, incluyendo las commmodities. Hay que aprovechar el precio de la soja arriba de USD 500 la tonelada e implementar una buena política económica para bajar el riesgo país (rozando 1.400 puntos básicos) a niveles similares al promedio de los emergentes (cerca de 300).

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