Como se acerca Navidad, Molinos compró pan dulce.Y de paso, también arroz, mermeladas, yerba, té, café y hasta algodón. Por todo eso, más otros productos, pagó u$s 50 millones. No se trata de un changuito lleno, sino de algo más: la alimentaria de Gregorio Pérez Companc anunció ayer la adquisición de 79% de las acciones de Grupo Estrella -ex Química Estrella-, reafirmando su posicionamiento en el negocio de las marcas a pesar de que sus exportaciones a granel siguen siendo su principal fuente de ingresos.
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En un escueto comunicado, la compradora informa que pagará u$s 31 millones al contado más u$s 19 millones de deuda, pero omite decir a quién le compraron. El comunicado agrega que «los planes de Molinos incluyen el inmediato tratamiento para la regularización de la deuda de la compañía, la cual se encuentra en situación de incumplimiento desde el 30 de agosto de 2006».
La venta de Estrella fue tema de todos los foros e informes sobre el mercado bursátil de las últimas semanas, donde ya se descontaba la compra por parte de Molinos. En el mismo período se produjeron varios cambios de manos de paquetes accionarios cercanos a 12%, que involucraron, entre otros, al Banco Patagonia, al fondo Parkinvest, al ABN Amro, la Caja de Ahorro y Seguro, y al empresario Daniel van Lierde, presidente de la compañía. Al momento de la venta, los principales accionistas serían Van Lierde, Parkinvest, el inversor belga Philippe Chaubeau y el Credit Suisse a través de su fondo DLJ; entre todos ellos suman el mencionado 79% que compró Molinos; el restante 11% flota en la Bolsa porteña.
¿Qué agrega una de las dos principales alimentarias del país (junto con Arcor) a su paleta de productos? Básicamente clásicos como la yerba Cruz de Malta, los panes dulces Marcolla, Musel y Steinhauser, el arroz Gallo, las bebidas chocolatadas Toddy y Zucoa, el algodón Estrella y el café Arlistán, todas ellas marcas con las que crecieron generaciones de argentinos.
Otras marcas adquiridas son los cosméticos Promam y MasterSec, los cafés Richmond y Maltife, las yerbas Laurinda y Richmond, y las mermeladas Hero. Todos esos productos se elaboran en las nueve plantas que tiene Estrella en Quitilipi (Chaco), Romang (Santa Fe), Alimesa (La Rioja), Garupá (Misiones), Villaguay y Concepción del Uruguay (Entre Ríos), Capital Federal y Esteban Echeverría, Del Viso y Valentín Alsina (GBA).
Este año la adquirida cerrará con una facturación cercana a los u$s 100 millones, casi un milagro ante su incapacidad financiera y su falta de capital operativo para -entre otras cosasasegurarse la provisión de insumos esenciales.
¿Cómo juega esto en la situación global de Molinos? Básicamente lo ayuda a rebalancear sus dos áreas principales de negocios: las exportaciones a granel y el de las marcas. En la actualidad la empresa factura unos u$s 1.500 millones anuales, de los cuales unos u$s 1.000 corresponden a ventas de cereales al exterior y u$s 500 millones a alimentos elaborados. Los u$s 100 millones que -al menos en una primera etapa; se espera que crezcan-le aportarán las marcas de Estrella contribuirán a ir reacomodando las cargas y emparejar ambas líneas de negocios. La compra, de todos modos, no aportará demasiado a las exportaciones de Molinos: los nichos que podría explorar (arroz, yerba, etc.) son poco significativos en volumen como para destinarle esfuerzos, seguramente.
Cabe recordar que hace algunas semanas Molinos había comprado otra empresa alimentaria, la fabricante de fideos Vicente Manera, por la que pagó unos u$s 14 millones, con lo que concretó dos fuertes operaciones en el segmento «marcas» en menos de un mes.
Sin embargo, con ser significativo el dato, no lo es tanto como el hecho de que las compras hacen mucho para descartar la supuesta intención de vender Molinos que algún diario le atribuyó a Pérez Companc. La frutilla del postre es que la vendedora de Vicente Manera fue la holandesa Glencore, grupo que esa publicación sindicaba como la principal candidata a quedarse con Molinos...
Para mantener el ritmo de crecimiento y acompañar la expansión de la demanda, Molinos tendría en carpeta un plan de inversiones de u$s 50 millones para 2008, una cifra similar a la que invirtió en el año que se cierra. Básicamente, los fondos se destinarán a objetos tan diversos como ampliar la producción de salchichas, pastas y aceites de oliva, el «crushing» de soja y el proyecto de biodiésel.
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