19 de agosto 2003 - 00:00

La Argentina va a la OMC por transgénicos

La Argentina, Estados Unidos y Canadá instaron a la Organización Mundial de Comercio a que proscriba una veda de la Unión Europea contra nuevas variedades de cultivos genéticamente modificados.

Los tres mayores cultivadores de cereales del mundo que producen cosechas transgénicas, pidieron al árbitro comercial con sede en Ginebra que nombre una comisión que emita un fallo sobre lo que Estados Unidos llama una veda persistente de la UE a la aprobación de nuevas semillas transgénicas que provocó que sus agricultores estadounidenses perdieran ventas de cereales valoradas en $ 1.000 millones.

La UE dice que la causa es improcedente, puesto que se ha dispuesto un nuevo proyecto de ley para levantar la veda de cinco años de duración.

La Comisión Europea, que respalda los alimentos transgénicos, dice que las reglas sobre etiquetado y rastreo aprobadas el mes pasado, permitirán que los seis países que prohíben la autorización de transgénicos, desistan de vedar productos nuevos. La UE incluso ha amenazado con llevar a los seis países -Alemania, Francia, Italia, Austria, Luxemburgo y Grecia- a los tribunales para instarlos a que aprueben nuevos alimentos transgénicos.

«Hace apenas un mes, actualizamos nuestro sistema de reglamentación de transgénicos conforme a los últimos adelantos científicos e internacionales», dijo el comisario de Salud de la UE, David Byrne, en un comunicado emitido en Bruselas.

«Es esencial una clara normativa sobre etiquetado y rastreo para ayudar a restaurar la confianza del consumidor en los transgénicos en Europa».

La UE, que consta de 15 países, interpuso un recurso en contra de la solicitud presentada ayer, la cual la Argentina, Estados Unidos y Canadá tendrán oportunidad de volver a plantear el 29 de agosto.
La normativa de la OMC dispone que un gobierno sólo puede obstruir una primera petición de arbitraje. La segunda vez, se tiene que nombrar una comisión para que dirima la disputa.

• Obstáculos

Los tres gobiernos dicen que el proyecto de ley de la UE contra la veda no ha cobrado vigencia y que aún encara obstáculos en los seis países que dijeron, en 1998, que obstaculizarían toda nueva inscripción de cultivos transgénicos hasta que se dispongan estrictas reglas sobre etiquetado y rastreo, para que las compañías de alimentos tengan que declarar el origen de sus productos.

En la disputa se hallan en juego mercados de semillas producidas por firmas estadounidenses que ayudan a los agricultores a producir cultivos alterados para hacerlos resistentes a las plagas y otras enfermedades.
Estados Unidos teme que otros países aprovecharán las restricciones de la UE para justificar la prohibición de las cosechas transgénicas.

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