Ofertarían a acreedores lo que restituya el FMI
Trascendió ayer otra parte del audaz plan del ministro Roberto Lavagna -en realidad, de Néstor Kirchner también, si sale bien, desde ya- de postergar hasta enero la tercera revisión del acuerdo con el Fondo Monetario que venció en julio. El plan hasta ahora es ofrecer a acreedores una quita de 75% de la deuda en default, sin apoyo del Fondo. Luego, con una aceptación de bonistas que quizá no sea superior a 50%, sentarse a negociar con el organismo esa tercera revisión y el superávit primario exigible para 2005 (le pediría el Fondo 4% del PBI para cerrar quizás en 3,6% con relación a 3% de ahora). Para lograr esa postergación sin romper con el FMI, Lavagna le arrancó a Kirchner pagar vencimientos por u$s 1.450 millones al organismo de aquí a fin de año y renovar (porque tienen una cláusula automática para hacerlo por 12 meses) otros u$s 1.000 millones. Así, Lavagna se arriesga a que el Fondo, aunque arreglen en enero, no le restituya esos u$s 1.450 millones saldados en término. Lo que trascendió ayer es que en el diálogo con los acreedores para imponerles su quita (inferior ya a la que lanzó en Dubai) les ofrecerá darles como adelanto en efectivo los 1.450 millones de dólares que le debería devolver el Fondo y, quizá, lo que reste hasta u$s 2.000 millones. Es una manera de hacer enfrentar a los bonistas con el Fondo y el grupo de los siete países más importantes del mundo. Políticamente, además, le sirve al gobierno porque daría la impresión de que la mejor oferta a acreedores se hace con dinero del FMI y, en realidad, lo pone la Argentina. Todo el plan Lavagna, en definitiva, está basado en un calendario electoral en países latinoamericanos con ganadores populistas de izquierda -como ayer se dio en Venezuela y agradó al gobierno argentino-para encontrar en enero más blandos al Fondo y a los Estados Unidos. También apuesta a que en ese país podría haber un gobierno demócrata, sustituyendo al republicano Bush, aunque nada asegure que con John Kerry le vaya a ir mejor.
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Pero el plan del ministro de Economía no termina ahí. Trascendió que intentará que los pagos que se hagan a organismos internacionales (en total serían u$s 2.000 millones hasta fin de año) sean reembolsados para « endulzar» o mejorar la propuesta a los bonistas con un pago en efectivo. Este proyecto de Lavagna tiene sus justificaciones:
• Si nada hace Roberto Lavagna para mejorar la oferta a acreedores, en enero sucumbe. Tal como está planteada hasta ahora la propuesta por el default, difícilmente sea aprobada por más de 40 o 50%. El FMI tiene prohibido prestar a un país que se mantiene en cesación de pagos y no negocia de «buena fe». Para enero, los vencimientos con organismos ya son mayores (no podrían utilizar reservas) y entraría en default total con FMI, BID o Banco Mundial.
Un factor importante lo destaca la consultora MVA Macroeconomía en su reciente informe. Lo positivo de los últimos eventos y el anuncio de Lavagna es que el gobierno «blanqueó» que tiene u$s 2.000 millones, no para aumentar el gasto público, sino para hacerlos jugar en la negociación con FMI y acreedores.
Jamás en Washington imaginaban semejante generosidad de la Argentina de cancelar deuda sin nada a cambio. Si así fuera, para los organismos sería una bendición. En 2002, los préstamos a la Argentina representaban 30% del patrimonio neto del Banco Mundial y 65% del BID. Ahora, esos porcentajes bajaron a 21% y 50,4% respectivamente (ver cuadro I)
En teoría (ver cuadro II) el organismo que dirige Rodrigo Rato debería girar en lo que queda de este año 2.526 millones de dólares si el acuerdo estuviera vigente. Como queda a la vista, el dinero para cerrar exitosamente la oferta a acreedores está.
La decisión se tomaría tras la Asamblea Anual conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington en los primeros días de octubre, a la que asistirán Roberto Lavagna y Alfonso Prat-Gay. Para esa fecha, la oferta a acreedores estará en pleno desarrollo pero a tiempo para incluir modificaciones.
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