La semana arrancó en positivo. Pero no fue un positivo demasiado convincente, a pesar de que, por distintas cosas, fue una de las mejores ruedas de los últimos tiempos. Casi como siguiendo la tendencia alcista que se había marcado el viernes (aun cuando entonces no alcanzara para cerrar del lado positivo), el Dow continuó ganando camino, y para las tres de la tarde se marcaba el máximo de la jornada con una suba de 1,33%. Los últimos treinta minutos, sin embargo, fueron de una baja ininterrumpida, y así, cuando sonaba la campana, el Promedio Industrial quedaba en 9.645,4 puntos, acotando la mejora a 0,58%. Si bien el S&P 500 también quedó del lado ganador en 0,31%, las acciones tecnológicas, que en la primera hora de operaciones habían acaparado la mayor atención (cuando el NASDAQ trepaba 1,06%), cerraron con igual variación, pero con sentido contrario. Para entender la rueda, que dejó un claro gusto de «poco» en la boca de los inversores (que esperaban mucho más), hay que tener en mente que los volúmenes negociados se acotaron otra vez, alcanzándose a negociar sólo 1.212 millones de papeles en el mercado tradicional y 1.517 millones en el electrónico. Con muy pocas noticias relevantes, apenas un par de comentarios sobre el mercado de la gente de Goldman y los del Banc of America, el centro de la atención lo ocupó el anuncio de que se había arrestado a un ciudadano norteamericano que intentaba explotar una bomba radiológica. No sorprende, entonces, que los papeles biotecnológicos, los de la salud, y defensa estuvieran entre lo mejor del día. Distinto es el caso de las auríferas, que siguen siendo castigadas luego del impresionante rally que tuvieron en los meses previos.
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