1 de diciembre 2005 - 00:00

Memoria activa

Felisa Miceli
Felisa Miceli
Nadie supone que por temor a represalias de Néstor Kirchner, algunos de los nuevos funcionarios han omitido información sobre ocupaciones o cargos que han tenido en décadas pasadas.

Seguramente, ciertas lagunas en sus currículum son por distracciones o por falta de sensibilidad periodística en la pesquisa, no porque los protagonistas imaginen tropiezos personales cuando el Presidente se entere de que sirvieron a determinadas administraciones. A esta altura, se estima que ya no habrá de repetirse una situación como la de Carlos Sánchez Herrera, hijo del asesinado general Juan Carlos Sánchez en tiempos de la guerrilla, quien fue designado procurador de la Nación y luego destituido a los pocos días debido a que Kirchner, quien lo tuvo como abogado en la provincia de Santa Cruz para temas petroleros, dijo enterarse -debido a la denuncia de un diario- de que Sánchez Herrera había asesorado a familiares de militares asesinados.

• Rescate

En la confianza entonces de que un ejercicio de memoria activa no producirá ningún tipo de situación traumática, vale rescatar elementos perdidos en las biografías oficiales, por ejemplo, de la nueva ministra de Economía, Felisa Miceli, y de su decisivo colaborador en el área de Finanzas, Alfredo Mac Laughlin. Con relación a la primera mujer instalada en el Palacio de Hacienda, el CV que ella misma reprodujo desde el Banco Nación indica que se licenció en 1975, pero hasta 1983 parece que nunca hubiera trabajado. Injusta omisión: ella, entre 1976 y 1981 se ganó la vida en el mismo ministerio que ahora preside -entonces lo hacía José Alfredo Martínez de Hoz- como funcionaria menor de la secretaría a cargo de Juan Alemann, cumpliendo funciones de analista de presupuestos provinciales (área gastos, salarios, inversión) y realizando misiones en el interior juntamente con la Dirección de Investigaciones y Análisis Fiscal (entonces bajo la tutela del economista Mario Teijeiro) que respondía al Ministerio del Interior, cuyo titular era el no menos famoso general Albano Harguindeguy.

Sin duda, en esos ocho años transcurridos bajo el régimen militar, la economista debe de haber incorporado una notable versación profesional.

Este vacío biográfico también se extiende al abogado Mac Laughlin, de 63 años, mayor que su nueva jefa, quien tuvo roles más protagónicos en las administraciones militares previas a la democracia, período tan vituperado por el actual mandatario. Entonces, debido sin duda a sus condiciones técnicas, Mac Laughlin fue convocado para ocupar la clave Secretaría de Economía de la Municipalidad de Buenos Aires, organismo que entonces conducía el ya fallecido Guillermo Del Cioppo y que entonces respondía (recordar que las tres Fuerzas Armadas se repartían de a 33% el control del país y de sus organismos) a la Aeronáutica. Quien hoy jura no sólo descolló en ese ciclo militar; también lo hizo en otro período varias veces objetado por el mandatario: fue asesor de Domingo Cavallo y participó de los programas de privatización en materia de electricidad y también de Gas del Estado. Tan importante fue su rol que hasta lo convocaron como testigo especializado en la demanda que la empresa norteamericana LG&E presentó contra el Estado argentino en el CIADI (por 268 millones de dólares). Casi no se le reconocen estos datos al doctor Mac Loughlin, quizá porque su responsabilidad mayor estuvo en la colocación y administración de los voluminosos fondos de Santa Cruz en el exterior por orden del gobernador Kirchner, esos cuya multiplicación todavía se desconoce.

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