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Es de temer que los cambios continuarán, y siempre serán en sentido contrario a la «buena disponibilidad» de las estadísticas. Se irá retrocediendo, paso a paso, en la confección de estadísticas, siendo las mismas muy relevantes para tomar decisiones, sean de políticas públicas y/ o decisiones privadas.
¿Qué hace pensar que ello sucederá? A mediados del mes pasado el INDEC dio a conocer los datos correspondientes al primer trimestre de Cuentas Nacionales, los cuales mostraban un importante crecimiento de la economía en ese trimestre (8,4%), basado principalmente en el aumento del consumo. Los cuadros publicados por el INDEC y el Ministerio de Economía son más de 20, lo que permite analizar en forma mucho más detallada la información. Si se toman dos de esas series, el PBI a precios corrientes y el PBI a precios de 1993, podemos obtener la variación de los precios implícitos (la tasa de inflación) de la Argentina, dado que el IPC que publica el INDEC no sirve para nada (bueno, para algo debe servir, pero no para el análisis económico).
Al dividir una por otra las series citadas, surge la tasa de inflación trimestral «implícita», la cual es un promedio de entre los bienes que se comercializan internacionalmente (p.ej. granos) y los que no están sujetos al comercio (p.ej. servicio de peluquería). La tasa de inflación resultó ser de 20% entre el primer trimestre de 2008 y el primer trimestre de 2007, tal como puede observarse en el gráfico adjunto.
La tasa de inflación de 20% parece alta (comparada con la del IPC que, para el mismo período, fue de 8,5% para el INDEC), pero ello no debe resultar raro, dado que el Indice de Precios Implícito del PBI es una combinación de bienes que se comercian (precios mayoristas) y no se comercian internacionalmente (IPC). Pero la gran sorpresa es que ninguno de los otros índices de precios publicados, mayoristas en todas sus aperturas o el de la construcción, supera a 20% en el primer trimestre de 2008, lo que indica que tampoco se salvan del manoseolos otros índices. Para que el promedio de variación sea 20%, algún índice de precios debería presentar una variación por encima de 20%.
Otra situación curiosa que surge del gráfico es la alta correlación (92,2%) en los precios implícitos del PBI y el IPC entre 2001 y 2008, aun conociendo que desde 2007 se decidió empezar a maquillar el IPC.
Por lo tanto, creo «adivinar» que la próxima serie a ser excluida de las publicaciones sería el PBI nominal, para que no se puedan calcular los precios implícitos (inflación) y para no mostrar las «barbaridades» que está instrumentando el INDEC. Para los gobiernos de cualquier país controlar las estadísticas es una tentación (por ejemplo, en Gran Bretaña las estadísticas de delitos son elaboradas por el organismo encargado de combatir el crimen), pues les permite retocar las cifras por las que son evaluados. Con ello lo único que logran es no disponer de información válida que les permita elaborar e implementar políticas consistentes de largo plazo (como acá la política local antiinflacionaria debe ser establecida sobre la inflación real y no sobre la inflación resultante del IPC «trampeado»).
El hecho de hacer reemplazos arbitrarios tiene solamente una consecuencia importante, que es justamente la pérdida de credibilidad de una estadística, cuando ésta depende casi enteramente de su confianza, la que se destruye en un simple acto, en forma instantánea, pero su reconstrucción lleva mucho tiempo y, según lo que se destruya, se pueden tardar décadas en su reconstrucción. Ello es una barbaridad, nadie lo comprende, como no comprendía yo por qué mi madre me servía el huevo pasado por agua que, a mí, no me gustaba. pero, la adivinanza era conocida.
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